<<Mafias>> de la Cañada y el Gallinero obligan a cien niños rumanos a robar en el Centro de Madrid.
La Policía refuerza su presencia en el distrito tras la subida de los hurtos al descuido en los últimos días en Gran Vía, Sol, Santa Ana y Jacinto Benavente
La Policía Nacional tiene detectados a alrededor de un centenar de menores rumanos que acuden a diario al centro de la capital para robar al descuido en los más concurridos bares y terrazas. La incidencia de estos hurtos al descuido, que es el método más común que utilizan, ha llevado a la comisaría de Centro a reforzar la presencia policial en las calles, sobre todo por las tardes.
Las investigaciones han determinado un perfil bastante concreto de estos chavales, su origen y cómo son utilizados por mayores de edad en una suerte de organización criminal. Tienen entre 8 y 17 años; menores de edad, por tanto, un dato que no dejan pasar por alto sus padres, familiares y demás tutores legales que les obligan a traer cantidades diarias de dinero procedentes de los robos. Un informe del Defensor del Menor revelaba que podían sacar hasta 1.500 euros al mes con estas prácticas ilegales. Unas cantidades importantes que «les lleva a rechazar los programas sociales de integración: escolarización, salud, cuidado de los niños, empleo, normas, horarios…», explicaba el documento, en 2005.
«Hemos visto casos de niñas de 14 y 15 años embarazadas y que se dedican a esto», narra un avezado policía del distrito. «Son menores de la Cañada Real y del Gallinero, que antes llegaban en autobús a Conde de Casal o en tren hasta Atocha y Sol. Ahora, quienes les explotan los traen en coche hasta Atocha, Cibeles, la plaza de España y el entorno del Palacio Real», detalla el agente.
Zonas estratégicas
Y esto ocurre, como si de un trabajo de oficina se tratara, en horario de mañana y tarde, a partir de las 10 o de las 18 horas, que es cuando más afluencia de gente hay en las cafeterías. Se reparten en pequeños grupos y por zonas estratégicas: la Gran Vía en su tramo más comercial, desde la plaza de España al cruce con la calle de la Montera (lo que se conoce como Red de San Luis); la Puerta del Sol; la plaza de Jacinto Benavente; las terrazas de la de Santa Ana...
El modus operandi es el de siempre, el que llevan empleando desde hace tiempo. Bien se acerca uno de los chavales a un velador y pone una carpeta sobre la mesa, para coger disimuladamente lo que haya encima (carteras y móviles sobre todo) o bien un grupo de cuatro o cinco rodean a un turista o paseante cualquiera, los marean pidiéndoles que les firme algún tipo de falsa propuesta de apoyo y en un descuido les roban lo que lleven en el bolso.
Ahora se está viviendo un repunte de este tipo de delitos en el centro de la ciudad. «Estaban muy controlados, sobre todo por la mañana; pero han crecido un poco principalmente durante las tardes, que es cuando más gente, tras el trabajo, acude a tomarse algo a los bares de la zona», explica el policía.
Además de la pésima imagen que ofrecen de la capital, hay otro problema mayor que se desprende de esta realidad: la explotación infantil por parte de mafias. En la actualidad no se dan a conocer datos oficiales sobre la atención a estos menores, pero en años anteriores sí se divulgaba el trabajo en ese sentido de los Agentes Tutores. Eso sí, son estos críos los que dan la mayor parte del trabajo a esta unidad de la Policía Municipal de Madrid, que en su primera década de funcionamiento (se creó en 2002) tramitó un total de 3.000 expedientes de todo tipo.
Un ejemplo fue una operación que acabó con la recogida de 15 niños, el mayor de 16 años y los menores bebés de sólo 3 y 4 meses, en los distritos de Centro, Arganzuela, Puente de Vallecas y Usera. Eran obligados a mendigar por sus progenitores, algunos de estos de apenas 16 años.
En seis meses, casi 200 de estos críos podían ser detenidos hace años no sólo por hurtar de ese modo, sino también en los semáforos en que se ofrecían para limpiar los parabrisas, según los datos de 2004 de la extinta Oficina del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.
El Samur Social es otro de los organismos municipales que reciben quejas ciudadanas por explotación infantil. A lo largo de 2006, recibió un total de 172 alertando sobre la presencia de menores que mendigaban por la capital, rumanos de entre 10 y 16 años.
El 30 por ciento de ellos acababan siendo trasladados a centros de acogida regentados por la Comunidad de Madrid, tras abrir expediente a sus padres o tutores legales.
La Policía ha reforzado sus efectivos en todo el centro ante el aumento de la inseguridad. En la imagen, agentes a caballo, el lunes, en la Plaza Mayor