Guardia Civil caminera
CON el alma de charol, vienen por la carretera. silencios de goma oscura y miedos de fina arena». ¡Ay, Federico García, si volvieras a nacer! Los guardias ya no son guardias, sino guardios o al envés. Compadre, las cosas cambian y ésta cosa está al revés, multan si quieren multar, y si no que multe el Rey, o el ministro o su excelencia, o la madre superiora, o la madame del burdel, que ellos no son pone multas, ni recaudan sin por qué. Ya su cabeza ha olvidado esa vieja astronomía de pistolas inconcretas, y en sus capas no relucen manchas de tinta y de cera, sino airadas y estruendosas rechiflas de vuvucela. Mismamente antes de ayer, miles de guardias civilas, y civilos dícese, alborotaron las calles, increpando a Zeta Pe, coreando con sus silbatos, Zeta, peta, lárgate, y nombrando por su nombre, dicen, que yo no lo sé, al Caudillo Rubalcaba, ¡que te vayas de una vez!, porque eres un mentiroso, un tramposo y un maltés. Verde, que te quiero verde, verde que te quiero ver. Ponte el pañuelo a la cara, te pueden reconocer, ¡cuánto han cambiado las cosas! Compadre, mírelo usted. ¿A tus órdenes? ¡Y un huevo! ¡Que te calles Rubalqué!, que se acabó el taconazo y el firmes y hasta el ¡en pie!, y el que quiera una mordaza que la ponga de través, y se enteren los cabezas, que al llegar el fin de mes, queremos cobrar lo mismo de una puñetera vez.
«Avanzan de dos en fondo a la ciudad de la fiesta», y tras las gafas ahumadas, se juntaron en protesta, «la ciudad libre de miedo, multiplicaba sus puertas. Cuarenta guardias civiles entran a saco por ellas. Los relojes se pararon y el coñac de las botellas se disfrazó de noviembre, para no infundir sospechas». ¡Ay Federico García, esto ya no es lo que era! Te quedas sin Romancero como perdiste a tu abuela, que ya los guardias civiles no vigilan las revueltas, ni cachean a los gitanos, ni requisan las carretas y a Antonio Vargas le han dado una pensión de las buenas y anda vestido de gala, limpio, peinado y pureta. Y Bibiana la de Paco, la de la cosa flamenca, se ha enchufado en el Gobierno, te lo prometo por éstas, y canturrea que igual da, macho que canco o que jembra. ¡Ay compadre! ¡Cuántas cosas! Cuatro mil guardias civiles, o cien mil, o los que sean, dando la coña al Ministro y Sarkozy, que no hay tregua, que pa gitanos los suyos y pa guardias las francesas, sin tricornios, ni charoles pero obedeciendo a ciegas. Come il faut. Como es legítimo, o como mande mi menda. Que para ñoños y enclenques, puede llamar a otra puerta, la del vecino de abajo, que traga sin echar cuentas. «Ay, Federico García, llama a la Guardia Civil», si consigues encontrarla, que se ha marchado a Madrid