Fabrícame una novia de silicona No lejos de la fábrica de vaginas de Dos Hermanas, el primer taller de muñecas de silicona
Cuestan entre 1.190 y 6.000 euros
Un francés que les ha pedido una réplica de su novia
Su propósito: cerrar 2015 con un millón de facturación
Carrlos, el dueño del taller de Casares (Málaga), junto a una de sus creaciones de silicona. EL MUNDO
ALBERTO DOMÍNGUEZ
Actualizado:17/05/2015 05:25 horas
Cuando Carlos recibió aquellas fotos supo que el trabajo que tenía por delante sería un nuevo reto. Siempre, desde el principio, creyó que sus muñecas artesanales eran en realidad una proyección de alguien real. A veces, una figura soñada. Otras, tan de carne y hueso como la francesa de 30 años y rubia que tenía que imitar a partir de las 100 imágenes que aquel cliente de Lyon le mandaba de su novia ausente. Aunque al clon de la bella gala nunca se le erizará la piel con el roce de Antoine, el francés pide una réplica que tenga incluso el mismo tatuaje en la espalda que luce su chica. Para ese y otros anhelos ha nacido Vip Erotic, la empresa que Carlos ha echado a rodar en un pueblo montañoso de Málaga. Su negocio son las creaciones en silicona. Y cree que puede cerrar 2015 con una buena cantidad de novios y hombres satisfechos, además de un millón de euros en la facturación.
La compañía entre hombres y mujeres, ése es el leitmotiv de la empresa. Y así también se alumbró el negocio. Carlos, nacido en Madrid hace 47 años y Kristel, su pareja nacida en Bélgica en 1978, iniciaron su andadura con la venta de juguetes y lencería erótica desde Casares, su hogar en la sierra malagueña. "Nuestros clientes comenzaron a preguntar por muñecas de silicona -que ya se fabricaban hace 15 años en Japón- y nos dimos cuenta que había un vacío en el mercado que nuestra compañía podía suplir", comentan ambos sobre los inicios. Llevan ya cinco años comercializando sus criaturas, que se multiplican como los gremlins con el agua. Vanessa, Rita, Rose... todas muñecas de silicona, hechas a imagen y semejanza del deseo del cliente.
Desde Casares (5.360 habitantes), Carlos y Kristel coordinan un equipo especializado en la fabricación de las muñecas artesanales de hasta un metro y 25 centímetros. De los tres tamaños de muñecas que ofrecen sus catálogos [pequeñas, de 65 centímetros a 125; medianas, de 135 centímetros a 148, y grandes, de 153 centímetros a 165] en las tierras malagueñas nacen las más reducidas. "Las más manejables", como prefiere decir Carlos. La fábrica principal, que se encarga de producir las muñecas de tamaño mediano y grande que ellos también comercializan está ubicada en un lejano pueblo belga con resonancia de gran batalla: Waterloo.
Ahora la pareja -él un empresario sin estudios universitarios y ella una ex asesora comercial- ha instalado un taller en el polígono industrial del pueblo de Casares. Allí, en los 120 metros cuadrados que componen la superficie del estudio-taller, se observan, unos encima de otros y agrupados en mesas de acero, diferentes modelos de cabezas, brazos, piernas y torsos. Carlos explica que, por el momento, el pequeño espacio les es suficiente pero tiene claro también que antes de final de año crecerá. Y todas las muñecas de silicona que vendan ya saldrán de su taller andaluz (ahora muchas las compran en el de Waterloo). Desde el pasado noviembre un total de 67 cuerpos han salido de sus moldes. Ahora trabajan en cinco más. El objetivo de Vip Erotic es alcanzar la anhelada cifra del millón de euros de facturación, el doble de la cantidad con que cerraron 2014.
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Las made in Casares son muñecas que pesan entre los tres kilogramos y los 20 y cuyo precio oscila entre 1.196 euros -el modelo más económico- y 2.465 -la muñeca más lujosa-. "Hace un par de años era difícil encontrar estas muñecas por menos de 6.000 euros, ahora las de más alta gama se pueden conseguir por un precio cercano a los 3.000", afirma Kristel. Aunque la última creación de la pareja, la reproducción solicitada por el novio Antoine, puede llegar a costar 6.000 euros. "Para este tipo de solicitud usamos un molde especial que tiene que ser lo más parecido al cuerpo de la chica de las fotos, y no uno de los ordinarios", explica Carlos sobre el sobreprecio de esta petición.
En el pequeño taller de Casares se juntan tres operarios españoles, los encargados de la etapa inicial de fabricación de las muñecas. Empiezan con la elección del esqueleto, de metal multiplex, un material muy flexible que permite mover las articulaciones y realizar un sinnúmero de posiciones. El esqueleto es puesto en un molde con la forma escogida, que se rellena con silicona de la más alta calidad. Una vez se seca la silicona, que hace las veces de "piel" de la muñeca, se genera una sensación lisa y suave al tacto humano.
El hiperrealismo del producto aumenta en sus pasos finales. Es la tarea de Carmen, una dibujante artística malagueña de 21 años que complementa con este trabajo su actividad como tatuadora. La descubrieron Carlos y Kristel por sus aptitudes en el dibujo, y terminó de formarse con un artesano belga que desarrolla su maestría en la fábrica de Waterloo. Ella es la responsable de maquillar e imprimir carácter a las muñecas. Los labios y el cabello los pinta del color deseado o les decora las uñas con estrellas o puntos. La personalización que imagine el interesado no encuentra límite, y ella lo hace realidad.
No faltan tampoco los accesorios: pueden ser piercings en las orejas y en el ombligo o incluso el diseño de tatuajes en el torso o las extremidades. Al final, después de 30 días desde que reciben la petición en el local casareño, el resultado es una muñeca tal y como la solicita el cliente. En el caso del novio Antoine será una bella chica rubia, de ojos marrones y sólo unos centímetros más baja que la mujer del centenar de imágenes, de la que vive separado miles de kilómetros por motivos laborales.
Los emails, llamadas y mensajes que entran en el buzón del taller de Carlos y Kristel provienen en su mayoría de "hombres solteros, viudos o separados, de edades comprendidas entre los 40 y los 70 años, con un nivel sociocultural elevado o muy elevado, y con poder adquisitivo", comentan sobre su clientela. Los que ven en las muñecas un juguete sexual "son los menos", según Kristel. Los clientes buscan la compañía que les brinda una de estas chicas. "Ellos [los compradores] las lavan, las peinan, les cambian el vestido. Viven con ellas situaciones de la vida cotidiana como sentarse a comer, ver la tele", afirma la emprendedora pareja.
Muñecas que hablan
Desde el perdido pueblo de Casares, Carlos y Kristel ven en su negocio una oportunidad para aquellos que buscan la compañía que una mujer de carne y hueso les ha negado. O para aquellos a quienes, como Antoine, la distancia les impide estar cerca a sus parejas. "Estas muñecas son el primer paso para la creación de otras con funciones más avanzadas como hablar, caminar, pensar, cuyo principal trabajo será el de evitar la soledad y acompañar a las personas. Algo así como la película Her [en la que un hombre se enamora de un sistema de inteligencia artificial] pero con cuerpo físico!, finaliza Kristel.
No sólo Vip Erotic comercializa muñecas sexuales en la región del sur de España. A 15 kilómetros, una compañía en Marbella distribuye, además de estos productos, otra de las novedades del mercado: hombres de silicona de gama alta. Estos son fabricados en Estados Unidos, y se venden entre los 6.300 euros y los 6.900.
Con Vip Erotic-
www.muñecasdesilicona.es es su web-Casares entra en una singular geografía en Andalucía, la del mercado erótico de silicona, en donde la reina continúa siendo Dos Hermanas, una localidad sevillana en la que anualmente salen más de 380.000 vaginas por el empeño de una pareja llegada desde Texas (EEUU) que apostó por montar su fábrica ahí dado su amor a Andalucía y a sus caballos.
La apuesta de Carlos y Kristel, si cabe, en más completa. De cuerpo entero: sus muñecas artesanales, sus niñas. Como la novia de Antoine. Nacerá malagueña.