?Matar a una persona con el coche sale gratis, es el crimen más barato?
Su hijo murió atropellado mientras montaba en bicicleta por Barcelona. El homicida sólo estuvo en la cárcel unos meses
E. V. / R. R.
Madrid- Jordi Recasens tenía 35 a?os. El joven que le mató, 24. Jordi había salido aquella ma?ana de sábado a montar en bicicleta por Barcelona. El conductor que le arrolló volvía de marcha con 1,19 gramos de alcohol en la sangre. Jordi murió en el acto después de que, como consecuencia del golpe, su cuerpo saliera despedido 40 metros. El conductor que le mató fue condenado únicamente a dos a?os y medio de cárcel y seis de retirada del permiso de conducir. Sólo cumplió una parte de la pena. Ocho a?os después, Ana María Campo, la madre de Jordi, siente la misma impotencia que entonces. ?Matar a alguien con el coche sale gratis. Es el crimen más barato que hay?.
?Cuando me enteré lo que había pasado -relata-, sentí como si me hubiera vaciado por dentro, como si el mundo se cayese encima?. A?os después, encontró el símil perfecto: ?Era como cuando se derrumbaron las torres de Nueva York el 11-S?.
La muerte de su hijo llevó a Ana María a fundar la asociación ?Stop accidentes? y a emprender una cruzada para concienciar a la sociedad de que la mejor manera de combatir las imprudencias al volante es castigarlas como el resto de los delitos. ?A un conductor borracho todavía no se le ve como a un delincuente, se tiende a pensar que, al fin y al cabo, es algo que le puede pasar a cualquiera?. Y Ana María sabe muy bien que no todos los accidentes son iguales. ?Lo peor no fue enterarme de que mi hijo había muerto, que dejaba solos a su mujer y a sus dos hijos, sino que le habían matado?, se lamenta.
Por desgracia, historias como la suya se siguen repitiendo cada fin de semana. ?Cuando veo accidentes como el de los muchachos que murieron en Betanzos pienso en sus familias. Se han matado ellos y ha sido culpa suya, sí, pero a sus padres les han destrozado para siempre?, afirma.
?Y dónde está la solución? Mano dura en la aplicación de las normas, cumplimiento riguroso de la legislación y mucha campa?a de sensibilización, dice Ana María Campo. ?Si son duras pero consiguen salvar vidas, aunque sea sólo una, habrán merecido la pena. Desde que murió mi hijo -a?ade- he contado más o menos 40.000 muertos en la carretera. Esta situación no puede seguir?.
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