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El fugitivo que no se ocultaba
Domingo Cantos, el preso. Levante-EMV
Desde hace más de siete años Domingo Cantos, vecino de Catadau,
era buscado por la Justicia por huir en un permiso penitenciario. En ese tiempo se ha sacado el carné de conducir, ha pedido una hipoteca, ha inscrito a su hija en el Registro Civil, ha visitado a familiares en prisión y ha estado cobrando una pensión por minusvalía. IGNACIO CABANES VALENCIA
Hace más de siete años Domingo Cantos aprovechó un permiso penitenciario para no regresar a prisión, donde cumplía una condena de 18 años de cárcel. Según él, actuó por "miedo e ignorancia" ya que pensaba que le iban a retirar el tercer grado al no haber podido volver a tiempo al centro penitenciario de Picassent. Desde ese día este hombre de 36 años y vecino de Catadau ha llevado a cabo un vida normal sin ocultarse de nadie. Ahora, que ya está reinsertado en la sociedad -con trabajo, familia y pagando una hipoteca- la Justicia llama a su puerta para que cumpla los años que todavía le quedan pendientes de su pena.
Durante los siete años que ha estado buscado por las autoridades Domingo ha obtenido el permiso de conducción, ha renovado su DNI, ha estado inscrito en el Servef, ha solicitado un préstamo hipotecario para la compra de una casa, ha inscrito a su hija en el Registro Civil e incluso ha estado cobrando desde marzo de 2007 una pensión por minusvalía física tras sufrir un accidente de trabajo. Todo ello con su identidad y sin ocultarse de nadie, según aseguraron fuentes de la familia del reo.
Incomprensiblemente, durante todos esos años el fugitivo seguía figurando para Instituciones Penitenciarias en paradero desconocido, pese a que en ningún momento esta persona hiciera nada por eludir la justicia y se ocultara de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
Hasta tal punto llegó a ser su grado de confianza -de que ya todo había pasado- que el supuesto fugitivo fue en varias ocasiones a visitar a familiares de su mujer al centro penitenciario de donde supuestamente había huido, según confesó su pareja.
"Actué por ignorancia"
Domingo ha enviado una carta a la Subdirección General de Tratamiento y Gestión Penitenciaria solicitando la revisión de grado, ya que tras ser encarcelado de nuevo le han quitado el régimen de tercer grado. En ella reconoce que actuó mal pero que "lo hice por ignorancia e inconsciencia". En mayo de 2003, durante un permiso de fin de semana, Domingo fue detenido en Picassent cuando iba a por leña. "Fue un malentendido, creían que era la persona que había robado en el campo pero luego se supo que era inocente", explicó Chelo, su mujer. Sin embargo, el reo pasó la noche en calabozos y no pudo regresar a tiempo a la cárcel.
Por miedo a que le retiraran los permisos penitenciarios este hombre decidió no regresar a terminar de cumplir su pena. "Funcionalmente es analfabeto y desconocía la gravedad y trascendencia de su actuación", apuntó el letrado de la defensa.
Pasaron los días, las semanas, los meses, y Domingo comprobó que las autoridades no le reclamaban su regreso a prisión, por lo que optó por hacer una vida normal en su casa de Catadau. De esta forma buscó trabajo en la construcción y en el campo. De hecho, según el informe de su vida laboral se constata que el supuesto fugitivo ha estado localizable desarrollando trabajos remunerados y cotizando en la Seguridad Social. "Pero si hasta estuvo trabajando en el Ecoparque de Catadau", aseguró su mujer.
Asimismo, en diciembre de 2005 escrituró un préstamo hipotecario para adquirir una vivienda, que todavía sigue pagando. Del mismo modo, un año después nació su tercera hija, a quien inscribió en el libro de familia tras acudir al Registro Civil con su documentación.
En octubre de 2005 sufrió un accidente laboral por el que tuvo que ser atendido en el Centro de Rehabilitación de Levante. Como consecuencia de este siniestro el Estado le ha reconocido una minusvalía física -por rodilla catastrófica- por la que recibe desde marzo de 2007 una pensión mensual de 621 euros.
Si todos estos hechos hechos fueron pocos para probar que su intención no era la de ocultarse, en julio de 2009 renovó su DNI y en septiembre de ese mismo año obtuvo el permiso de conducir. Se desconoce cómo pasó todos los filtros sin que nadie se percatara que tenía pendiente de cumplir una condena de 18 años de cárcel.
La reinserción social
Finalmente, el 23 de junio de 2010 agentes de la policía local de Catarroja pararon a Domingo Cantos cuando salía de un campo con unas cajas de naranjas. A los pocos días la Guardia Civil de Llombai se presentó en su casa y le notificó que estaba en busca y captura. Al día siguiente él mismo se entregó voluntariamente.
"En su día delinquí por mi adicción a las drogas", confiesa Domingo. Ahora, superada su adicción, según la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) de Alzira, regresa a la cárcel.
Dicen que el fin primordial de las instituciones penitenciarias es "la reeducación y la reinserción social de los presos". En este caso la defensa del acusado sostiene que se ha acreditado durante siete años que esta persona se ha reinsertado a la sociedad y no ha vuelto a delinquir, por lo que solicitan que se revise su grado para que pueda volver a tener permisos penitenciarios.
