Tres meses de la desaparición de una peregrinaEl misterio del Camino de Santiago
Hace tres meses que desapareció sin dejar rastro una peregrina estadounidense
Su familia y la policía continúan la búsqueda, aunque no tienen pistas
Varias mujeres contaron a la policía sus incidentes en la zona. EL MUNDO habla con ellas
La peregrina desaparecida, Denise Pikka Thiem.
ISABEL F. LANTIGUA
Actualizado:07/07/2015 04:06 horas
Fue para encontrarse a sí misma y ahora nadie la encuentra. Denise Pikka Thiem, la peregrina estadounidense de origen asiático que desapareció el pasado 5 de abril en Astorga, cuando se disponía a cubrir la ruta de 14 kilómetros que la llevara hasta El Ganso, continúa en paradero desconocido. Tres meses sin noticias, sin rastro, sin indicios de qué pudo ocurrir aquel día. Tres meses de búsqueda, de trabajo policial, de angustia. Noventa días de un misterio sin resolver.
"Hay alguien ahí fuera que sabe dónde está Denise. Ruego desesperadamente que esa persona cuente lo que pasó. Que vaya a la policía. O que se haga una cuenta falsa de correo electrónico y escriba de forma anónima. O que llame desde un teléfono publico o envíe una carta sin firmar ni remite. Lo que sea. Es la única que tiene el poder de acabar con todo este sufrimiento. Su confesión es lo único que nos ayudará a todos". La súplica es de Richard Paili Yien, amigo íntimo de Denise desde hace más de 20 años. Acaba de regresar a EEUU tras pasar tres semanas en España, en Astorga, coordinando a los voluntarios que salen cada semana a inspeccionar el terreno . Por si dan con ella, pese a que la zona ya está más que batida.
Aunque en la investigación todas las hipótesis siguen abiertas, Richard rechaza tres de ellas. "No se ha ido voluntariamente ni se ha suicidado. Y tampoco creo que haya sufrido un accidente", explica a EL MUNDO. "Ojalá se hubiera ido por su propio pie, pero es una persona muy responsable, muy cuidadosa. Es imposible", admite su amigo, que reconoce sentir impotencia, culpa -por no saber qué más hacer para encontrarla-, ansiedad y una profunda tristeza.
Coincide con su diagnóstico, tanto de los síntomas personales como de las hipótesis, Desiree Yao, prima de la peregrina desaparecida. "Todos en la familia estamos convencidos de que alguien se la llevó en contra de su voluntad. Nos han mencionado algo de tráfico de personas y otras posibles razones, todas horribles. Pero de momento no tenemos ninguna pista fiable y eso es muy frustrante", escribe a EL MUNDO en un e-mail desde Hong Kong. Desde que supo que su prima había desaparecido necesita pastillas para dormir. Cedric, el hermano de Denise, cada vez habla menos. La policía tampoco desvela sus avances. Pero las piezas del puzzle aún no encajan.
Nadie del entorno de la peregrina parece dudar de que algo malo ha ocurrido. "Es una viajera muy experimentada, una mujer fuerte, luchadora, independiente y muy unida a su familia. Nunca se iría de esta forma", confirma desde Filipinas Tina Ascher, amiga de la desaparecida. Juntas vieron en Manila la película 'The Way' ('El Camino') -protagonizada por Martin Sheen-, filme que inspiró a Denise para emprender la aventura. "Pensaba que caminar por esos parajes daba a la gente el espacio para encontrarse a sí misma. Y eso es lo que ella quería", dice Tina.
Sus últimos pasos
Lo último que se sabe del rastro de Denise es que pasó la noche del 4 de abril en el albergue de San Javier, en Astorga y la mañana del día 5, después de ir a misa de 12, estuvo con otro peregrino -el italiano Giorgio Candoni, al que la policía ha interrogado-. Él contó que estuvieron mirando juntos 15 minutos la procesión de Semana Santa. Después se despidieron en la señal amarilla fuera de la iglesia que indica la ruta del Camino y cada uno siguió su periplo. La idea de Denise, según reveló en su último e-mail, era ir a El Ganso. Nunca más se supo de ella.
Además de ese tramo de El Camino, la Guardia Civil y los voluntarios han examinado a conciencia los puntos donde los peregrinos pueden perderse y los lugares donde ocurren más accidentes. "A estas alturas creo que es poco probable que Denise se encuentre en los alrededores de esa zona", admite Richard.
Tanto los familiares como los amigos están preocupados por los testimonios de mujeres que han contado a la policía haber sido 'hostigadas' en esos kilómetros de la ruta xacobea. Y por la historia de Covadonga, vecina de Santa Catalina, que contó haber sufrido un intento de secuestro. Pero los vecinos de esos pueblos siguen con cara de sorpresa. Richard señala que todos los ciudadanos de la maragatería le dicen lo mismo: "Nunca ha pasado nada así".
En los foros de amigos de El Camino, la desaparación de Denise es tema de conversación. EL MUNDO habla con algunas mujeres que caminaron solas y tuvieron algún percance. Lo contaron a la policía, pero ahora lo hacen público por si puede ayudar a esclarecer algo el caso de Denise.
MAUREEN DONAGHY (Nueva York): 'Un ciclista quiso tocarme los pechos'
"Empecé el Camino en León el 30 de marzo y llegué a Santiago el 15 de abril. Nunca sentí miedo salvo el 4 de abril -misma fecha en la que desapareció Denise- que tuve un incidente. Comencé a caminar en Acebo sobre las 8 de la mañana. Dividí la ruta de Rabanal a Ponferrada en dos días, porque mis rodillas ya no estaban bien. Era una mañana tranquila, con pocos caminantes. Me encontraba con alguno cada media hora o así. Nada estaba abierto, porque era un fin de semana festivo. Alrededor de las 10.30 di con una zona verde muy bonita, con árboles y una roca para descansar un poco, así que me senté a comer algún snack. Un ciclista venía en dirección contraria y paró también. No me sorprendió porque el sitio era muy apetecible. Parecía alguien del lugar, porque no llevaba mochila ni ningún símbolo del peregrino. Iba con traje de ciclista negro con letras blancas.
A los pocos minutos me levanté para quitarme la chaqueta, porque hacía mucho calor. La guardé en la bolsa y me la puse en la espalda. Entonces el chico, que debía tener unos 22 años, vino hacia mí y empezó a decir algo en español y a mover los brazos. No entendía lo que decía, pero por sus gestos adiviné que quería tocarme. Tocar mis pechos. Me pareció tan absurdo que al principio me dio la risa. Dije: 'no, no, no', pero él insistió hasta tres veces y empecé a asustarme. No había sitio para esconderme así que lo único que podía hacer era seguir el Camino. Cada vez tenía más miedo porque él podía alcanzarme fácilmente. Estuve durante una hora mirando hacia atrás para ver si me seguía. Al final me encontré con otros peregrinos y me empecé a tranquilizar. Me tuve que sentar durante 30 minutos para calmarme. Estaba exhausta emocionalmente.