50 AÑOS DEL ATENTADO
ETA no cambió nada con el asesinato de Carrero Blanco
Fue la grave recesión económica desencadenada por la crisis del petróleo y la crisis política las que marcaron el final de un régimen que no podía sobrevivir sin la figura de Francisco Franco
Foto: Atentado contra Carrero Blanco en 1973. (Europa Press)
Atentado contra Carrero Blanco en 1973. (Europa Press)
Por Julio Martín Alarcón
10/12/2023 - 05:00
El emotivo y extraño discurso de Franco del día de Navidad de 1973, apenas tres días después del asesinato en Madrid del presidente del Gobierno el almirante Carrero Blanco, incluyó la enigmática frase "No hay mal que por bien no venga". Una frase que chocaba con las palabras que dirigió en El Pardo a Torcuato Fernández Miranda, presidente en funciones, inmediatamente después de conocer el atentado: "Miranda, la tierra tiembla bajo nuestros pies".
El golpe perpetrado por ETA y envuelto aún, en el 50 aniversario, en algunas brumas sobre la supuesta participación en el mismo de la CIA, sigue siendo generalmente aceptado como el principio del fin del régimen, aunque en realidad solo ayudara al desgobierno general frente a una crisis política dentro del propio régimen, además de la económica que se habían gestado mucho antes. La deriva que se había tomado con la designación de Juan Carlos como sucesor de la Jefatura del Estado cada vez hacía más evidente que el régimen terminaría. El rejonazo fue la crisis internacional del petróleo que se desató con el anuncio de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo de congelar el precio del crudo. España, que había experimentado un espectacular crecimiento económico con los planes de desarrollo de los 60, no estaba preparada, el frenazo fue total.
placeholderFotografía de la reunión entre Kissinger y Carrero Blanco.
Fotografía de la reunión entre Kissinger y Carrero Blanco.
Sobre las sospechas de la participación de la CIA, solo ha habido conjeturas poco verosímiles a lo largo de los años. Es cierto que el secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, había estado en Madrid justo el día antes del atentado y que en esa reunión Carrero Blanco le enseñó el esbozo de un proyecto de armas nucleares españolas, muy remoto y que el ataque se produjo en los alrededores de la embajada de EEUU, donde podía haber sido detectado por unos servicios de inteligencia más preparados que los españoles. Nunca se ha probado nada, más allá de las conjeturas. El motivo habría sido más sólido: el inmovilismo que representaba Carrero Blanco y su renuencia a la ley para la asociación política imposibilitaban una evolución del régimen.
Su nombramiento ese mismo año como presidente del Gobierno tras separar Franco la Jefatura del Estado de la Jefatura del Gobierno era inédito. El propio Carrero aseguró en su discurso de investidura su total adhesión a los principios no ya del movimiento sino de una total adhesión a la persona de Franco, y eso no podía augurar ningún cambio y sí la incapacidad del régimen para evolucionar por sí mismo políticamente, como explica José Antonio López Castellanos en su reciente biografía Carrero Blanco (Libros de la Catarata): "El nuevo Gabinete configurado por el almirante el 11 de junio ganaba claramente en pluralidad con relación al conformado en 1969, muy posiblemente porque el horizonte que se abría era el del tránsito hacia una España franquista, pero inevitablemente sin Franco". Evolucionar no era posible pero sí autoinmolarse, como sucedió después. Así parecía a todas luces tras la separación del Jefatura del Estado y del Gobierno y la designación de un nuevo ejecutivo que hacía desaparecer el denominado gobierno monocolor del Opus Dei por otro en el que se integraban las familias del régimen. Sin embargo, los problemas que se venían encima, además de la absoluta desconexión de las autoridades franquistas con la sociedad, se manifestaron pronto, tras apenas 198 días de gobierno. Alrededor del asesinato de Carrero Blanco ese 20 de diciembre de 1973 estaban la crisis del petróleo, el proceso 1001 contra los dirigentes de CCOO que agravaría la cuestión salarial y la conflictividad laboral y la cuestión de las asociaciones políticas.
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Se olvida a menudo que además de que se había recibido a Henry Kissinger el día 19, el 21, un día después del atentado, se tenía que dictar sentencia sobre el proceso 1001. Además Carrero Blanco tendría que haber tenido esa mañana una reunión de gabinete sobre la cuestión de la ley de Asociación Política, reunión a la que nunca pudo asistir y que le habría gustado que jamás estuviera agendada, puesto que temía que pudiera llevar como es lógico a la creación de partidos políticos. El franquismo sin Franco era difícil.
La cuestión del petróleo estalló dos meses antes: España, que había crecido un 8%, justo un año antes del nombramiento de Carrero Blanco, se encontró de bruces con la subida del precio del petróleo, dando al traste con el desarrollo de la década anterior al ser excesivamente dependiente.
Peores efectos en España
Según Luis Ángel Rojo los efectos en España fueron más intensos y persistentes que en la generalidad de los países industriales debido a una débil base energética, el alto consumo de energía por unidad de producto y la elevadísima dependencia de las importaciones de petróleo, por lo que el impacto sobre los precios, la renta disponible para el gasto y el déficit exterior de la economía española fue especialmente fuerte. El gobierno aún presidido por Carrero Blanco recurrió en octubre, para tranquilizar al país, a la tradicional amistad del régimen franquista con los países árabes (España no tenía relaciones diplomáticas con Israel y no se solucionaría hasta 1987). Pero ya el 23 de noviembre se tuvo que hacer el peor anuncio de los posibles y se advirtió de que había que reducir el consumo energético: limitación voluntaria de la velocidad a 90 km/h, menor circulación general de los automóviles, mayor uso del transporte público, reducción de temperatura y horas de funcionamiento de las calefacciones, disminución del alumbrado comercial en intensidad y tiempo y la del consumo de energía en los hogares.
Pocos días después el presidente del Gobierno envió una nutrida delegación diplomática española a Irak, Kuwait y Arabia Saudí "con el objetivo de que España pudiera esquivar las consecuencias de la decisión de la OPE en cuanto al crudo y que se garantizase una suerte de materia prima a largo plazo, pero el resultado fue moderado", señala J. A. López Castellanos en su libro Carrero Blanco. En esas condiciones y con el proceso 1001 en el Tribunal a punto de sentencia, se llegó a la mañana del 20 de diciembre de 1973, al momento que se ha querido ver como el del cambio definitivo, al acto terrorista de ETA que pudo acabar con la dictadura, pero que nunca lo hizo. Con el bombazo murieron además el conductor José Luis Pérez Mogena y el escolta Juan Antonio Bueno Fernández, además de resultar heridos un taxista, la portera del número 104 de la calle Claudio Coello y dos niñas de corta edad. ETA había ejecutado la Operación Ogro con ayuda de algunos miembros del PCE, y en un principio se había pensado como un secuestro a cambio de intentar poner al estado franquista de rodillas. El chantaje consistía en amenazar con matar a Carrero si no se entregaban a una cincuentena de terroristas a cambio. Los mismos que acabarían saliendo de la cárcel según la Ley de Amnistía del 17 de octubre de 1977 que había pedido el PNV de Xabier Arzalluz y no las autoridades del régimen franquista. Según las propias palabras de Arzalluz en el hemiciclo: "En este sentido es necesario el olvido, el cese del diálogo de sordos, de las imputaciones mutuas, y no hay otra manera de que termine sino a partir de una amnistía total, de una amnistía amplia, en el pasado. (...) Pero amplia, para que ese olvido permita la confianza de todos en que ha comenzado una nueva época, en que se han abierto unos cauces de expresión de diferencias y de expresión de soluciones distintas, de renuncia a la violencia y empiece efectivamente una tarea colectiva de colaboración". ETA asesinaría a más de 700 personas después. Fue una de las razones por los cuales España tardó más que el resto de países de Europa en salir de la crisis Tras el asesinato de Carrero Blanco y el shock inicial, las condenas inusualmente duras contra los dirigentes de CCOO como Marcelino Camacho, unidas a las medidas erráticas del gobierno Arias Navarro con la crisis del petróleo, solo agravaron la situación. Respecto a las crisis del crudo, el primer error del gobierno tras Carrero fue presuponer que inmediatamente después del brusco aumento de lo precios seguiría a su vez un rápido descenso, que al final no se produjo.
Fue una de las razones por los cuales España tardó más que el resto de países de Europa en salir de la crisis. Para evitar una política contractiva se abandonaron ya en 1975 las primeras medidas del año anterior, que habían consistido en reducir la importación de crudo y ajustar la producción. Al continuar las importaciones con precios tan elevados se produjo un inevitable y profundo desequilibrio. Según Juan Velarde: "Lisa y llanamente, teníamos que entregar más productos de nuestro esfuerzo colectivo para seguir importando lo mismo. Y esa importación, además hacía aumentar los precios".
A partir de 1975, tras la muerte de Franco, se comenzaron a conceder las subidas salariales, pero el contexto era demoledor: mientras se seguían cerrando negocios y aumentando el paro, las subidas salariales se diluían en la hiperinflación, que siguió subiendo hasta 1977. El atentado supuso una evidente sacudida en todo el entramado del régimen por la relevancia política y el significado que tenía la figura del almirante desde casi los primeros balbuceos del franquismo hasta su propio agotamiento. Pero tal y como señala José Antonio López Castellanos, se recuerda especialmente como momento histórico de España por el "tan trillado contrafactual relativo a qué habría sucedido si Carrero hubiera estado con vida en el momento del fallecimiento de Franco", hasta el punto de que el acto terrorista de la banda ETA se celebró entonces y se ha seguido haciendo después, pese a que sus culpables nunca fueron juzgados y con la amnistía del 77 quedaran impunes y siguieran matando después.
En realidad, entre sus propias familias, con el apoyo al Rey y a una evolución hacia la democracia trascendieron en profundidad al momento del asesinato de Carrero Blanco: el franquismo sin Franco no era posible, por mucho que se vanagloriaran los terroristas de ese momento de cambio histórico. La idea de la transformación y evolución política sin violencia existía ya en la sociedad, incluyendo amplias capas del régimen, y desde mucho antes. No se llegó a la democracia con un asesinato, se consiguió con la Constitución de 1978.