El arte de la mentira y el enga?o
Los programas electorales de PSOE y PP sobre la seguridad pública no son dignos de futuros gobiernos Ayer, en la circular sobre jornada laboral, concluía diciendo que en próximas fechas expondríamos nuestra opinión sobre los programas electorales. Hoy anuncio que he descartado esa posibilidad porque me resulta imposible encontrar vocabulario para exponer, sin ofender, la opinión que me merecen ambos programas.
Es evidente que la seguridad pública les importa un rábano. Nuestras condiciones salariales y laborales, menos. Eso sí, utilización política de nuestro trabajo, hasta la náusea. Nos quieren de ?boquilla?, por los votos. Hay que quitarles la máscara. Como además esta ma?ana hemos mpezado
una incipiente unidad de acción de los sindicatos, pretendo no interferir en el trabajo conjunto con mis opiniones porque la unidad de acción es la única que puede conducirnos por esta encrucijada.
Concluía mi escrito de ayer diciendo respecto al modelo policial que se trataba de elegir entre lo malo (PSOE) y lo peor (PP). Hoy rectifico esa afirmación porque tan malo es lo de uno como lo de otro, y además, tradicionalmente, el cuerpo militar siempre ha conseguido más rotagonismo, influencia, competencia y territorio con los gobiernos socialistas. Como ha pasado y está pasando en la actualidad. Los presuntos socialistas, absolutamente trufados de pijorojos (chalets, golf, coches oficiales, restaurantes de cinco tenedores, tarjetas a costa del erario?) disfrutan orgasmos cada vez que un tricornio con estrellas da un taconazo y les saluda con ese arte marcial que sólo un militar sabe poner en el acto del saludo. El delegado del Gobierno en Canarias (que quiere ser ministro) o el
subdelegado en Pontevedra son ejemplos de lo que no debe hacer un político de un país democrático. Valen para cualquier república bananera de súbditos, no para un país de ciudadanos. Pero hay más. El partido que aspira a gobernar debería también explicar qué es eso de extender el ámbito de la Guardia Civil a todo el territorio nacional, o si la homologación salarial que propugna es la misma de 1996, cuya legislatura fue la de mayor perdida salarial de los últimos 30 a?os (dos a?os de congelación salarial con incremento cero para alcanzar la convergencia con el euro, y dos de subida del IPC, muy por debajo de la inflación). Y ambos deberían explicar en qué consistirá esa Policía de barrio de un cuerpo de policía del Estado y policías locales con competencias en investigación.
Cada día somos más quienes pensamos que sólo una actuación sindical firme, contundente, sin un paso atrás, llevando el conflicto hasta donde sea necesario, cambiará la situación actual. Y en eso estamos en el incipiente proceso de unidad de acción. Desde el SUP garantizamos que no habrá ni un paso atrás. Llevaremos a cabo todas las medidas de presión, de paisano, de uniforme, trabajo a reglamento, legales o alegales que sean necesarias, para que el Gobierno, del partido que sea, nos trate como a otras policías. Para que no cierre un catálogo con 8 millones de euros para 55.000 policías y transfiera dos meses después 532 millones para 14.000 Mossos. Esa tomadura de pelo debe ser la última. Hasta aquí hemos llegado. La unidad de acción, la unidad sindical, es la herramienta para que nos respeten. Ha habido huelga de policías en Holanda y no ha pasado nada.
Madrid, 20 de febrero de 2008
José Manuel Sánchez Fornet
Secretario general del SUP.