EL Periodico de Aragón - 2005-11-20
ATRACO
Qué desastre de atracador
Un delincuente armado con una pistola de balines asaltó esta semana en Zaragoza un falso supermercado en el que sólo había dinero simulado y fue detenido más tarde por otro robo.
J. M. PEREZ BERNAD
Todo en aquel atraco fue falso. La pistola del delincuente era de balines, el dinero del establecimiento era simulado y las empleadas asaltadas eran aspirantes a cajeras que asistían a cursos de formación.
Miguel Angel A. es un delincuente gallego de 40 a?os recién llegado a Zaragoza, posiblemente huyendo de Lugo, donde ya era muy conocido por la Policía, que le había detenido en diez ocasiones, Vino a orillas del Ebro en busca de mejor suerte para sus actividades delictivas, pero no pudo eludir su destino y cayó preso a las primeras de cambio, tras un histórico chasco al asaltar un supuesto supermercado.
Aunque se había estado informando de la ciudad durante dos días, en los que estudió detenidamente el mapa de Zaragoza, su debut en esta capital no pudo ser más desastroso y ahora tendrá que penar su mala suerte.
El pasado miércoles, armado con una pistola de balines de la marca Gamo y con el rostro cubierto por un pasamonta?as, asaltó a las dos de la tarde el supermercado que la empresa Dia utiliza en la calle Braulio Lausín para formar a sus empleadas. A MIguel Angel le cegó la pila de fajos de billetes y monedas que vio en las cajas.
El delincuente amenazó a las dependientas y exigió que le entregaran el dinero, pero, cuando lo tuvo en sus manos, comprobó que aquello no era serio. Eran imitaciones de billetes de euros. Cabreado, dijo a las cajeras que le dijeran donde estaba la caja fuerte, con la pretensión de vaciarla. Tampoco tuvo suerte, no había caja en el establecimiento.
Miguel Angel se marchó después de encerrar a las mujeres en las oficinas y amenazarles: "A la que me siga le meto dos tiros". Tan enfadado iba que ni siquiera se apoderó las monedas que estaban visibles en las cajas del supermercado, y esas eran auténticas.
Al delincuente le costó tiempo reponerse de su frustración, pero, seis horas más tarde, hizo otro intento. Esta vez asaltó el centro comercial Imaginarium, en el Coso. Allí había dinero de verda y, tras amenazar a las dos dependientas, se llevó un botín de 1.025 euros.
Tras abandonar el local, Miguel Angel pudo llegar a pensar que, con el palo que había dado, se le había acabado el mal fario con el que había sido recibido en Zaragoza, pero poco le iba a durar la dicha.
Apenas había dado unos pasos, los suficientes para llegar a la avenida de César Augusto, cuando fue interceptado por la Policía, en una rápida actuación tras ser alertada del robo. No le había dado tiempo a gastarse ni un euro. En su poder se ocupó la totalidad del botín y la pistola de balines.
Definitivamente ese no fue un buen día para el torpe delincuente, que, como gallego, debió de maldecir a las malas meigas que le habían perseguido toda la jornada. Pero no, tampoco él había podido escapar del influjo negativo de la luna llena.