Autor Tema: CURIOSIDADES  (Leído 165334 veces)

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Re: CURIOSIDADES
« Respuesta #980 en: 17 de Abril de 2023, 07:51:26 am »

El “toque de rey”: cuando los reyes te curaban con solo tocarte


Historia de María Pilar Queralt del Hierro • Hace 1 h

En 1825, a poco de ser reconocido como rey de Francia, Carlos X fue objeto de una feroz campaña de prensa. El motivo no era otro que su voluntad de llevar a cabo en un orfanato de Reims un antiguo rito medieval sanador, el “toque de rey”, o, lo que es lo mismo, la imposición de manos por parte del monarca a fin de sanar a quienes padecían diversos males y, especialmente, a las víctimas de la escrófula, un proceso infeccioso que afecta a los ganglios linfáticos y que se manifiesta en forma de bubones o lesiones cutáneas.

Con ello, el recién coronado monarca intentaba reforzar su posición en el trono repitiendo una ceremonia que, desde el siglo XI, venían practicando los soberanos franceses. Según algunos historiadores, su origen se remonta al segundo monarca Capeto, Roberto II el Piadoso (972-1031), que había adquirido fama de santo, si bien no tomó forma hasta la subida al trono de Felipe I (1059-1108).

No obstante, fue durante el reinado de Luis IX (1226-1278), elevado a los altares por Bonifacio VIII en 1298, cuando se estableció el ritual de la ceremonia tal como siguió ejecutándose por los soberanos de las dinastías Valois y Borbón. El ritual solo se alteró en el siglo XVIII, cuando el racionalismo ilustrado quiso imponer sus criterios y, a fin de rebajar el poder taumatúrgico de la Corona, se recomendó a Luis XV cambiar la fórmula tradicional de “El rey te toca; Dios te cura” por la frase “El rey te toca; que Dios te cure”, que restaba méritos al soberano y dejaba en manos de la providencia la sanación del enfermo.

Pero, aun contemplando tal enunciado, la Francia posrevolucionaria de Carlos X ya no era la misma que la de sus reales ancestros. De ahí que, ante la airada reacción de su pueblo, y para disgusto de los sectores ultramonárquicos que apoyaban al que fue el último Borbón en el trono de Francia, el rito de sanación no volviera a celebrarse.

Por entonces hacía más de cien años que tampoco se practicaba en Inglaterra, donde la celebración del toque de rey se había introducido tras la entronización de la dinastía de los Plantagenet, posiblemente a causa de su origen normando. El rito fue practicado por diversos monarcas de las dinastías Tudor y Estuardo hasta que Guillermo III de Orange (1650-1702) lo suprimió tachándolo de simple superstición.

Entre la taumaturgia y la política
Aquella ceremonia no era sino el fruto de la sacralización de la figura del monarca. No debe obviarse que, desde el siglo XI, tanto los reyes de Francia como los de Inglaterra no eran coronados, sino consagrados o ungidos, esto es, el monarca recibía su poder directamente de Dios, lo que le concedía capacidades superiores a las de los simples mortales.

En Francia, el sacré, o consagración real, se celebraba desde el siglo VIII en la catedral de Reims, por deseo expreso de Ludovico Pío (778-840), hijo de Carlomagno, dado que allí se custodiaba la sagrada ampolla que, según la tradición, un ángel había entregado a Clodoveo (siglo V), el primer rey franco que se convirtió al cristianismo. La pieza contenía un ungüento milagrosamente inagotable que debía aplicarse a los reyes de Francia durante su entronización.

El sacré era un rito complejo en el que la liturgia religiosa se aunaba con el reconocimiento del poder terrenal del soberano. Tras la unción con el óleo de la sagrada ampolla, se imponían las insignias reales: las espuelas de oro, la espada, el manto de armiño, el cetro y el anillo de oro, que simbolizaba la unión del rey con su pueblo. Finalmente, el monarca juraba proteger a la Iglesia, defender la fe y hacer reinar la paz y la justicia.

Otro tanto ocurría en Inglaterra, donde Guillermo el Conquistador (1028-1087) implantó en 1066 un ritual de consagración muy similar, presidido por el arzobispo de Canterbury, que aún se mantiene prácticamente idéntico, como se podrá comprobar el próximo 6 de mayo en la coronación de Carlos III en la abadía de Westminster.

A una y otra orilla del canal de la Mancha, pues, se creía que la sola voluntad real era capaz de sanar a los súbditos, del mismo modo que, según el Evangelio, había sucedido con los discípulos de Cristo. En un principio la ceremonia era un acto privado que se reducía a la intimidad del enfermo y el soberano, pero, buscando la consolidación del poder real, a partir del siglo XIII se convirtió en un acto multitudinario al que asistían un elevado número de enfermos y de espectadores.

Lo cierto es que los poderes públicos utilizaron el toque de rey como instrumento para consolidar la figura del monarca y reivindicar el concepto de que su poder provenía directamente de Dios. Con esa intención, acabó por practicarse exclusivamente a los enfermos de escrófula, hasta el punto de que la enfermedad acabó por denominarse el “mal de rey”. La razón era muy sencilla: frente a la lepra, por ejemplo, la escrófula solía remitir de forma espontánea, al menos aparentemente; por tanto, era más fácil adjudicar su curación al poder real.

Un ritual complejo y riguroso
El toque de rey solía celebrarse coincidiendo con alguna festividad religiosa como la Pascua, Navidad o Pentecostés, y, en Inglaterra, con la de san Miguel Arcángel (patrón de Normandía). Para impartirlo era precisa una larga y compleja liturgia. Días antes a la fecha señalada, los médicos de la corte seleccionaban a aquellos enfermos susceptibles de ser sanados, que habían llegado desde todos los rincones del país en busca de la salud perdida.

La jornada anterior a la ceremonia, el rey se sometía a un ayuno penitencial y se retiraba de toda actividad cortesana. Finalmente, en la fecha designada, se celebraba una misa multitudinaria a la que asistían, además de la familia real y la corte en pleno, los enfermos. Al concluir la Eucaristía, los escrofulosos desfilaban uno a uno ante el rey, que les imponía las manos y hacía la señal de la cruz sobre las lesiones.

A continuación, se leían diversos párrafos del Evangelio relacionados con la curación milagrosa de enfermos por Jesucristo o sus discípulos y se entregaba una limosna a los afectados, que, en los siguientes días, debían peregrinar a Corbeny, a unos treinta kilómetros de Reims, a visitar el sepulcro de san Marculfo, patrón de los escrofulosos.

En Inglaterra, el rito fue muy similar hasta el siglo XV, cuando Eduardo IV (1442-1483) lo modificó al acuñar una moneda de oro en la que aparecía san Miguel Arcángel matando al demonio. El “ángel”, como se denominó a la pieza, se entregaba a los enfermos con la indicación de que la llevaran siempre consigo a modo de protección. Para ello se horadaba con el fin de introducir una cinta que permitiera a los pacientes llevarla colgada del cuello.

Como se ha visto, el paso de los siglos, la desacralización de las monarquías y el imperio de la razón promovido durante el Siglo de las Luces obligaron a espaciar cada vez más la celebración del toque de rey hasta su completa desaparición.

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Re: CURIOSIDADES
« Respuesta #981 en: 05 de Mayo de 2023, 09:16:40 am »

"NO ERA RARO QUE SE MEARAN ENCIMA"

Algo huele a podrido en Versalles: por qué los nobles franceses eran tan guarros


Un nuevo libro rescata algunos de los pasajes más escatológicos de la historia y repasa los cambios en la higiene. Moral y capitalismo fueron claves para cambiar la sucia sociedad de Versalles por una industrial más limpia
Foto: 'Les Champs Elisées', del pintor francés Jean-Antoine Watteau. (EFE)
'Les Champs Elisées', del pintor francés Jean-Antoine Watteau. (EFE)
Por Guillermo Cid
05/05/2023 - 05:00
Al filósofo François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, no le gustaba mucho el entorno de Versalles. Tanto, que dejó para la posteridad una frase contundente al hablar de una habitación en la que se alojó, describiéndola como “el agujero de mierda con peor olor en todo Versalles”. Uno podría pensar que el filósofo era un poco delicado, pero no. El gigantesco palacio francés, icono del esplendor de la monarquía parisina, fue en esa misma época un estercolero en el que lo del glamour era algo relativo.

Así se cuenta en Esta historia apesta , un libro escrito por la historiadora y divulgadora murciana Alejandra Hernández y en el que recupera algunos de los episodios más escatológicos de la historia de la humanidad. Desde los baños de leche de burra de Cleopatra a la pocilga de Versalles, pasando por pelucas de reyes hechas con vellos púbicos de sus amantes o enjuagues de orina. Una ristra de extravagancias en las que se demuestra que los términos de ir limpios y aseados que conocemos hoy son mucho más modernos de lo que uno suele imaginar.
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"Tenemos una idea de un mundo muy limpio porque las imágenes que nos han quedado para la posteridad son los cuadros. Y estos tienen mucho Photoshop", explica Hernández en conversación con El Confidencial. De ahí viene, asegura, que pensemos que sectores como la aristocracia eran entornos totalmente pulcros y perfumados, cuando durante siglos fueron todo lo contrario. "En el libro, solo se recogen algunos episodios muy llamativos y que inmiscuyen a grandes personajes, pero la historia está llena de muestras de que la realidad estaba muy alejada de lo que tenemos en mente. Ni los reyes eran tan guapos ni los paisajes eran tan bonitos", detalla. El caso de Versalles es quizás el más llamativo de los que enumera y el que mejor muestra las diferencias entre la imagen que quedó para la posteridad y la realidad del momento. El palacio era un espacio en el que vivían cerca de 2.000 personas y al que se acercaban durante las fiestas hasta 10.000. Unos números altísimos para la infraestructura con la que contaba. Más allá de enormes estancias, incluso escaseaba el agua potable y estaban mal diseñadas hasta las salidas de humos.
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¿Cómo se gestionaba en un macrofestival del siglo XVIII el aseo para todos los visitantes? Era imposible. Las 300 letrinas con las que contaba se saturaban pronto, los criados no daban abasto y los invitados tampoco hacían mucho por mejorar la situación. "Hay visitantes que incluso dejaron por escrito el caso de los rastros que dejaban algunos invitados e invitadas. No era raro que se mearan encima. También hay que decir que no solo lo hacían por falta de letrinas, es que eran muy cómodos y no miraban mucho lo de irse a los jardines", cuenta la historiadora. El texto de esta divulgadora, que compagina su trabajo en un instituto madrileño con sus contenidos en TikTok, es un golpe directo a la imagen de un pasado idealizado. Incluso rompe con la idea generalizada de que la Edad Media era una época oscura y más sucia que las posteriores. Todo lo contrario. "Se suele pensar en la Edad Media como si fuera una época oscura y llena de mierda. Pero en realidad se extendían conceptos como el baño a remojo que se perdieron con el paso a la Edad Moderna. Fue esa época siguiente la que acabó concentrando las peores escenas junto con la primera era industrial", detalla.
placeholderAlejandra Hernández, con su libro. (Imagen cedida)
Alejandra Hernández, con su libro. (Imagen cedida)
Sin ir más lejos, Hernández también habla del caso español. Un país imperial que no paraba de crecer y ganar territorio, pero con un Estado en bancarrota. Sus ciudadanos empobrecidos se apelotonaban en ciudades atestadas, con poca o ninguna organización urbana y pocas posibilidades de llevar a cabo políticas públicas. "Por ejemplo, la gente no podía cambiarse de ropa una vez al día, que es una medida básica de higiene para evitar enfermedades y mejorar el ambiente. Se vivió un éxodo urbano masivo y al vivir en ciudades tenían mucho menos acceso al agua".
Esto no solo se quedaba en los bajos estamentos, ni siquiera entre la nobleza o la burguesía, con muchas más posibilidades, se mantuvo un gran amor por el aseo. "En el libro hablamos del verde isabelino, un color cuyo nombre viene de tres personajes de la aristocracia que pasaron a la historia por compartir nombre y falta de lavado. Esa supuesta falta de aseo fue lo que acercó sus colores a ese verde. Se trata de Isabel I de Inglaterra, Isabel Clara Eugenia e Isabel II".
Más limpios para producir más
¿Cuándo y cómo cambió esto? Con la Revolución Industrial y los movimientos higienistas del siglo XIX. Según explica Hernández, fue en esa época marcada por la Ilustración cuando la gente volvió a pensar en que quizá sería bueno lavarse y que el poder público debía incentivarlo. "El origen está en Inglaterra, como el de otros muchos movimientos surgidos con la Revolución Industrial. Y aunque acabó teniendo un trasfondo bueno para la población, también tuvo una lectura más perversa. En pleno boom del capitalismo industrial, muchos estamentos apoyaron estas decisiones al llegar a la conclusión de que si se mejoraba la salud pública y la higiene, los obreros faltarían menos al trabajo".
Higienistas como Edwin Chadwick unieron fuerzas con las fuerzas del capital y con el sistema establecido y se pusieron manos a la obra. Se incentivó el lavado, se pidió más control en lo que se comía y se bebía e incluso impulsaron medidas para controlar el sexo y evitar al máximo las enfermedades venéreas. Había que centrarse en producir, y en algo también importante, en una salud que evitaría más movimientos revolucionarios. "Piensa que hablamos de la época de las revoluciones liberales y el inicio de los movimientos obreros. Estos higienistas no eran tontos y vieron rápido que si mejoraban las condiciones del pueblo, este tendría menos ganas de rebelarse", cuenta Hernández.
Foto: Detalle de portada de 'Odorama' (Taurus), de Federico Kukso.
El hedor: ¿cuánto aguantarías en un mundo donde nadie se duchara?
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A España, como todo lo que explotaba en esa época, llegó tarde. Y lo hizo tras la vuelta de un rey que no quedó demasiado bien para la historia, Fernando VII. Con su regreso, llegaron a España las ideas higienistas y figuras como el humanista Pedro Felipe Monlau o el exalcalde de Madrid Francisco Méndez Álvaro. Copiando los modelos franceses e ingleses, impulsaron medidas que unían salud con urbanismo y moral. "Hasta el siglo XIX, éramos una sociedad bastante guarra. Y costó corregirlo en un país mucho menos industrializado que los de su entorno y con un desarrollo mucho más lento. Pero se fue haciendo". Para conseguirlo, tiraron de un clásico, la Iglesia. "Si te das cuenta, muchos conceptos como el decoro, que ha llegado a nuestros días, vienen de esa unión entre la moral y lo puramente sanitario. El decoro es ir bien vestido, pero también ir aseado y limpio. Está claro que aprovecharon también la moral cristiana para conseguir que sus ideas calasen en la sociedad", termina Hernández.
« Última modificación: 26 de Mayo de 2023, 15:00:17 pm por 47ronin »

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Re: CURIOSIDADES
« Respuesta #982 en: 26 de Mayo de 2023, 08:02:54 am »

Así era la gigantesca red de prostíbulos públicos que levantaron los Reyes Católicos por sus reinos


En Valencia se alzó uno de los prostíbulos más grandes de toda la Europa medieval que, hacia 1501, contaba con «entre 200 y 300» trabajadoras
Prohibir o regular, el acuerdo imposible sobre la prostitución
Burdel (J. Beuckelaer, 1562)
Burdel (J. Beuckelaer, 1562) ABC
CÉSAR CERVERA


23/05/2023
Actualizado 25/05/2023 a las 17:00h.


En los últimos compases de la campaña de Granada, los Reyes Católicos otorgaron al bravo capitán Alonso Yáñez Fajardo la licencia para establecer prostíbulos en los pueblos conquistados y que se conquistasen de Granada, algo así como el 'putero mayor del reino'. Aquella concesión no era un asunto baladí, sino la guinda a la espectacular red de burdeles públicos que se extendía por territorio cristiano. Desde que San Agustín había reconocido que los prostíbulos eran «un mal menor» en la lucha eterna contra la corrupción de las costumbres y los desórdenes sexuales, los reyes cristianos habían decidido mirar a otra parte por toda Europa.

El objetivo de las mancebías, como se llamaban estos espacios, era intentar acabar con la prostitución callejera o clandestina. En Aragón y Castilla ya existían estos espacios reglados, pero los Reyes Católicos subieron la apuesta fomentando a nivel nacional este modelo de prostitución con el envío de órdenes a los distintos concejos, villas o lugares de la monarquía para la creación de casas y la redacción de ordenanzas.


En Valencia se alzó uno de los prostíbulos más grandes de toda la Europa medieval que, hacia 1501, contaba con «entre 200 y 300» trabajadoras. No era un edificio como tal, sino que estaba formado por varias calles alrededor de las cuales se levantaban diferentes hostales (unos quince en las mejores épocas del lupanar). El flamenco Antonio de Lalaing se asombró con un macroburdel que «es grande como un pueblo pequeño» y elogió su organización: con porteros que controlaban la entrada, médicos pagados por la ciudad para realizar inspecciones semanales a las mujeres y todo tipo de servicios.

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Lo excepcional del caso español era el estrecho celo que se ponía en que las mujeres fueran sometidas a controles sanitarios y a la insistencia de las autoridades religiosas por sermonearlas, aunque fuera de Pascuas a Ramos, para que dejaran aquella mala vida y se entregaran a la oración. En cuaresma, fray Hernando de Talavera solía encerrarse en su palacio con las prostitutas de Granada para agotarlas a homilías.


Fernando e Isabel fomentaron estos burdeles pensando en la salud espiritual de las mujeres, pero también en sus bolsillos. El modelo repercutía en un gran beneficio para los concejos a través de la llamada «renta de la mancebía» o «renta de la putería», que estaba integrada no solo en lo que pagaba a las arcas del concejo el arrendador de la mancebía, sino también por el llamado «derecho de perdices», un antiguo privilegio que cobraban los alguaciles de los distintos lugares del reino por la protección que brindaban a las prostitutas. En Córdoba, directamente los burdeles estaban en terrenos alquilados por la catedral.

Bajo vigilancia y atención médica
Ya en tiempos de Felipe II, se expidieron pragmáticas para que todas las grandes ciudades de Castilla contaran con una «mancebía», especialmente las que se hallaran cerca de un puerto o de una universidad, por ser los marineros y los estudiantes dados a estos centros. Según la ley, la joven que quisiera dedicarse al oficio debía acreditar ante el juez de su barrio ser mayor de doce años, haber perdido la virginidad, ser huérfana y no ser noble. Aun así, el juez trataba de disuadirla de su propósito con una plática moral que, en caso de no surtir efecto, dejaba paso a una autorización por escrito para que ejerciera el oficio más antiguo del mundo.

'La rendición de Granada', por Francisco Pradilla.
'La rendición de Granada', por Francisco Pradilla. ABC
Un médico visitaba el burdel de vez en cuando para certificar que estuvieran sanas, y en caso de encontrar una posible infección se prohibía ejercer el oficio a las afectadas. La prevención contra la sífilis eran prioritaria, como así advierte un pregón general para «la buena gobernación de esta corte» fechado en 1585:

«Otrosí mandan que ninguna mujer enamorada que haya estado, o esté enferma de bubas, si fuese vecina desta Villa no gana en ella ni en la mancebía, so pena de cien azotes, y que para que no fuera vecina ni natural, no gane, y se vaya luego de la Corte, so pena de cien azotes».

Felipe IV, atormentado por su propia mala conciencia y por la nueva moral salida del Concilio de Trento, cerró de golpe estos burdeles y viró las leyes hacia la prohibición

En el periodo de Felipe IV, hombre conocido por su interminable legión de hijos ilegítimos, la cifra sobrepasaba las 800 casas públicas en la noche madrileña, según cifras recogidas por José Deleito y Piñuela en su libro 'La mala vida en la España de Felipe IV'. Sin embargo, este Monarca, atormentado por su propia mala conciencia y por la nueva moral salida del Concilio de Trento, cerró de golpe estos burdeles y viró las leyes hacia la prohibición, las grandes damnificadas fueron otra vez ellas, forzadas a la clandestinidad y a ser recluidas en las llamadas Galeras de Mujeres, «para expiar su culpa y apartarlas del mal».

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«Las infelices que se hacen prostitutas son llevadas a las cárceles, cuando se les antoja a los alguaciles», anotó Goya en uno de sus Caprichos siglos después.

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Re: CURIOSIDADES
« Respuesta #983 en: 26 de Mayo de 2023, 18:00:06 pm »
Pues hemos vuelto a los tiempos de Felipe IV, a la prohibición, cuando, curiosamente, los Reyes Católicos, optaron por la regulación, sobre todo sanitaria. . . da qué pensar, eh?. . .

"No hay hechos, sino interpretaciones" Nietzsche

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Re: CURIOSIDADES
« Respuesta #984 en: 04 de Junio de 2023, 06:29:11 am »

¿Envenenó Isabel la Católica a su hermano Enrique IV?

 
El programa Los pilares del tiempo accede a la tumba del rey Enrique IV. ¿Qué enigma guarda? #LosPilaresDelTiempo: jueves a las 22:00 horas en La 2 | Todos los programas disponibles -gratis y online- en RTVE Play

01.06.2023
RTVE

El Monasterio de Guadalupe, en Cáceres, ha guardado, y sigue guardando, uno de los enigmas más importantes de la historia de España. Fue uno de los lugares más emblemáticos en la vida de Isabel I de Castilla y en su trayectoria política. Isabel lo frecuentó cuando, siendo aún una joven infanta, vino con su hermano, el rey Enrique IV. Fue tal la importancia que la reina Isabel le dio al Monasterio de Guadalupe, que ordenó que su testamento fuera custodiado por los monjes jerónimos.

Ante la fachada del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe (Cáceres)
El Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, en Cáceres, era uno de los lugares favoritos de Isabel la Católica. RTVE

“Lo que hoy llamaríamos un animal político, eso era Isabel”
La vida de Isabel estuvo muy marcada por las disputas por el derecho a la corona, que consiguió finalmente, a pesar de ser tercera en la línea de sucesión al trono, por detrás de sus hermanos Enrique y Alfonso.

Enrique IV, murió en 1474 y fue enterrado en Guadalupe, pero nadie conocía el lugar exacto. La momia estaba escondida en el Altar Mayor de la iglesia del monasterio. Fue en 1946, casi cinco siglos después, cuando por azar, se encontró su tumba en una pequeña cavidad tras el retablo. Aparecieron dos ataúdes que contenían las momias del rey Enrique IV y de su madre, María de Aragón.

El médico y escritor Gregorio Marañón, y un equipo de expertos, estudiaron la momia del monarca para intentar despejar dos dudas históricas: la primera, si fue envenenado el rey por orden de Isabel y Fernando como sostenía su hija, Juana de Castilla. La segunda duda, si Enrique IV era el padre biológico de Juana, a la que llamaban la Beltraneja por la sospecha de que era fruto de la relación adúltera entre la reina y el valido del rey, Beltrán de la Cueva.

Accedemos a la tumba del rey Enrique IV
En contadas ocasiones se ha retirado el cuadro del altar mayor. Juana la Beltraneja acusa a Isabel de asesinar al rey Enrique IV.

Accedemos a la tumba de Enrique IV
Enrique IV, murió en 1474 y fue enterrado en Guadalupe, pero nadie conocía el lugar exacto. La momia estaba escondida en el Altar Mayor de la iglesia del monasterio. RTVE

 

María Jesús Fuentes, profesora de Historia Medieval, encontró en una biblioteca de Harvard la copia de un manifiesto firmado por Juana la Beltraneja en el que denuncia las manipulaciones de Isabel y la culpa de envenenar a su padre, el rey Enrique IV.

Recorremos el Archivo de Guadalupe
Recorremos los fondos documentales que guarda el archivo del Monasterio de Guadalupe. RTVE

En este documento Juana la Beltraneja acusa a su tía de ser una mujer codiciosa y soberbia. “Posiblemente fuera solo propaganda política”, apunta la profesora María Jesús Fuentes.

“El arsénico, el veneno que posiblemente mató a Enrique IV”
En el estudio que realizó Gregorio Marañón a la momia de Enrique IV, apuntaba la posibilidad del arsénico como causa de la muerte del rey. Era el veneno más usado en la época. El científico no pudo dar una respuesta certera y continúa este gran enigma histórico.

Descubre la figura de Isabel la Católica y todas las curiosidades que esconde el Monasterio de Guadalupe en el programa Los pilares del tiempo. Lugar clave para la reina en su vida y al que ella consideraba su “paraíso”.

Isabel la Católica fue la primera gran reina de Europa, y su boda con Fernando de Aragón, daría lugar a la unión de las dos coronas más poderosas de la península.


El matrimonio de los Reyes Católicos: cómo y dónde se gestó

El legado de su reinado en forma de patrimonio nos lleva hasta el Palacio que la vió nacer en Madrigal de las Altas Torres, en Ávila. O los Monasterios de Guadalupe y San Juan de los Reyes, donde desplegó su profunda religiosidad. Y por supuesto la Catedral de Granada y su capilla Real, donde descansan los restos de esta reina ambiciosa y oportuna.


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Re: CURIOSIDADES
« Respuesta #985 en: 08 de Junio de 2023, 10:19:07 am »
Yo les venía a informar de esta curiosidad que descubrí el otro día. Pues resulta que se ofrecen regalos solidarios para todos aquellos que quieran hacer un regalo y ayudar a la vez a una causa social. Yo he encontrado estos y la verdad es que me parecen muy interesantes. ¿Alguien se anima?

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Re: CURIOSIDADES
« Respuesta #986 en: 09 de Junio de 2023, 13:19:59 pm »
Muy interesantes estas curiosidades aunque yo os animo a mirar también estos robustos pie de mesa.
Son de gran calidad y elaborados a partir de hierro forjado a mano. ¿No os parece sorprendente?