En fin...
Los policías egipcios quieren llevar barba
Un grupo de oficiales se rebelan en El Cairo contra la norma no escrita, y exigen al presidente Mursi poder usar, como él, el vello facial para mostrar su religiosidad
Desde hace décadas, especialmente desde los años de Hosni Mubarak, el atuendo de la policía egipcia ha consistido en uniforme blanco (en verano) y negro (en invierno), gorra o casco y, opcionalmente -aunque muy popular entre los más veteranos-, bigote. Con el cambio de escenario político en Egipto, gobernado hoy por un presidente islamista, un grupo de agentes de policía exigen no tener que afeitarse obligatoriamente y poder dejar crecer sus barbas, con las que quieren demostrar su religiosidad islámica.
Un grupo de estos oficiales, que fueron suspendidos de sus puestos y sancionados el pasado febrero por haberse rebelado contra la norma no escrita que prohíbe la barba entre los agentes, se manifestó ayer a las puertas del Ministerio del Interior para exigir al presidente Mohamed Mursi que vuelva a admitirlos en el cuerpo. Los uniformados, que se han organizado en la coalición “Soy un oficial de policía barbudo”, con página en Facebook, consideran que los tiempos han cambiado, y que la ley no impide que la policía luzca una barba que, por otra parte, no le impide realizar su trabajo.
El pasado julio, el grupo se llevó un revés en los tribunales, que dieron la razón al Ministerio del Interior, que había prohibido tanto dejarse crecer la barba como llevar el pelo largo. Los oficiales denunciaron al ministro por violar su libertad personal y por no respetar la sharía (ley islámica), que la Constitución considera fuente principal del derecho en Egipto.
Aunque gran parte de los teólogos islámicos consideran que la barba -al igual que el velo en las mujeres- muestra el compromiso de los hombres con su fe, el gran mufti de Al Azhar, la principal institución suní del mundo, dictaminó en una fatua que este vello facial no es obligatorio para los musulmanes.
El propio Mursi, que también luce barba, se solidarizó con los agentes durante la campaña electoral, pero desde que fue elegido presidente el pasado junio no se ha vuelto a pronunciar sobre el tema. Los policías sancionados consideran que el silencio oficial busca apaciguar a las fuerzas laicas, que temen una islamización de la esfera pública egipcia.
La línea roja
La barba, sobe todo si se combina con el pelo de la cabeza muy corto, suele ser un signo de conservadurismo religioso entre los musulmanes. Durante las décadas de gobierno de Hosni Mubarak, que combatió el islam político con ferocidad, muchos islamistas optaron por afeitarse cada mañana para evitar problemas y poder acceder a cargos de la administración que jamás habrían sido asignados a un barbudo.
Rosarios musulmanes o cuadros enmarcados con citas del Corán podían verse en muchos despachos oficiales, pero la barba era una línea roja que pocos traspasaban. Hoy, tanto el primer ministro Hisham Qandil, muchos miembros de su gabinete y el propio presidente Mursi, lucen barbas de diversa longitud.
A principios de septiembre, otro tabú religioso se rompió en la televisión pública, al permitir uno de los canales estatales que una de sus presentadoras de informativos luciera hiyab (velo islámico).