Autor Tema: Grabaciones, fotografías y protección de datos  (Leído 255417 veces)

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2240 en: 31 de Enero de 2023, 14:24:28 pm »
 Esta es para juristas...follarse a independentistas, que jamás habría follado con el si llegan a saber que es un policía infiltrado...tiene encaje,?

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2242 en: 31 de Enero de 2023, 14:26:04 pm »
No llegará a ningún sitio, porque ya están reconociendo que hubo consentimiento, lo que alegan es que, les faltaba información a la hora de dar ese consentimiento. . . pero será un procedimiento interesante desde el punto de vista jurídico. . .

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"No hay hechos, sino interpretaciones" Nietzsche

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2243 en: 31 de Enero de 2023, 20:06:48 pm »
No llegará a ningún sitio, porque ya están reconociendo que hubo consentimiento, lo que alegan es que, les faltaba información a la hora de dar ese consentimiento. . . pero será un procedimiento interesante desde el punto de vista jurídico. . .

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https://twitter.com/PastoriFiligran/status/1620323797831405569?t=W6FPAvTXk6Bh2JLYkKXXWQ&s=19

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2244 en: 31 de Enero de 2023, 20:28:18 pm »
Las respuestas son de lo mejor del Club de la Comedia. . .

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2245 en: 01 de Febrero de 2023, 07:12:11 am »


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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2246 en: 01 de Febrero de 2023, 08:11:36 am »

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2247 en: 01 de Febrero de 2023, 08:24:58 am »

El engaño y el abuso sexual del Estado


MIQUEL RAMOS

31/01/2023

A la izquierda, el agente D. H. P. durante su paso por la escuela de policía de Ávila. En la imagen de la derecha se pueden apreciar los tatuajes que se realizó entre 2020 y 2021.- LA DIRECTA

Un espacio social de tu barrio, abierto al público, donde se realizan actividades regularmente, y donde compartes tranquilamente con la gente. No hay nada que esconder. Las actividades se publicitan en carteles en la calle y en las redes, y las puertas siempre están abiertas: cine gratis, talleres contra la violencia machista, huertos urbanos o conciertos se mezclan con las campañas políticas habituales de los movimientos sociales habituales. Desde el derecho a la vivienda, pasando por la solidaridad internacionalista, la defensa de los servicios públicos y mil asuntos más que forman parte de las agendas de los colectivos que trabajan al margen de las instituciones y que cuestionan constantemente al poder. Y que son publicitadas abiertamente.

Este fue el objetivo de la infiltración de un agente de Policía, destapada, una vez más, por La Directa, meses después de descubrir otro topo en movimientos juveniles independentistas y en colectivos de barrio. Aquél, que se hacía llamar Marc y a quien dediqué otra columna, participó incluso en actividades de desobediencia civil y fue retratado en más de una acción. Tras publicarse su verdadera identidad, I. J. E. G. publicó en sus redes personales, las de verdad, imágenes jactándose de su gran hazaña en una piscina de su Menorca natal. Su trabajo, sin embargo, no logró desarticular ninguna banda armada, ni prevenir ningún ataque violento ni ningún crimen. Simplemente fichó militantes y simpatizantes de aquellos movimientos. Fichas policiales de personas que dedican parte de su tiempo a intentar cambiar las cosas, incluso sin cometer ningún delito. Fichas de gente, sí. Por su ideología.

Para quien no está familiarizado con los movimientos sociales, estos pueden parecer espacios opacos, organizaciones semiclandestinas que conspiran bajo el más absoluto secreto. Quien conoce a los movimientos sociales sabe que se enfrenta al poder con su cuerpo, asumiendo las consecuencias, y en absoluta desproporción de fuerzas dejando en evidencia cómo el Estado protege los intereses de unos pocos y machaca a la disidencia que le saca los colores. Y todo, incluso las acciones, está siempre explicado, anunciado y retratado por ellos mismos en sus redes. No hay nada que esconder. No hay nada de lo que avergonzarse. Y eso, quizás, es algo que también molesta. Por eso, quizás, hay quienes se enfrentan a años de prisión por intentar parar un desahucio. Molestan. Son peligrosos. Porque ponen en evidencia los rotos de un sistema que hace aguas por todas partes.

Esta vez, el policía infiltrado fue más allá y traspasó algunas líneas que hacen de este caso un asunto mucho más grave: mantuvo relaciones sexoafectivas con varias personas del entorno de estos movimientos sociales. Mujeres a las que engañó con una personalidad falsa y a las que usó sexual y emocionalmente para obtener información sobre otras personas. Con alguna de ellas llegó incluso a mantener una relación duradera, haciéndole creer que era otra persona. "Se ha utilizado a las personas, su intimidad, sus deseos, sus proyectos de vida, sus ambiciones, sus inseguridades, su tiempo, sus esperanzas políticas... para acceder a nuestros espacios de activismo con el fin de recabar información. Una vez más los cuerpos y los deseos de las mujeres utilizados como herramientas de control por el Estado", manifestaban feministas madrileñas en sus redes tras conocer la noticia.

Existen precedentes en estas prácticas como el caso Spycops Scandal del Reino Unido que destapó la infiltración de Mark Kennedy, un agente de la policía secreta que había mantenido una relación de varios años con la activista de izquierdas Kate Winslow. Tal y como relata La Directa en una pieza separada de la investigación recién publicada, "el Tribunal de las Facultades de Investigación, un organismo dedicado a investigar las quejas relativas a abusos cometidos por organismos públicos británicos dictaminó, en septiembre de 2021, que esta operación secreta de la policía británica había vulnerado hasta cinco derechos fundamentales del activista Kate Wilson". Por ello, el Estado tuvo que indemnizar con decenas de miles de libras a la activista. Pero este no era el único caso. Se descubrió que, desde finales de los años 60, había habido cientos de infiltrados. Algunos, incluso, habían tenido hijos con las afectadas.

Ayer, cinco de las mujeres que se vieron afectadas por el policía infiltrado en Barcelona, acompañadas por el sindicato CGT y el Centre per la Defensa dels Drets Humans, Iridia, anunciaron una querella contra este por abusos sexuales continuados, delitos de tortura o contra la integridad moral, descubrimiento y revelación de secretos e impedimento del ejercicio de derechos cívicos. Veremos cómo justificará el Estado este asunto, quién planificó todo esto, qué peligro suponían estos movimientos sociales y qué recursos se emplearon para qué fin. Por qué tenían los agentes documentación falsa, qué perseguían, de quienes recibían órdenes, a quién rendía cuentas y hasta donde se justifica la instrumentalización de los cuerpos de las mujeres para estos fines.

Posiblemente para el policía "Marc" y para el recién descubierto "Daniel", ellos tampoco tienen nada de lo que avergonzarse. Cumplen su función. Se han entrenado para ello y están convencidos de que lo hacen por un bien superior, por salvaguardar el statu quo, el orden, su orden, el que les enseñó que esos chavales y esas chavalas son peligrosos y hay que tenerlos controlados. Y por dinero, claro. De eso viven. Y lo grave de este asunto es que, una gran parte de la ciudadanía lo avala. Llevan años escuchando a los medios explicar lo malos que son los ‘antisistema’ (ese cajón de sastre donde cabe cualquiera que cuestione el statu quo) y para esto existen las brigadas de información de las policías. También los políticos y gobernantes lo toleran cuando no lo promueven.

La gravedad de todos estos casos, más allá de la gravísima instrumentalización de los cuerpos de las mujeres, es, como bien apuntan las feministas, el constante acecho a la libre asociación y a la libertad de pensamiento. Es estar constantemente en el punto de mira de las autoridades por pensar o por organizarte para cambiar las cosas. Aunque lo vistan de potencial peligro que hay que vigilar y aludan a amenazas de violencia que nunca se materializan, como se han demostrado en estos dos casos descubiertos.

El problema añadido es que, un gobierno democrático (que ya pasó página de las denuncias contra el anterior agente descubierto), y una parte de esa ciudadanía que se llama demócrata, defiende que esto pase y lo asume como mal menor para salvaguardar el orden. El problema es no querer ver que estas praxis son inherentes a esas democracias sustentadas por un orden social y económico que tolera estéticamente y hasta cierto punto, la disidencia y la discrepancia, mientras esta no suponga una amenaza real. Y en este caso, como en tantos otros, esta "amenaza real" es que pongan en evidencia sus miserias. Como ya lo han hecho las compañeras de La Directa desvelando de nuevo otra práctica abusiva del Estado.

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2248 en: 01 de Febrero de 2023, 08:26:49 am »
Ya lo dijimos señor Heracles...un caso para juristas.


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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2249 en: 01 de Febrero de 2023, 10:01:41 am »
Si es de juristas,la ministra/e sabe mucho.

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2250 en: 01 de Febrero de 2023, 11:19:45 am »
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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2252 en: 01 de Febrero de 2023, 13:15:03 pm »
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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2253 en: 01 de Febrero de 2023, 13:48:12 pm »
No sé si comprar palomitas. . . o el "Hola". . . luego dicen que los hombres pensamos con la cabeza de la polla. . . la cuestión es. . . y si hubiera sido al revés?. . . y si en vez de un agente infiltrado hubiera sido una agente infiltrada?. . . también hablaríamos de lo mismo?. . . si Mata Hari levantara la cabeza. . .

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« Última modificación: 01 de Febrero de 2023, 20:58:50 pm por Heracles_Pontor »

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2254 en: 01 de Febrero de 2023, 20:45:23 pm »
No sé si comprar palomitas. . . o el "Hola". . . luego dicen que los hombres pensamos con la cabeza se la polla. . . la cuestión es. . . y si hubiera sido al revés?. . . y si en vez de un agente infiltrado hubiera sido una agente infiltrada?. . . también hablaríamos de lo mismo?. . . si Mata Hari levantara la cabeza. . .

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https://twitter.com/JosemaVallejo/status/1620509553388576768?t=xN6fvoX3qwLgxs0Ke4JP-Q&s=19

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« Respuesta #2255 en: 01 de Febrero de 2023, 21:00:29 pm »
Éstos, al final, como los amantes de Teruel, tonta ella, tonto él. . .

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2257 en: 02 de Febrero de 2023, 08:02:55 am »
La venganza de una exjefa a su empleado en un bar: detenida por enseñar vídeos de su infidelidad


La Policía Nacional ha detenido a la expropietaria de un bar de Benidorm (Alicante) que enseñó a la mujer de su antiguo empleado vídeos de su infidelidad
BORJA MÉNDEZ

PUBLICADO 01/02/2023 15:37
ACTUALIZADO 01/02/2023 15:37
La venganza se sirve en plato frío. Esta expresión podría valer para la historia que ha conseguido desenmarañar la Policía Nacional de Alicante. Los agentes han detenido a la expropietaria de un bar de Benidorm que mostró a la mujer de uno de sus antiguos empleados las imágenes de las cámaras internas del local en la que se podía ver una presunta infidelidad del mismo, según han informado fuentes policiales a Vozpópuli.

La arrestada es de nacionalidad española tiene 59 años y ha sido detenida como autora de un presunto delito de descubrimiento y revelación de secretos. Fue puesta en libertad, una vez concluidas las diligencias, quedando a la espera de ser citada por la Autoridad Judicial.

El traspaso del local fue el detonante

Esta historia de venganza y desencuentros se remonta a finales de agosto del año pasado. La propietaria de este bar traspasó el local pero uno de sus antiguos empleados siguió en el mismo trabajando para el nuevo jefe. Ese fue el comienzo de las desavenencias entre los dos.

Las discusiones y las amenazas eran frecuentes entre ambos ya que la antigua jefa se sentía engañada por su hombre de confianza en el local. Toda estas disputas fueron a mayores cuando la investigada se personó en el lugar de trabajo de la mujer de su ex empleado para mostrarle unas imágenes de las cámaras de seguridad del local en las que se le podía observar en actitud amorosa con otra mujer.

La exjefa enseñó las imágenes de las cámaras de seguridad del bar

El hombre recibió la llamada de su mujer, extremadamente nerviosa y pidiéndole explicaciones por las imágenes que acababa de ver. Este camarero se personó en la Comisaría de la Policía Nacional en Benidorm donde expuso los hechos.

Allí manifestó que presuntamente, su ex jefa había utilizado las imágenes de vigilancia del CCTV del establecimiento que grababan cocina, barra y almacén, en las que se le podía observar con otra mujer para mostrárselas a su pareja. De la investigación se hizo cargo la Brigada de Policía Judicial que detuvo a la denunciada.

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Re: Grabaciones, fotografías y protección de datos
« Respuesta #2259 en: 03 de Febrero de 2023, 08:41:58 am »
Esta es para juristas...follarse a independentistas, que jamás habría follado con el si llegan a saber que es un policía infiltrado...tiene encaje,?

El caso de las activistas engañadas por un policía infiltrado abre un debate sobre el consentimiento


El diario 'La Directa' desvela que un agente de la Policía Nacional mantuvo relaciones sexoafectivas con al menos ocho mujeres para infiltrarse a lo largo de tres años en distintos movimientos sociales de Barcelona
 La feminista Dolo Pulido considera que no solo es un ejemplo de "consentimiento viciado", sino que da cuenta de cómo se "utilizan los cuerpos de las mujeres por parte del Estado" para obtener información y controlar los espacios "disidentes ideológicamente"



Manifestación contra la infiltración de un policía entre diversos movimientos sociales de Barcelona. EP
Sabela Rodríguez Álvarez

2 de febrero de 2023 21:31h
@SabelaRulinha
A Clara la conoció durante una asamblea pensada para tejer una guía de prevención y actuación contra la violencia machista. Fue en noviembre de 2020, entre las paredes del centro social okupado La Cinètika, en Barcelona. Fue el inicio de una relación que se prolongó durante un año. Daniel Hernández Pons resultó, sin embargo, no ser quien decía: ni activista, ni militante de izquierdas, ni siquiera era aquel su nombre real. A Clara y a al menos otras siete chicas con las que mantuvo relaciones sexoafectivas las engañó con un objetivo claro: infiltrarse en los espacios donde militaban y obtener información. D.H.P (sus iniciales reales, coincidentes con el nombre ficticio) es en realidad miembro del cuerpo de Policía Nacional y durante tres años se introdujo de manera perfectamente orquestada en el tejido social de Barcelona, según ha desvelado una investigación publicada este lunes por el diario La Directa.

Hasta ocho mujeres, tal y como relata el mismo medio, iniciaron relaciones íntimas con una persona que, sencillamente, no existía. "Si hubiera sabido que era policía, nunca habría mantenido una relación con él", admite una de ellas después de haber conocido la identidad real de su expareja. El agente de la Policía Nacional se habría infiltrado en diversas corrientes vinculadas a organizaciones sindicales, espacios libertarios y movimientos antirrepresivos, donde participaba en acciones como movilizaciones antidesahucios. La Directa recuerda que el marco legal actual contempla este tipo de infiltraciones solo cuando se encuentran amparadas por una orden judicial, en supuestos de terrorismo, crimen organizado y tráfico de estupefacientes.

Thank you for watching

Unidas Podemos, la CUP y Esquerra Republicana han pedido la comparecencia del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la Generalitat de Cataluña le ha remitido una carta demandándole "respuestas urgentes". Pero el mayor impacto de la investigación ha recaído sobre las espaldas de las organizaciones sociales, especialmente de las militancias feministas, quienes han iniciado una necesaria reflexión sobre el consentimiento. 

"Instrumentalización sentimental y terrorismo sexual con dinero público"
La Comisión 8M de Madrid abría el debate el mismo lunes: "¿Podemos hablar de abusos sexuales por parte del Estado?", se preguntaba en redes sociales. "En una relación donde mientes sobre quién eres, el consentimiento y el deseo están totalmente manipulados. El desequilibrio y abuso de poder es evidente", planteaban las feministas. La organización catalana 8 Mil Motius compartía el mismo sentir: "Cuando el violador es el Estado", la finalidad que se persigue es quebrar las comunidades a las que pertenecen las víctimas, esgrimían en un comunicado este miércoles. "La violencia sexual en contextos represivos tiene como finalidad socavar la integridad de nuestros vínculos", denuncia el colectivo.

"Ocho compañeras estuvieron saliendo o se acostaron con alguien que no existe, con alguien que el gobierno, ese que dice proteger a las mujeres, había puesto ahí para algo. No es como si alguien te engaña sobre su equipo de fútbol o su estado civil. Realmente la persona con la que te acuestas no existe y nunca ha existido. En una relación en la que una persona no es quien dice ser, el consentimiento y el deseo están viciados", concluye la activista feminista Patricia Aranguren en este artículo. "Es el uso de los cuerpos de las mujeres, de nuestros deseos y nuestras vidas, de nuestra intimidad y nuestra vulnerabilidad, de nuestros proyectos y nuestras esperanzas, como mecanismo de control por parte del Estado. Instrumentalización sentimental y terrorismo sexual pagados con dinero público", arguye.

Dolo Pulido, activista en la organización Novembre Feminista, hace suyo el diagnóstico al otro lado del teléfono. "Hay hechos que son objetivos: un policía, un agente del Estado, se ha infiltrado en movimientos sociales, no terroristas sino disidentes ideológicamente, y ha utilizado relaciones sexoafectivas para alcanzar su objetivo: conseguir información para que el Estado pueda controlar estos movimientos sociales".

Para la activista, los hechos revelados por La Directa muestran que el agente policial "ha utilizado el poder y el engaño con estas chicas, quienes no han consentido libremente tener relaciones sexuales con esta persona". La gravedad de lo sucedido no parte, en este caso, de una conducta individual, sino que bebe de una estrategia global y sostenida por las instituciones. No solo es un ejemplo de "consentimiento viciado", sino que da cuenta de cómo se "utilizan los cuerpos de las mujeres por parte del Estado", ya que el agente "no está actuando a nivel individual", insiste la feminista. 

El impacto es múltiple: por un lado, la "violencia institucional" ejercida por las fuerzas de seguridad apuntala la evidente "desconfianza de las víctimas" en las instituciones. Una herida mucho más profunda cuando se trata de violencia sexual, pues solo el 8% de las mujeres da el paso de dirigirse a las autoridades para denunciarla. "Provoca una fractura absoluta", exclama Pulido.

Pero además, siembra una suerte de "relato del terror sexual" que lanza una advertencia a las mujeres: el riesgo a ser violentadas anida en todos los espacios de su vida. Incluso en aquellos que creían seguros. "No podemos sentirnos libres ni en las discotecas, ni en las calles, ni en los movimientos sociales", analiza la activista, quien entiende que la violencia sexual es "una telaraña que se cierne en distintos espacios" y cuyo impacto se recrudece cuando se trata de lugares, como los espacios de militancia política, que "pretenden liberarse de todos aquellos valores defendidos por el patriarcado". Este miércoles, miles de personas salieron a las calles de la capital catalana en protesta por lo sucedido. La marcha será replicada el viernes en Móstoles (Madrid) y el sábado de nuevo en Barcelona.


El análisis que dibujan las activistas feministas, ¿es trasladable a nivel jurídico? Hasta ahora, cinco mujeres han presentado querellas contra el agente, su superior jerárquico y el Ministerio del Interior como responsable civil subsidiario por delitos de abusos sexuales –dado que los hechos se cometieron cuando todavía existía el delito de abuso sexual, previo a la ley del solo sí es sí–, contra la integridad moral, revelación de secretos e impedimento del ejercicio de los derechos cívicos. "Se han mantenido diversas relaciones sexoafectivas con las querellantes y otras mujeres con un objetivo claro, y por tanto instrumentalizando estas relaciones y mujeres para acceder a cierta información y apuntalar su estatus de infiltrado y su identidad falsa", dice en esta entrevista la abogada penalista Sònia Olivella, miembro del centro Iríada y una de las impulsoras de la querella. "La ley prevé que el consentimiento debe ser libre e informado", recuerda y subraya que este elemento ha quedado "viciado" debido al "engaño" empleado por el agente. "Ellas no lo habrían consentido nunca en caso de haberlo sabido. Y la violencia sexual se entrecruza con la institucional porque los hechos son perpetrados por un agente en el marco de una operación policial". Este diario ha intentado sin éxito contar con varias de las abogadas encargadas de la redacción de las querellas.

Sònia Olivella reconoce que "no hay antecedentes" sobre casos similares en suelo español, pero su mirada y la de otras tantas activistas feministas se sitúa fuera de nuestras fronteras: en Reino Unido.

Décadas de espionaje y una victoria sin precedentes de las víctimas
"Es evidente que algunos oficiales establecieron largas relaciones sexuales íntimas que fueron abusivas, engañosas, manipuladoras y erróneas". Las palabras pertenecen al vicecomisario de Scotland Yard y fueron emitidas a través de un comunicado hace ahora ocho años. "Esto nunca debería haber sucedido. Es una grave violación de la dignidad e integridad personal. Las engañaron, pura y llanamente", abundaba el agente.

Así reconocían las fuerzas de seguridad londinenses su responsabilidad en el marco de una estrategia que se prolongó durante décadas, desde los años setenta, basada en la infiltración de agentes de policía en movimientos pacíficos de izquierda, ecologistas y antirracistas, una operación revelada en 2011 por el diario británico The Guardian. Scotland Yard tuvo que indemnizar a las mujeres afectadas, quienes coincidían de forma unánime –igual que sucede ahora con las activistas catalanas– en una idea: aquellas relaciones no habían sido realmente consentidas. El daño, en este caso, fue prácticamente irreparable: algunas de las mujeres llegaron a tener hijos con los agentes, quienes a su vez mantenían una vida paralela en sus respectivos núcleos familiares. Ni la disculpa ni la suma económica "van a compensar nunca" lo vivido, expresaron entonces dos de las afectadas.

Decenas de víctimas recopilaron sus vivencias a través de publicaciones, la mayoría expuestas en esta página web. Kate Wilson fue la única que decidió ir más allá de las acciones civiles y denunciar los hechos ante el tribunal dedicado específicamente a investigar abusos por parte de las instituciones públicas –Investigatory Powers Tribunal–. Aunque le costó diez años de batalla judicial, en septiembre de 2021 los jueces dictaron una sentencia pionera en la que reconocían la existencia de un listado de violaciones de derechos humanos por parte de la policía metropolitana, en el marco de unas operaciones que carecían de justificación alguna.

Kate Wilson había visto vulnerados hasta cinco derechos fundamentales, entre ellos el derecho a la no discriminación por razones de género. "El impacto de eso, el dolor, la paranoia y el sentimiento de vergüenza, realmente me paralizaron durante mucho, mucho tiempo", exclamaba la activista. A las víctimas del engaño todavía les quedan fuerzas y batallan, a día de hoy, por obtener reparación en todos los frentes. Hacia ellas miran ahora las activistas y militantes catalanas que han visto su confianza truncada por las fuerzas de seguridad.