Así le pueden robar el coche
3 Febrero 10 - Madrid - Diana Valdecantos El primer paso para hacerse con un coche es, por supuesto, dar con él. Un proceso el de búsqueda que puede llevar horas.
Se puede abrir la cerradura con un destornillador o un extractor de bombines. Foto Santi CARNERI
Suelen ser ciudadanos del Este los que se encargan en fabricar estos inhibidores de frecuencias que permiten a los delincuentes llevarse los coches sin que nadie les siga la pista ni localice el vehículo en cuestión. Foto: Santi CARNERI
Los ladrones pueden comprar un siniestro total y robar vehículos para reconstruirlo con esas piezas. Además, pueden desmontar los coches sólo para revender las piezas de los coches de alta Gama. Foto: Santi CARNERI
Así le pueden robar el coche3 Febrero 10 - Madrid - Diana Valdecantos
Un ladrón de vehículos explica los métodos que se utilizan en este mercado negro / Las bandas del Este venden los inhibidores de frecuencia por entre 1.500 y 4.000 euros
Pasear con Jimmy por la calle es como ir de escaparates. Huele los coches de lujo y parece que hasta saliva cuando ve alguno aparcado y solitario. Los mira como un buitre a su presa y, a veces, como un enamorado reciente a su amada. No en vano, para este joven, los vehículos son su modo de vida y lleva desde hace más de una década dedicado a burlar a los ingenieros de las multinacionales.
Puede montar y desmontar un coche sin problemas. Es un experto, tiene los contactos y el nervio para llevarse desde un Porsche Cayenne hasta un camión lleno de plasmas. Su habilidad con los cuatro ruedas le han abierto numerosas y diversas puertas, las ha probado todas, pero siente predilección por los coches de lujo.
Como en cualquier negocio que se precie, la mano de obra no va sola. Sus conocimientos no bastan para llevarse el premio gordo. Hay que conocer al que sabe más que tú. En Madrid, los que facilitan los instrumentos suelen ser ciudadanos del Este. Los de Jimmy son búlgaros. Ellos fabrican unos aparatos que barren todo tipo de frecuencias, localizadores y demás sistemas de seguridad, el cholo lo engancha al DNS, y listo.
Como en todo, en esta mercancía hay clases y colores. Existen inhibidores para marcas específicas Audi, BMW, Mercedes y de distinta potencia. Puedes hacerte con uno de ellos por 1.500, pero algunos cuestan hasta 4.000 euros. El trato con los que les venden es cordial y te hacen precio si te conocen. Claro que los búlgaros hacen un gran negocio de todas formas.
Una vez que se tiene este aparato la mitad del trabajo, está hecho. El resto de las herramientas necesarias para perpetrar el robo son más asequibles. Un elemento esencial es con el que abrirá la cerradura del coche en cuestión.
Aquí también existe un amplio abanico. Desde destornilladores, extractores de bombines manipulados y hasta llaves maestras que abren los coches de una determinada marca. Con esto, guantes y visera se lanza Jimmy a la caza.
El modus operandi también depende del fin con el que este joven roba el coche. Si es para revenderlo, o hacer una entrega a una tercera persona. Su manejo del coche hace que no le moleste demasiado estropear el vehículo para llevárselo. Puede arreglarlo sin problemas y va más a saco.
Otra historia es un encargo muy concreto, por ejemplo, para aluniceros profesionales o simplemente intermediarios que le piden un determinado vehículo un día concreto. Aquí, va con más cuidado. En el que menos se afana es el que se lleva para conseguir o revender sus piezas. Porque otra rama de este negocio es el que implica una venta cuasi legal.
Si a Jimmy le gusta un coche, un siniestro total también le vuelve loco. Los compra en desguaces legales y los recompone con las piezas robadas. Cuando se lo vende a un conocido, el vehículo es, a todas luces y en el papel, una buena compra a un precio más que razonable. Quien dice coches, dice motos de gran cilindrada y vehículos corrientes. Cualquier negocio vale con tal de sacar tajada.
En ocasiones, es el coche el que encuentra a Jimmy y no al revés. Puede que tenga intención de acompa?ar a su madre al médico y se dé de bruces con una oportunidad de oro. ?Pasa muchas veces?, explica. En estas circunstancias, depende de la semana que lleve, o los pedidos que tenga en la comanda que vuelva al hospital tras dejar a la parienta en casa.
No siempre se trabaja solo, pero que entre más gente en el juego implica siempre más riesgos. Para empezar, porque puede ?chivarse?, o directamente ser un ?chivato? o verse abocado a serlo. Segundo, porque siempre llama más la atención una pareja de viseras que un joven solitario subido a un coche de alta gama.
En cambio, para determinados trabajos como los camiones cargados con material sensible de revenderse es mejor compa?ía y necesaria una infraestructura. Por alguna razón, es más difícil inhibir un coche que un camión cargado y aparcado en la calle.
En estos casos, los ?soplos? son fundamentales. Alguien que sabe, que conoce a no sé quien, que dice que hay un camión. A Jimmy esto le gusta menos. Escapar de un patrulla con un coche de gran cilindrada si le pillan no lo duda, pero con un vehículo pesado, la cosa cambia y mucho. Además, hay que buscar a alguien a quien colocar el material y eso implica más riesgos, tiempo y noches sin dormir. Para moverse por la ciudad y cómo no sabe con lo que puede encontrarse, Jimmy viaja en una chatarra que compró por cien euros y no está a su nombre. Si le pillan y se quedan con la matrícula darán con la identidad de un toxicómano. Es otra técnica habitual. Se va a la Ca?ada Real, busca un drogadicto y le ofrece un buen negocio. Trescientos euros, un bocadillo, una ca?a y ropa nueva.
Lo lleva a su piso donde el toxicómano se ducha y adecenta para acercarse con buena cara a una gestoría donde firmará la titularidad del coche. Si pasa algo, Jimmy estará limpio.
Existen zonas donde los coches buenos se prodigan más. Efectivamente, en los barrios más acomodados. Allí se puede ir uno de caza sin problemas. Lo malo es cuando te hacen un pedido concreto para ya, y no hay forma de encontrar uno. Si sale bien, el precio merece la pena. A Jimmy le han pagado 4.000 euros en un sobre por robar un coche en Madrid y conducirlo hasta otra provincia.
En ocasiones un extranjero le hacía pedidos puntuales por buenos montantes. Jimmy no lo sabe, pero sospecha que es una red que los saca rápidamente de Espa?a. Él no hace preguntas y cumple, pero tampoco se siente cómodo trabajando a gran escala y con tanto ahínco. Las posibilidades de que te pille la Policía se multiplican y que encima te encalomen asociación ilícita.
Por eso depende del ritmo de trabajo y del ajetreo, que este joven recurre a una de la multitud de ramas de negocios que maneja. De momento, no le va mal. Desde luego, su peque?o imperio lo atestigua. Propiedades y, por supuesto, coches de lujo. Así que él sigue rondando los barrios más acaudalados en busca del coche so?ado.
Otras veces, como hace poco, le tocó la lotería. Tomando una ca?a el chico de al lado dejó las llaves de su coche. Como un lince, Jimmy se giró, disimuló, y se las metió en el bolsillo. Un regalo para un depredador.
Cuatro a la semana
En una buena semana, Jimmy puede llegar a robar cuatro coches. Claro que depende de la época. La crisis se ha notado en el sector del automóvil, aunque esté despegando, y eso se nota a pie de pista. Otras semanas, en cambio, los días pasan en blanco para este delincuente. Porque no sólo hay que hacerse con el vehículo, sino colocarlo, entregarlo, o revender las piezas. Una tarea nada fácil si no se tienen los pormenores del negocio cerrados. Muchos de esos ?robados? duermen bien cerca de donde fueron sustraídos en un primer momento. En otro barrio u otra localidad y a otro abrigo. Sin embargo, y a pesar de que a este joven ladrón de coches le vaya tan bien como cuenta. El número de coches robados en Madrid desciende a?o a a?o. En 2007, por ejemplo, el monto sumó un total de 11.500 vehículos sustraídos. Al a?o siguiente, la cifra bajó a 9.400. Casi dos mil robos menos. En los primeros seis meses del a?o pasado, se robaron 4.090 coches y 2009 se cerró con buenas cifras.