Al amparo de las reivindicaciones de los indignados la figura del 'okupa' ha vuelto a cobrar protagonismo. Revive dentro de un contexto -el del movimiento 15-M- que busca la consecución de un sueño: garantizar el derecho constitucional a una vivienda digna. En esa carrera, los 'indignados' han marcado algunos tantos.
Mano a mano con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), con la que colaboran activamente, han paralizado ya más de un centenar de desahucios. Además, el movimiento ofrece asesoramiento a los afectados por procesos de desahucio y tutoriza a las familias que deseen ocupar por su cuenta.
La 'okupación' de Tres Peces
El 'sueño' indignado, sin embargo, se torna oscuro en algunos puntos. Varios de los inquilinos del hotel Madrid y de los posteriores bloques ocupados para familias en crisis aseguran que los 'okupas' son mayoritariamente "delincuentes" que utilizan la ideología del 15-M para "blanquear" sus actuaciones y denuncian el saqueo de los edificios: "¿Qué familia se va a meter en una de estas casas, con esta gente?", se pregunta uno de ellos, víctima de un robo por parte de sus propios compañeros, "ninguna persona normal lo aguantaría".
Son los de los muchos edificios 'liberados' tras el 'revival okupa' de los dos últimos meses, desatado tras la toma del Hotel Madrid. El desalojo de este emblemático edificio -propiedad de una constructora que lo ha tenido abandonado varios años- provocó una reacción muy potente de los 'indignados', que salieron a protestar por "las decenas de familias", que ahora iban a verse en la calle.
Sin embargo, antiguos residentes del hotel aseguran que nunca existieron tales 'familias': "había alguna, pero el 90% eran delincuentes", afirma un exinquilino que cree que estos 'okupas' "son vagos que viven así porque quieren vivir así". "Alguno tenía 40 años y presumía de llevar ocho de okupa", prosigue este testigo, "si no tienen para comida, ¿cómo es que tienen para porros?", se pregunta: "Están tan ocupados cambiando el mundo que no les da tiempo de buscar trabajo", critica.
'Casas sin gente, gente sin casa'
Desde la Oficina de Vivienda reconocen el "error": "Las cosas no se han hecho como se tenían que haber hecho, pero nuestra intención no es trabajar así", admite Daniel Martinez, uno de los portavoces del grupo, que recuerda el trabajo que desarrollan con la PAH. Y puntualiza, "en el hotel sí había familias, aunque no eran el grupo mayoritario. No todos eran 'tirados'".
En otra de las ramas del movimiento, Democracia Real Ya, -plataforma que inspiró el 15-M- el descontento también es patente: "La ocupación puede ser una buena herramienta política si se practica en edificios en manos de bancos o especuladores y se organiza a través de plataformas como la PAH", explica uno de sus miembros, que asegura que el movimiento ha "dejado de tender la mano" a "alguna gente -'delincuentes'- muy lista que sabía que el 15-M apoyaría las ocupaciones y les protegería, pero que nos ha utilizado".
El caso más antonomásico, y uno de los que más ha dividido al movimiento, es la ocupación en la calle Tres Peces. Tras una marcha en protesta por el desalojo del Hotel Madrid, un grupo ocupó espontánemente este edificio, que resultó no ser propiedad de ningún 'banquero'. El inmueble, vacío por reforma, pertenecía a una comunidad de propietarios.
Uno de ellos, definido por los propios 'okupas' como una persona "humilde y trabajadora sin culpa de nada" asistió, patidifuso e impotente (debe esperar a la orden judicial para que se efectúe el desalojo), al ir y venir de personas que, con una escalera, se colaban por la terraza en su vivienda en el primer piso.
Aquel día los 'okupas' admitieron su "equivocación" y alcanzaron un pacto con el dueño por el que este prometía retirar la denuncia si ellos desalojaban el edificio en el menor tiempo posible. Algunos 'okupas' se ofrecieron incluso a ayudar a los propietarios con las reparaciones, en pago de su error.
La realidad es mucho menos idílica: los 'okupas' se retiraron del edificio de Tres Peces la semana pasada, tres después de su promesa de retirada. Según aseguran personas muy cercanas al movimiento, no se han ido con las manos vacías: "Se dieron cuenta de que había muchas cosas que se podían vender en chatarrerías y empezaron a llevarse el cable de cobre, la grifería...", cuenta uno de ellos.
Hace unas semanas, en una tensa asamblea en el Patio Maravillas (edificio ocupado para usos sociales en Malasaña) varios miembros del 15-M votaban su desvinculación con Tres Peces, -una ocupación que consideraron una "chapuza"- y pedían a los 'okupas' que retiraran de las ventanas los símbolos que asociaban sus actos al 15-M, un movimiento en continua búsqueda de su identificación con ese heterogéneo e indefinido "99% de la población". El líder del grupo de Tres Peces, cercado, les respondía receloso: "Vosotros no queréis que yo sea 15-M. Pero yo sí quiero serlo: ¿Qué hacemos?".
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/31/madrid/1325335252.html