Madrid
El nuevo dedo de Niwigw cuesta 10.000 euros a la sanidad pública
Niwigw Uzochukwu Chimaobi
Niwigw Uzochukwu Chimaobi ha «estrenado» dedo: el meñique de la mano derecha. El mismo que se amputó el pasado miércoles para retrasar su entrada en los calabozos, tras atacar con un machete a tres policías nacionales y abrir fuego contra dos de ellos tras desarmarles. Ocurrió en un control de indentificación rutinario en el parque Salvador de Madariaga, situado junto al tanatorio de la M-30. La «broma» del reimplante le ha costado a la sanidad pública madrileña entre 8.000 y 10.000 euros.
El violento nigeriano, de 1,95 de estatura y unos 120 kilogramos de peso, fue intervenido de inmediato en el Hospital Gregorio Marañón, donde se recupera. Mientras, los tres funcionarios policiales, que también fueron operados, evolucionan favorablemente dentro de la gravedad. El que salió peor parado es un joven de 22 años que comparte hospital con su atacante, quien le acuchilló, rajándole la cabeza e hiriéndole en el hombro izquierdo y en la escápula derecha. El segundo de los agredidos, de 32 años, el que logró salvar la vida gracias al chaleco antibalas que llevaba puesto, sufre una fuerte contusión en el pecho fruto del impacto del disparo—a quemarropa— y heridas en la cabeza y en el hemitórax derecho. Está en el Doce de Octubre y su pronóstico es reservado.
Los hechos se desencadenaron cuando Niwigw arrebató, inopinadamente, el arma reglamentaria a una agente en prácticas de 22 años e intentó disparar contra ella cuando, junto a su compañero, le requirió la documentación. Por respuesta, el corpulento nigeriano esgrimió una navaja de siete centímetros de hoja. La joven, estupefacta, sacó su pistola y comenzó a montarla, momento en el que el agresivo inmigrante la golpeó en la mano con un palo y se apoderó del arma. Disparó varias veces contra la policía en prácticas, pero la pistola no respondió, precisaron fuentes del caso.
Fue después, cuando llegaron los refuerzos, cuando Niwigw volvió a mostrar su furia agresiva y, tras recibir a uno de los agentes a golpes en pleno rostro con la madera que había arrancado de un banco, la emprendió a machetazos con ambos, arrancándoles el cuero cabelludo. Uno de ellos, para reducirle, esgrimió su arma y el nigeriano comenzó a forcejear y se la arrebató. Disparó a un agente a bocajarro, en el centro del pecho. El proyectil impactó en el chaleco antibalas. La Policía Científica recogió cuatro casquillos, aunque podrían haberse producido dos tiros más. Al acusado le podría imputar el juez al menos tres homicidios intentados con resultado de lesiones.