Hola compa?eros,
Pues yo no me sentiría halagado. Es un problema, y gordo. En la "repartición de roles" entre ertzaintza y policía municipal, y no me refiero a términos competenciales, las policias municipales se han quedado con el papel de policía transparente, cercana al ciudadano, conocedora de los barrios y los problemas locales, mientras que a la ertzaintza se le ha dado un papel más "represivo", de acción más contundente. Este reparto es necesario y bien asumido por todos los ciudadanos, incluidos los del entorno abertzale.
La cuestión está en que, el hecho de equiparar los roles, conlleva la asunción de una serie de riesgos que hasta ahora no se tenían. Esto no sería un problema de no ser por que ni la planificación estructural, ni los medios, ni los recursos humanos están preparados para asumirlos.
Prueba de ello es que se han tenido que tomar medidas urgentes como suspender el dispositivo antibotellón en el casco viejo para preservar la seguridad de los agentes.
La policía municipal no tiene prendas ignífugas, ni vehículos blindados, ni formación táctica adecuada a esta nueva situación, por no hablar de la incompatibilidad de todo este dispositivo con su función y estructura, y del perjuicio que esto supondría para el ciudadano.
En mi opinión, una policía municipal no se puede permitir estar en el punto de mira, desconfiando de cada persona que se le acerque a preguntar por una calle, o reservando parte de su atención a la autoprotección mientras regula un cruce.
Un saludo.