La esquina de las calles de Pamplona y Navarra de Tetuán, con varias...
Tetuán no quiere ser ningún 'Far West' El barrio, ejemplo de integración racial durante años, lucha por mantener su diversidad. La 'okupa nazi' será desahuciada, mientras la izquierdista continuará abierta.
QUICO ALSEDO
Actualizado: 16/09/2014 23:01 horas
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Fernando, de nacionalidad española, es portero de una finca en la madrileña calle de Pamplona. Ayer por la tarde tomaba tranquilamente la fresca a la puerta cuando fue inquirido por este diario. ¿Hay un problema de integración racial en el barrio, en los telediarios estos días por el presunto enfrentamiento entre una okupa neonazi y otra de izquierdas? «¿Aquí? Siéntate 10 minutos en mi sitio y verás, vas a flipar. En pocos años esto va a explotar. Yo, hay calles por ahí abajo que no voy, porque directamente me cago: eso es la República Dominicana». Un poco más abajo, Raúl, de 18 años y bandera de España en la correa del reloj, se encoge de hombros: «¿Problemas? No los hay, o no tantos. Hombre, a mí me han atracado tres veces y hay extranjeros que vienen a lo que vienen, pero tampoco la cosa es para tanto, la verdad».
A pocos metros se escenifica una vez más el dilema: abrazar al diferente o recelar de él. Concretamente en Radudeli Alimentación, la tienda regentada por la amistosa rumana Raduca: un verdadero trozo de Rumanía, una suerte de delicatessen con absolutamente todos los carteles en ese idioma. «¿Problemas de integración? No creo. Ayer mismo, por ejemplo, tuve más clientes españoles que rumanos, fíjate». Raduca atiende a Julia, también rumana pero, después de 14 años en España, con un acento 100% gaditano -«monté un bar allí abajo, pero no funcionó»-. Dice Julia: «El problema son los gitanos rumanos, que sí que hacen de todo... ¡A esos sí que hay que meterles mano! Y te digo una cosa», abre mucho los ojos: «A esos, el primer tiro se lo pego yo».
El distrito de Tetuán, uno de los más diversos de Madrid, lucha denodadamente por mantener su diversidad a pesar de ocupar estos días las portadas de los periódicos. Según datos municipales, el 28% de su población es o extranjera o de origen foráneo, pero el dato tiene reverso: en algún barrio, como Bella Vista, el porcentaje llega casi al 40%. La comunidad ecuatoriana domina en el contingente extranjero, pero curiosamente son los dominicanos los más mentados, quizás porque «viven más la calle», comenta un vecino.
Tetuán vive desde hace días bajo los focos tras la ocupación, por varios neonazis, de un inmueble en la calle Juan de Olías, pero «les ha salido el tiro por la culata: pensaban que se les iban a unir todos los abuelillos, pero a estos no les molesta el extranjero, sino el ruido y la suciedad», dice otro vecino en la calle Navarra.
La propia Policía desliza que no hay un problema de criminalidad en el distrito -«no más que en otros»-, pero quizás el vacío veraniego ha provocado que determinados medios apostaran unidades móviles día y noche en la zona, generando alarma y puede que buscando otro Ferguson: el pueblo de Misuri (EEUU) en el que estalló recientemente un conflicto racial.
«Han intentado dar una impresión que no responde al distrito para nada: es la crisis la que complica las cosas, no el racismo», explica Víctor, activista de izquierda, junto a La Enredadera, la okupa roja. Junto a él, Annuar y Alberto, marroquí y dominicano, ambos en la cincuentena, los dos con más de 20 años en España. Annuar, de hecho, fue el primer madrileño cuyo desahucio fue impedido por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en la ciudad -el lector lo recordará: en aquella acción de la PAH Cayo Lara, coordinador general de IU, estuvo a punto de llevarse algún pescozón-.
«Nunca nadie me ha tratado mal en Tetuán, y llevo aquí 24 años. Gente que te mira mal siempre hay, pero jamás he tenido un problema. ¿Por qué tendría que tenerlo? Hay quien prefiere vivir de espaldas, pero son una minoría», dice Annuar, quien por cierto habita otra casa okupada por varias familias muy cerca de aquella de la que lo sacó, a rastras, la policía en 2011.
Mientras la Delegación del Gobierno anunció ayer que la okupa neonazi será disuelta, La Enredadera seguirá en su lugar. El dueño del inmueble se ha negado a denunciar a los ocupantes y, según estos, incluso les pidió que volvieran al edificio, para «mantenerlo en uso y cuidarlo» después del último desahucio, en 2009.
«A mí mirarme mal [sic] alguna gente, pero igual que en otros barrios, no es diferente», explica Josua, nigeriano que vende La Farola en un mercado cercano desde hace cuatro años.
Un poco más allá, el fotógrafo le pide a una anciana que camine por cierta parte de la acera para la foto. Cuando la mujer se entera (sonotone mediante) del objeto del reportaje, lanza una bravata: «¡A esos hay que echarlos a todos! ¡Esos son pura mierda!».
Una reacción no muy diferente (de rechazo al diferente) que la de la depedienta china de un alimentación, que le grita al redactor algo indescriptible cuando éste le pide opinión sobre la convivencia en el barrio.
Sentado no muy lejos de allí está Víctor, dominicano de 46 años, que trastea con su móvil. «Yo llevo 13 años en España y no he sufrido ningún problema. Tengo una peluquería aquí cerca desde hace un año, y todo genial. Necios hay en todas partes, extranjeros y españoles, pero son minoría, por mucho que se empeñe la tele».
Sin embargo, esa minoría también tiene voz, y completa el cuadro. Terminemos como empezamos, con Fernando, el portero: «De 35 pisos, aquí hay siete ocupados por dominicanos. Son pisos patera, con 10 personas cada uno de media. Yo me levanto a las siete. Ellos, a las 12. Ninguno tiene trabajo. ¿A qué crees que se dedican, de qué viven? Esto va a explotar», remata.
Una reunión para llamar a la calma
La Delegación del Gobierno en Madrid se reunió ayer a través de la subdelegada, María del Mar Angulo, con la asociación de vecinos Cuatro Caminos-Tetuán, Radio Almenara y un representante de la FRAVM para llamar a la calma. Angulo instó a «mantener la tranquilidad» pese al clima de tensión que se vive en el barrio con la presencia del Hogar Social Ramiro Ledesma, que será desalojado de manera «inminente», en palabras de la subdelegada. Para David Javier Sánchez, presidente de Cuatro Caminos-Tetuán, los vecinos estarán tranquilos «cuando se hayan ido del barrio», donde «hay sensación de miedo». Aun así advierte de que este colectivo neonazi se puede instalar en otras zonas. Las asociaciones también aprovecharon para apoyar al centro social La Enredadera. En la reunión hubo representantes de la Policía Nacional que, en coordinación con la Policía Municipal, mantiene un dispositivo preventivo en el barrio para evitar nuevos altercados. /DANIEL MARTÍN
