Y moral también lo he sufrido, por parte de mandos claro. Pero no puedo contarlos porque hay que dar demasiados detalles. Uno con un cabo, otro con un brigada, otro con un teniente (que se dedicó a decir que yo había dicho cosas sobre un cabo. Fue desgarrador explicarle al cabo los contundentes argumentos que hacían imposible que yo hubiese dicho eso, porque fue llamarle tonto es toda su cara y me caía bien), otro con el mismo teniente, y otro con un teniente distinto. Y no cuento lo de primer capitán aquí en Madrid porque no sé si fue acoso o la manifestación de su subnormalidad profunda, en cualquier caso me pilló más antigua en el cuerpo y le metía cada corte que le dejaba la neurona bailando jotas, pero como muestra, yo no tenía nombre, solo estado civil para él, y se refería a mí siempre como "la soltera".