Una policía denuncia a un superior por abusos sexuales: «Ponte algo para ponerme cachondo»
El director general del Cuerpo local lo cambió de unidad, pero, según la mujer, UGT ha liberado al subinspector señalado
Carlos HidalgoCarlos Hidalgo
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MADRIDActualizado:
22/10/2018 00:35h
Una agente de la Policía Municipal y su marido acusan al sindicato UGT de «encubrir» a un superior al que tiene denunciado (y cuyo caso se ha trasladado a la vía judicial por su gravedad) de haber abusado sexualmente de ella durante más de un año. El interpelado, sin embargo, según declaró ante el juez, considera que detrás del asunto hay una suerte de venganza contra él por motivos puramente laborales y niega los hechos. Argumenta que todo viene porque no la deja salir antes de su hora.
El matrimonio se ha entrevistado personalmente con la edil del distrito, Montserrat Galcerán, y el director general del Cuerpo, Andrés Serrano. Éste ordenó el traslado del denunciado a Moncloa, «pero solo estuvo allí un día», explica el esposo de la agente: «Pertenece a UGT y tenía horas sindicales, pero ahora lo han hecho liberado mientras se resuelve el asunto. Llama la atención que esto lo haga un sindicato que dice que defiende a la mujer».
La presunta víctima sufrió durante el tiempo referido multitud de situaciones de acoso e incluso tocamientos por parte del demandado. Además, al menos cuatro compañeros estaban al tanto de lo sucedido, hasta que, finalmente, se enteró su marido, al que no había contado nada por miedo a lo que pudiera ocurrir, pues trabajan en las mismas dependencias.
Hasta que, por fin, la policía, el 6 de junio pasado, dio traslado por escrito al intendente encargado de la Unidad Integral de Tetuán, donde han ocurrido los supuestos abusos sexuales, y el asunto ha llegado a la cúspide del Cuerpo y al juzgado de Instrucción número 1 de Madrid, que investiga el caso.
La denuncia, a la que ha tenido acceso ABC, detalla las espeluznantes situaciones vejatorias a las que se habría enfrentado la funcionaria. Tanto es así, que «ya no soporta más, por lo que ha tenido que darse de baja laboral por estas causas», señala el escrito. Se encuentra con depresión y está siendo tratada por una psicóloga del Cuerpo, que remitirá un informe pericial sobre el asunto.
En la denuncia, la agente describe que «está siendo acosada sexual y laboralmente por un subinspector [lo que en el escalafón anterior se conocía como sargento] del turno de mañana»: «Son tocamientos de piernas, brazos de forma provocativa, llegando a ser insinuaciones obscenas y vejatorias, así como comentarios de índole sexual.Dejaba entender claramente que, si quería algo del servicio, tendría que pasarme en privado por su despacho, siendo estos comentarios de alto contenido sexual y humillante, además de una gravísima falta de respeto a mi persona y a mi marido, al cual muchas veces lo nombraba para desvalorarlo como hombre».
«La concejal es lesbiana»
La afectada, un mes antes de esta denuncia, puso al tanto a su intendente [antes, oficial jefe de la UID], que se ofreció a mediar: «Pero, sin dar tiempo a ello, ocurrió un hecho muy grave, que ya no soporté más. En una visita de la concejal de Tetuán a la Unidad, el subinspector me insinuó que me colocara en la entrada para recibirla, para que me viera, porque, como según él, es lesbiana, me miraría el culo. En ese momento, el mando me echó mano a mi trasero, yo me quedé paralizada y no supe actuar, marchándome del lugar llorando». Informó de ello a una compañera y a su intendente. La víctima le reprochó lo sucedido al subinspector («No vuelvas a tocarme nunca más»): «Pero se dedica a ponerme en evidencia, humillarme y vejarme, una y otra vez, delante de mis compañeros por mi situación de conciliación familiar, para crear conflictos».
Entonces, narra posteriores capítulos de ese denunciado acoso. «Un día manifiesta públicamente que irá por la tarde a mi casa mientras mi marido trabaja y me pondrá fina», y la amenaza con arrebatarle su situación de conciliación familiar. Este asunto lo repite en varias ocasiones.
«En un almuerzo en la Unidad –añade–, insinué a través de un mensaje de grupo que podría ayudar a pelar unos ajos. Al día siguiente, en el pase de lista, mi superior me comenta que ‘si todo lo pelo bien, se lo puedo enseñar a solas, poniendo una venda en los ojos o mandando a tomar por culo a mi marido’». También, al cruzarse con ella por el pasillo, le espeta: «Te echaría nata y te comería entera». Además, cuando vestía pantalón de pana en invierno, le decía: «Ponte algo para ponerme cachondo».
Cuando el asunto llegó a manos de Asuntos Internos, esta Unidad tomó testimonio a compañeros de la mujer. Al menos tres apoyaron su versión. Ante la gravedad de las acusaciones, derivó el caso a los juzgados.