Oviedo
Policía Local de Oviedo: que alguien no hable
La denuncia de la sargento García sobre el acoso sufrido en la Policía Local coincide con el cuarto aniversario del cese de Agustín de Luis
21.12.08 -
García dirige la Unidad de Violencia de Género. / M. R.
Agustín de Luis fue cesado de su cargo en 2004. / M. R.
La sargento expuso de forma oficial su caso en febrero y hasta diciembre no ha llegado a Fiscalía
La presidenta del comité de empresa del Ayuntamiento lamenta la ?demora? del Consistorio
Funcionarios de diversas simpatías políticas dicen que los presuntos acosadores son ?afines a De Luis?
Ni el alcalde, ni la edil, ni el actual jefe de Seguridad Ciudadana han dicho aún nada sobre la denuncia Este mes se cumplen cuatro a?os de la destitución de Agustín de Luis como jefe del área de Seguridad Ciudadana: Policía Local, Bomberos y Protección Civil, o el departamento que vela por el cuidado vecinal. Y este mismo mes de diciembre, el Gobierno local ha decidido revelar uno de los episodios más obscenos del servicio, un asunto propio de otras épocas en la calle y de otros mandatos dentro de la Policía municipal: el acoso denunciado por la única mujer que desempe?a un cargo en Seguridad Ciudadana, la oficial encargada además de la Unidad de Violencia de Género y la esposa de quien fuera principal azote sindical del mencionado De Luis durante su jefatura.
Según la sargento Mercedes García, cinco compa?eros, tres de ellos mandos, llevan a?os humillándola: insultos de carácter sexual, escritos anónimos en el tablón de anuncios interno, taquillas forzadas, robo de objetos personales y hasta la difusión de calumnias -nuevamente de índole sexual- a través de la emisora policial; en resumen, la zafiedad, entre ga?án y fascista, habitual en el machismo ibérico de patilla y co?á. El problema es que todo esto pasaba sin que ningún mando ni ningún responsable del Ayuntamiento adoptasen las medidas necesarias, según el entorno de la denunciante.
?Por qué? Cualquier administración pública extrema la corrección política con todo lo referente a la igualdad de géneros, a veces incluso hasta rozar lo ridículo. ?Por qué, entonces, el Consistorio ovetense ha permitido ?durante a?os? que su Policía mantuviera, de cuartel para adentro, escenas así, agentes comportándose con una compa?era cual primeros pobladores de un instituto cavernario? Y encima con quien atendía a las mujeres que llegaban hasta comisaría amoratadas o asustadas por la animalidad masculina.
Leyenda negra
Algunas respuestas desempolvan la leyenda negra y sugieren que Seguridad Ciudadana no recuperó la serenidad por completo hace cuatro a?os. Los presuntos acosadores ?son afines a Agustín de Luis?, según coinciden funcionarios del departamento con distintas simpatías políticas al ser preguntados por este diario. Es decir, el acoso orquestaría una 'vendetta' cocinada por la tenaz resistencia que hasta 2004 sostuvo José Benigno Suarez Casta?o, ex portavoz de UGT, ex jefe de la Junta de Personal y esposo de la citada sargento.
Un oficial del servicio incluso acotó esta semana la filiación de los presuntos delincuentes uniformados: son miembros del Sindicato del Área de Seguridad Ciudadana (SAS-USO), próximo al cesado De Luis y, desde su salida, esquinado como nueva oposición interna, la que durante una década les tocó aguantar a UGT, Comisiones Obreras y la Corriente Sindical de Izquierdas. En SAS-USO lo niegan, dentro de un alboroto de acusaciones anónimas donde nadie quiere leer su nombre impreso; ni siquiera el Gobierno local: el expediente firmado por el concejal Iván de Santiago, que trasladó a la Fiscalía y que ha servido de base para las diligencias judiciales abiertas, fue hecho público con los nombres de los imputados tachados.
El silencio político ha generado una paradoja que algunos entenderán vergonzosa: la trabajadora que animaba a las víctimas de sus parejas a denunciar ante la Justicia el maltrato, habría necesitado a?os -de probarse las imputaciones- para que el Consistorio al que sirve le hiciera caso en su calvario laboral. Camino Suárez, presidenta del comité de empresa del Ayuntamiento, censura incluso que el Gobierno local ?se demoró demasiado en el expediente informativo?.
La sargento García expuso oficialmente el resumen de los acosos en febrero. De Santiago -abogado, y curiosamente escritor aficionado a la novela negra- rubricó en mayo su informe, que apreciaba ?uno o varios delitos de injurias o vejaciones?, otro de amenazas, uno o varios delitos contra los trabajadores y ?el boicot de los servicios de la unidad?. Pero hasta diciembre el caso no ha llegado a la fiscalía provincial. La calma en la tramitación contrasta con la gravedad de las acusaciones.
Secretos y mentiras
Agustín de Luis aparece como un Edgar Hoover provinciano cuando, protegidos por el anonimato, muchos policías y bomberos hablan sin vigilar. Nacido en Mogarraz, Salamanca, el Hijo Predilecto de su pueblo natal se incorporó a la Policía Local de Oviedo en 1981, después de haberse granjeado fama ominosa en la Brigada Político-Social, un departamento del Cuerpo Nacional de Policía que en los setenta -cuando 'los grises'- se dedicó a fisgonear las vidas privadas de quienes el poder consideraba entonces subversivos.
Una vez empleado del municipio, De Luis, hombre rudo para ajenos y campechano para amigos, flotó cual palillo de tasca con dos alcaldes tan antagónicos como Antonio Masip y Gabino de Lorenzo. Ningunó le cuestionó, especialmente el segundo, a pesar de ver desde 2004 cómo el mando conjunto de Policía, Bomberos y Protección Civil -que le concedió en 2000- se convertía en un polvorín laboral de manifestación semanal y juicios trimestrales. Compra de material, horarios de trabajo, promociones internas... todo cuanto De Luis promovía acababa en contenciosos de tribunal, caceroladas en la plaza del Ayuntamiento y gruesos titulares convertidos en rutina como lamento pascual.
Desbocada la polémica hasta hacer insostenible el trabajo de quienes custodian calles y atajan desgracias, el alcalde lo retiró del cargo. Lo jubiló en una sinecura: asesor de Alcaldía con 72.000 euros anuales de salario. Ni siquiera importó en su nueva condición el último juicio, una supuesta prevaricación en la contratación de una galería de tiro y una cantina con embutido salmantino que el ex jefe había construido en el cuartel de Rubín sin consulta previa al Ayuntamiento ni permisos sanitarios o urbanísticos.
Precisamente este mes de diciembre, el pasado día 2, el Gobierno local hizo pública también la sentencia que certificaba el descontrol en ambas obras, la de disparar y la de yantar, un fallo tan contundente que el Consistorio ha renunciado a recurrir. Oficialmente, sentencia, acoso y conflicto interno nada tienen que ver. O ni siquiera oficialmente: ni el alcalde, ni la concejala ni el actual jefe de Seguridad Ciudadana han dicho nada aún sobre la denuncia de la sargento García. Todos callan aún. O esperan que alguien no hable.