| El acusado habla de 'relaciones normales de trabajo'
'Haz lo que te digo o estás muerta en la Policía'
Quico Alsedo | Madrid
Actualizado martes 24/09/2013 14:28 horas
Mensajes como "para mí eres especial". Frases como "has venido aquí a pasear tu coño", "eres mi niña bonita y no te voy a compartir con nadie" o "contigo lo quiero todo". Constantes roces, insinuaciones, caricias y referencias de tinte cariñoso y sexual. Este opresivo panorama han descrito esta mañana dos mujeres policía en relación a Miguel Ángel S.C., inspector jefe en 2007 del grupo tercero de la Unidad de Información Exterior de la Comisaría General de Información.
"Eres la alegría del grupo, no quiero que te vayas, me corro de gusto al verte", le habría dicho el inspector jefe a Gema, una de las víctimas, cuando esta quiso dejar su puesto, ha explicado esta.
La fiscalía de Madrid pide dos años de cárcel y dos de inhabilitación por dos delitos contra la integridad moral para el policía, que lo ha negado todo. "Me tocaba, me susurraba, me ponía la mano encima del hombro, no sabía cómo quitármelo de encima", ha explicado otra de las víctimas, Guayasmina E, que tuvo que salir del grupo para poder continuar su carrera.
La mujer ha admitido que habló con el inspector jefe antes de solicitar ser destinada a la Comisaría General de Información, "por medio de un amigo que contactó con él". El acusado entrevistó personalmente a las dos denunciantes en una cafetería, antes de solicitar el ingreso oficialmente.
"En la segunda reunión, fuera del trabajo, me dijo que le había costado mucho meter a una chica tan atractiva e inteligente como yo, y ahí ya sentí que le debía un gran favor, a partir de ahí siempre te hacía ver lo mucho que le debías", ha declarado la mujer, explicando el inicio del presunto acoso.
"El primer mes estuve todo el día con él, me decía que tenía que estar conmigo para enseñármelo todo. Me llevaba siempre a desayunar con él y me di cuenta de que había desigualdad, sólo yo estaba con la escala ejecutiva, los de escala básica iban por otro lado", ha explicado la mujer, que ha admitido que él siempre pagaba la comida. "Me otorgaba trato de favor, cursos y conferencias a quien no llevaba a nadie más, y buscaba cualquier manera de insinuarse, me ponía la mano encima de la pierna o buscaba oler mi perfume", ha dicho.
"Él mostraba su trofeo a los demás: 'Mira qué chica tan guapa tengo aquí', les decía a los otros jefes", ha explicado. "Íbamos a tomar café y estábamos dos horas. La conversación siempre era: 'Qué chica tan inteligente y guapa eres, qué gran futuro te espera'".
"Le dije que no estaba cómoda, que los compañeros de la escala básica, que no quería dar pie a comentarios, y me dijo: 'Tú eres mi niña bonita y no te voy a compartir con nadie. Si no haces lo que te digo estás muerta aquí'", ha explicado la mujer.
"Me llamaba con cualquier subterfugio para que le contara mi vida, en los viajes me colocaba en hoteles de categoría superior para estar cerca de él, de cinco estrellas, me llamaba a la puerta, me mandaba mensajes, yo no sabía qué hacer, cómo quitármelo de encima", ha narrado el acoso.
"En un viaje a Alicante fuimos los dos solos a un NH en habitaciones colindantes y tuve problemas de madrugada. Vino a mi habitación y tuve que poner la ducha en marcha para que se fuera, eran las dos de la madrugada y me asusté".
Guayasmina ha explicado cómo el jefe le pidió que le acompañara a la entrevista para la entrada en el grupo de la otra denunciante, Gema L.: "Me dijo que quería que le diera mi permiso, porque decía que le habían dicho que la otra era muy guapa, y que como las chicas somos muy envidiosas... Después de la entrevista me dijo si le había parecido guapa o no y le dije que sí. A partir de ahí bajó el acoso. Egoístamente lo agradecí mucho, aunque lo siento por ella". La mujer estuvo dos veces de baja por depresión y estrés a causa de estos hechos, ha explicado.
Guayasmina ha explicado también que el comisario jefe de Canillas se reunió con ella cuando los hechos comenzaron a aflorar y le dijo: "Me voy encargar de hacerte la vida imposible, de que no asciendas jamás". Fue destinada a la comisaría del barrio de Salamanca, "y después ya vi cómo iba a ser todo y me volví a Canarias", de donde es originaria.
La otra denunciante, Gema L., ha narrado que un compañero le dijo "un inspector jefe de Canillas buscaba una mujer policía para su grupo, y yo dije que me interesaba. Después me llamó él y me dijo que quería conocerme físicamente. Nos reunimos en la cafetería y me dijo que me reclamaría. A partir de ahí, empezó a llamarme para preguntarme por mí y para decirme que no se había olvidado de mí".
"Poco después me dijo que quería verme otra vez, y nos reunimos fuera del complejo. Ahí ya empezó a preguntarme por mi pareja, y le dije que no había problema. Al final me dijo: 'Imagínate que, en una misión, tenemos que darnos la mano y besarnos'. No le di importancia. Mi pareja era inspector también en Canillas y yo iba a entrar en la élite de la Policía", ha señalado la mujer.
"En el primer viaje me llama a la una de la mañana para decirme que quería escuchar mi voz para que se tranquilizara, que tenía problemas con su mujer...". Luego "las llamadas eran diarias, cuadraba mi horario para coincidir con él en el despacho, me decía que fuera sin comer para comer con él y me negué. Otra vez me dijo que quería llevarme a un lugar íntimo. Esa vez, con la mano me retiró el pelo de la cara. Se me ponía demasiado cerca, invadía mi espacio todo el rato. Estaba tan cerca que una vez entró un inspector y lo vio y preguntó: '¿Molesto?'".
"Su actitud era babosa y me dijo: 'Tú vienes aquí a pasear el coño, tu placa te la han regalado y te voy a joder la vida'", ha asegurado la mujer que respondió él cuando ella se negó. "Vio que no iba a conseguir nada conmigo y no me dirigía la palabra, y luego me pedía perdón...".
"Intenté coger otra plaza pero necesitaba su visto bueno y él me dijo que no lo hiciera, que llegaría lejos, que éramos como una pareja, que a veces se enfadaba y otras se amigaba. Y yo le dije que no era su pareja, que era su subordinada". También ha referido que el superior del presunto acosador intentó ocultar los hechos y la expulsión del grupo.
El inspector jefe lo ha negado todo y ha asegurado que todo lo sucedido lo fue en el contexto de "relaciones normales de trabajo".