MADRID.- La Guardia Civil ha detenido a dos médicos residentes del Hospital de Getafe por alterar los análisis de alcohol en sangre de un ex compa?ero suyo. El médico llegó al centro después de haber dado el doble de lo permitido al soplar en un control rutinario. Él ha sido arrestado por tráfico de influencias
Si este hombre pensó alguna vez que tener amigos le iba a servir para librarse de la Guardia Civil, se equivocó. Y si sus amigas pensaron que era fácil enga?ar a los agentes, también se colaron. Al final, los tres han terminado detenidos. Y el mayor disgusto se lo van a llevar las dos mujeres, médicos residentes del Hospital de Getafe, a las que no les iba nada en el asunto.
La historia, un tanto kafkiana, empezó en septiembre del a?o pasado. El día 9, para ser exactos. El escenario era nocturno. Las cuatro de la ma?ana, carretera secundaria del sur de la Comunidad, cerca de Valdemoro. Unos guardias civiles del destacamento de Tráfico están en un control de alcoholemia y paran a un coche.
El conductor, que lleva un Peugeot, se baja con signos evidentes de embriaguez. Los agentes le piden que sople y él acepta. Negarse, al fin y al cabo, no tiene sentido, porque la pena es mayor que si uno sopla y da positivo.
Se le hacen dos pruebas de alcoholemia con el etilómetro, como manda la Ley. En la primera, el hombre da 0,54 miligramos de alcohol por litro de sangre. Es decir, más del doble de lo permitido , que es 0,25 para el conductor de un turismo que no sea novel.
Como ha dado positivo, el hombre no puede marcharse. Los agentes le dejan un tiempo para repetir la prueba. Normalmente se espera una media hora y, en caso de que se repita el positivo, se aplica cierta benevolencia y se multa sólo por el resultado más bajo.
Segundo intento
Pasa el rato, el hombre vuelve a soplar y da 0,46. Bueno. No está tan mal como el anterior, pero sigue siendo una tasa de alcohol altísima, así que los guardias le detienen. Cuando eso ocurre, el siguiente paso es llevarse al conductor, si él quiere, a un hospital para que se le practique un análisis de alcohol en sangre, que es el que después tendrá validez ante el juez.
Hasta ahí, la cosa es más o menos normal. Uno de tantos casos en los que un conductor ebrio da positivo. Pero al llegar al centro, los agentes se quedaron a cuadros: ?Hola, ?cómo estás??, ??Cuánto tiempo sin verte!?, y otros comentarios por el estilo.
El hombre conocía a medio hospital. Desde que entraron en la recepción ya iba saludando a gente. Literalmente, el informe policial dice que ?el trasladado saluda de forma amigable y con confianza al personal del hospital?. Una enfermera a la que antes había saludado lo llevó a una sala para que se le realizara la extracción de sangre, y él dijo a los guardias que mejor no le acompa?aran.
Más tarde, los guardias civiles reciben el resultado de los análisis: ?Negativo?. Con la mosca detrás de la oreja, los agentes iniciaron sus pesquisas. Averiguaron, por ejemplo, que al conductor se le habían realizado dos análisis de sangre. En el primero, de las seis y media de la ma?ana, el resultado fue de 1,40 gramos por litro de etanol en sangre.
Ya habían pasado dos horas y media desde su detención en la carretera M-942, en Valdemoro, pero la tasa seguía siendo altísima. De hecho, casi el triple de la permitida, que es de 0,5 gramos por litro. El segundo análisis, en cambio, se le practicó bastante después, a las 07.45 horas.
Éste es el que dio negativo, y el que luego fue entregado a los agentes. Sin embargo, del primer análisis nunca se les dijo nada. Además, los guardias civiles descubrieron que el implicado también es médico y que encima había trabajado durante tres a?os en ese mismo hospital.
Como los análisis que recibieron habían resultado negativos, lo pusieron en libertad con cargos. Sin embargo, el pasado 29 de enero, después de averiguar todos estos datos, lo arrestaron, acusado de los presuntos delitos de tráfico de influencias y contra la seguridad del tráfico.
Detenidas el lunes
Los agentes continuaron su investigación. Ya habían descubierto que el médico utilizó sus contactos en el hospital para conseguir una análisis favorable. Pero todavia faltaba encontrar a sus cómplices. El pasado lunes, dos médicos residentes del área de Urgencias, de primer y tercer a?o, fueron detenidas por un presunto delito de prevaricación.
La primera intervino en la trama al solicitar la primera analítica al paciente, según las investigaciones. Los agentes creen que ocultó el resultado positivo o bien omitió los trámites para tener que decir a los guardias que el conductor había dado 1,40 de alcohol en sangre.
La otra médico solicitó la segunda prueba y, según fuentes de la Agrupación de Tráfico, actuó de manera consciente para que los agentes recibieran esta prueba que había dado negativo y no la primera.
La treta no resultó. Las dos médicos se han metido en un lío por haber intentado ayudar a su ex compa?ero, pero finalmente no lo consiguieron. Él, por evitar una multa o no perder puntos del carné, se enfrenta a una condena por tráfico de influencias, además de lo que ya tenía.