Valdría en este caso el dicho popular de que en todas partes cuecen habas. Al menos a juzgar por la última experiencia vivida por la comisión judicial que el pasado jueves estaba de incidencias en el Juzgado de Guardia, cuyo medio de transporte hasta el lugar donde había aparecido un cadáver terminó inmovilizado porque el conductor del vehículo dio positivo en la prueba de la alcoholemia
Ocurrió a los pies del Puente de Juan Carlos I, hasta donde se trasladó la comisión judicial para levantar el cadáver de una adolescente que había fallecido tras precipitarse al vacío.
Previo a la llegada del Juzgado de Guardia, hasta el lugar se habían desplazado miembros del Cuerpo Nacional de Policía, los que una vez comprobada la veracidad del aviso de la muerte de la joven, hicieron una llamada al Juzgado de Guardia para que levantara el cadáver.
La comisión judicial se personó en el lugar del fallecimiento a bordo de un coche oficial, que durante la maniobra de detención golpeó a una de las motocicletas de la Policía.
Mientras el forense realizaba su trabajo, el agente responsable de la moto da?ada pidió explicaciones al conductor del coche, que, al parecer, no se mostró nada colaborador. La situación degeneró en un contraste de pareceres más o menos encendido en el curso del cual el funcionario de Policía debió notar algo raro, ya que decidió dar aviso a la Guardia Civil de Tráfico.
Minutos más tarde se personaron en el sitio agentes de este Cuerpo, que al comprobar la situación le hicieron la la prueba de la alcoholemia al conductor del coche del Juzgado de Guardia, y cuál no sería su sorpresa cuando advirtieron que sobrepasaba los niveles de alcohol en sangre, por lo que se le prohibió volver a tomar el volante y el coche oficial quedó inmovilizado con el consiguiente enfado de los funcionarios judiciales, que se quedaron ?abandonados? en el campo y sin coche.
UN SALUDO