500 años de la llegada de los primeros gitanos a Madrid: "Se les pagó para que no se quedasen"
La efeméride de su llegada a la ciudad se celebra en una semana marcada por los homenajes políticos y propuestas enfrentadas entre el PSOE y el PP
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Grabado de representación de los gitanos itinerantes.
Grabado de representación de los gitanos itinerantes.E.M.
Daniel J. Ollero
Daniel J. OlleroMadrid
Madrid
Actualizado Viernes, 24 mayo 2024 - 07:18
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Hace 540 años que los primeros gitanos llegaron a Madrid y la respuesta de la hoy capital de España fue darles dinero para que se fueran a otra parte. Así lo reflejan las crónicas de la época en esta efeméride que, desde el año 2016, se considera el Día de los Gitanos Madrileños.
La fecha se ha celebrado con actos institucionales a lo largo de esta semana, y seguirá con la colocación de la bandera del pueblo gitano en el Palacio de Cibeles durante este viernes. Lejos del carácter festivo y de encuentro de culturas que ha adquirido con el paso del tiempo, es una primera muestra de la discriminación que ha venido sufriendo este pueblo.
«Se hace una idealización de ese primer contacto, que en realidad fue como 'toma dinero y sigue con lo tuyo'», cuenta a GRAN MADRID el investigador postdoctoral del Holocaust Memorial Museum de Washington DC y de la Universidad Autónoma de Madrid, Rafael Buhigas.
Un primer contacto resumido en unas pocas líneas que, con la llegada del 24 de mayo, emergen en forma de propuestas de los distintos grupos políticos. En esta fecha «los regidores municipales donan 1.000 maravedíes para costear la peregrinación de un grupo de gitanos», reza un texto presentado por el grupo municipal socialista este mes para crear un centro de la cultura gitana en Puente de Vallecas, en cuya elaboración participó Reyes Maroto, según explica ella misma a este periódico.
Los detalles sobre la llegada del primer grupo de gitanos son escasos. No se sabe cuántos ni cuál era su destino exacto. Sin embargo, las crónicas relatan que el dinero fue adelantado por «el arrendador de la sisa de la carne [el encargado de cobrar los impuestos de la carne], Pedro Heredia». Un apellido que, según el investigador Antonio Gómez Alfaro, «acabaron por asumir como propio, casi privativo de ellos, los mismos gitanos».
En el momento de este primer contacto, Madrid era una ciudad de importancia menor, poblada por entre 10.000 y 15.000 personas, en la que una cantidad de 1.000 maravedíes, que, según el baremo elaborado por Ángel García Sanz en Precios y salarios en la Castilla medieval, equivaldría a unos 210 días de faena de época de cosecha (siete meses) y permitirán comprar unos nueve corderos o aproximadamente 750 kilos de trigo.
Un pago sobre el que Buhigas explica: «La peregrinación [que menciona la crónica] es un eufemismo de alguna realidad que realmente estaba detrás, que era que se les daba dinero para que no se asentasen».
La solución por la que optó Madrid ante la llegada de estos viajeros forma parte de una pauta que comenzó unas décadas atrás en la Corona de Aragón, punto por el que entraron a la península tras cruzar el sur de Francia. «Los primeros contactos antes de llegar a Madrid son también en la misma línea: se les paga para que sigan su ruta», detalla el investigador. «En esa época», prosigue, «los gitanos eran itinerantes. Más adelante se ha dicho que nómadas, pero eso en realidad es una romantización».
La llegada de distintos grupos y el paso de las décadas cambió la estrategia con la que Madrid y otras ciudades decidieron asumir la llegada de este pueblo. «Se dan cuenta de que, claro, ni son peregrinos a Santiago de Compostela, ni tampoco cristianos. Y con la Pragmática de Medina del Campo (1499) comienza la persecución pura y dura hacia los gitanos, que también afectaba a judíos y musulmanes», abunda Buhigas.
Una persecución de casi cinco siglos , según cuenta el investigador postdoctoral. «Hasta la Constitución de 1978, los gitanos no pasan a ser vistos como españoles de pleno derecho». Sin embargo, esto no impidió que durante el primer tercio del siglo XX su llegada a la capital desde las provincias aledañas experimentase un gran crecimiento.
Una circunstancia provocada, según explica, porque a los gitanos «se les extranjeriza» y porque «la historia del pueblo gitano ha estado siempre contada por los no gitanos , que en muchas ocasiones eran las autoridades medievales o la policía».
Sin embargo, la cruda realidad vivida durante siglos por los gitanos en Madrid va calando en la clase política y, esta semana, Almeida habló de «reparar el agravio» sufrido.
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Aun así, las diferencias entre los partidos resultan evidentes. El PSOE busca la creación de un Centro Municipal de la Cultura Gitana abierto a la ciudadanía. «Que vaya mucho más allá de un memorial, combinando actividad cultural con un punto de encuentro de los servicios que el Ayuntamiento presta a la población gitana», sostiene Maroto.
Una proposición que fue rechazada por la mayoría absoluta del PP, ya que el concejal del distrito de Puente de Vallecas, Ángel Niño, se encuentra trabajando en un proyecto propio en homenaje al pueblo gitano.