Se está hablando mucho de la enésima Ley del Cine, la nueva, la definitiva, la siempre anhelada,... la que trata de regular lo que los espectadores des-regulamos. Se quiere proteger al cine espa?ol de nuestra falta de espíritu nacional, a la hora de ir al cine (para esto sí hace falta espíritu patrio; para lo importante, no). Al Ministerio le preocupa que la gente vaya a ver tanto cine americano y vaya poco al cine espa?ol. Supongo que también eso le preocupa a los productores, que presionan al Gobierno a través de su patronal FAPAE. Pero a los otros dos sectores en liza, los distribuidores y los exhibidores, lo que les interesa es que la gente vaya mucho al cine, a ver lo que les dé la gana, que de hecho es casi siempre cine americano.
Para castigar al espectador por su delito de alta traición, se pretende imponerle una tasa que grave las entradas, es decir, que nos salga más caro ir al cine. Ese dinero de más se destinaría al cine espa?ol. Así, por las buenas. Para protegerlo, para pagar el sueldo a los actores pancarteros. Por otro lado, para castigar a los americanos, la futura ley aspira a aplicarles el canon de doblaje: si los de Hollywood quieren doblar sus películas al espa?ol, tendrán que pagar un peaje. Porque sí, por malos.
Y al exhibidor, o sea, al due?o de la sala de cine, se le obliga a que, de cada cuatro películas programadas, una sea espa?ola. Dicho de otra forma, que si tiene cuatro salas, una de ellas estará condenada a no cubrir gastos -lucro cesante-, por la sencilla razón de que la gente no se mete a ver cine espa?ol. Esta práctica ?es constitucional? Algunos expertos consultados tienen claro que no lo es.
un saludo.