Autor Tema: Esas series, esas pelis...  (Leído 162703 veces)

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1280 en: 09 de Enero de 2015, 17:04:59 pm »


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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1281 en: 09 de Enero de 2015, 22:59:04 pm »
A quienes les gusten las series, recomiendo ver la serie de Fargo :Ok


Iuris praecepta haec sunt: honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere.

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1282 en: 11 de Enero de 2015, 12:24:35 pm »
The Gambler protagonizada por Mark Wahlberg película entretenída sobre la vida de un profesor universitario ludópata que ha de enfrentarse a la mafia.

Dios mío per qué te hemos hecho. Película francesa que trata con humor los temas interculturales. En mi  opinión entretenida.


Iuris praecepta haec sunt: honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere.

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1283 en: 11 de Enero de 2015, 15:13:39 pm »

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1284 en: 11 de Enero de 2015, 16:57:53 pm »
Ahí no hay silicona . . . y hay pelo, impensable en los cánones de belleza de hoy.

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« Última modificación: 11 de Enero de 2015, 19:04:40 pm por 47ronin »

"No hay hechos, sino interpretaciones" Nietzsche

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1285 en: 11 de Enero de 2015, 17:45:13 pm »
prefiero esta.


                               

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1286 en: 22 de Enero de 2015, 18:35:09 pm »
50 sombras de Grey: azotes y sexo, pero nada de tampones

22.01.2015 -

El director de la adaptación de la novela de E.L. James ha decidido eliminar de la cinta una de las escenas más explícitas del libro.

Cincuenta sombras de Grey no es una novela con sexo, sino una novela de sexo, dijo su autora, la británica E. L. James cuando publicó el primer volumen de la trilogía. Lo natural sería esperar, entonces, que la adaptación cinematográfica del libro cumpliera el mismo principio. Pero parece que no será así; o al menos no del todo. Según informó el portal de entretenimiento Variety, el director de la adaptación, Taylor-Johnson, ha decidido eliminar de la cinta protagonizada por Jamie Dornan y Dakota Johnson una de las escenas más explícitas del libro, por considerar que no tenía sentido y aportaba poco a la película. La decisión fue aprobada por E.L James, quien  ha dado su visto bueno.

El sexo, aseguró Taylor-Johnson, no lo es todo en la película. La afirmación, sin embargo, es  por decir lo menos sugerente al partir de la base de un libro que saltó justamente a las listas de los bestsellers por su altísimo contenido erótico. No en vano fue etiquetado como  "porno para mamás”; una historia en la que el almíbar y el sadomasoquismo funcionaron como el tándem perfecto.

La versión cinematográfica se remite al argumento del libro: la relación entre Anastasia Steele, una joven estudiante de literatura, de 21 años, virgen,  y Christian Grey, un apuesto y multimillonario empresario de 27 años, aficionado al sexo poco convencional. Desfallecida ante los atributos y destrezas de Grey, Anastasia firma un contrato de sumisión y él la inicia en los placeres del sadomaso, con ataduras y azotes incluidos. Tras descartar la adaptación de cada libro, Taylor-Johnson ha decidido reunir los tres en la película.

 



 

La trilogía de E.L James está formada, justamente, por Cincuenta sombras de Grey, que narra el inicio del encuentro entre Anastasia Steele y Christian Grey; a ése sigue Cincuenta sombras más oscuras, que se centra en el conflicto que atraviesa Steele sobre si continuar o no su relación con Christian Grey o no, y Cincuenta sombras liberadas supone la etapa más comprometida de una relación que comenzó siendo sólo sexo.

La escena eliminada de la película, según informa Variety, es aquella en la que el desenfadado e insaciable Christian Grey arranca un tampón a Anastasia, con el fin de acometer -acaso más salvajemente- sus tareas amatorias. Michael De Luca, productor de la cinta, aseguró sobre la polémica escena que en la película no era necesaria porque "es un medio complemente diferente".   

Publicada hace ya tres años, E. L. James consiguió con Cincuenta sombras de Grey desbancar la dictadura de los vampiros de Stephanie Meyer, y aumentar, por supuesto, la edad de su lector –mujeres mayores de 30 años, un público que sí compra ejemplares-.  No necesariamente mejor escrito, el libro se convirtió en un fenómeno cuya adaptación al cine despierta altísimas expectativas entre los lectores de la saga.

De momento, la adaptación de la popular novela erótica de E.L. James bate récord de venta anticipada de entradas en Estados Unidos para una película con esta calificación. Cincuenta sombras de Grey verá la luz el 11 de febrero, en la próxima edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, dos días antes de su estreno en los cines previsto para la víspera de San Valentín.

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1287 en: 28 de Enero de 2015, 11:01:01 am »
Muere el humorista Joe Rígoli a los 78 años en Argentina


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« Respuesta #1288 en: 29 de Enero de 2015, 11:12:48 am »
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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1289 en: 30 de Enero de 2015, 19:45:36 pm »
 :Lazo_Negro
Gran actriz.

Pocos pueden contar que le pagaban por dar collejas a Toni Cantó y Willy Toledo.

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« Respuesta #1290 en: 30 de Enero de 2015, 19:47:13 pm »
D.E.P.

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1291 en: 02 de Febrero de 2015, 16:23:01 pm »
Pilar Soto, la sexy presentadora de Mamma Mía, acabó en una orden religiosa

https://es.tv.yahoo.com/video/pilar-soto-la-sexy-presentadora-130100448.html?vp=1

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« Respuesta #1292 en: 02 de Febrero de 2015, 16:36:50 pm »
Lo que digo . . . cómo están las cabezas . . .

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1293 en: 06 de Febrero de 2015, 13:31:14 pm »



SE PUBLICAN LAS MEMORIAS DE LAURA INGALLS

La verdad sobre "La casa de la pradera", que no gustaría nada a Michael Landon

Héctor G. Barnés
06/02/2015 (05:00)

¿American Sniper de Chris Kyle? ¿Una nueva novelita erótica? ¿Un best seller conspiranoico? Nada de eso. El libro que está arrasando en el mercado editorial americano es la autobiografía de Laura Ingalls (1867-1957), autora y protagonista de La casa en la pradera (Little House on the Prairie) y otra larga serie de libros que inspiraron la popular serie de televisión protagonizada y producida por Michael Landon, que daba una idílica visión de la vida de los pioneros que habitaban en el Medio Oeste americano durante el siglo XIX.

Si tanta expectación ha levantado el libro, llamado Pioneer Girl: the Annontated Autobiography, es porque responde a una fórmula mágica, en la que se dan la mano la nostalgia de aquellos que vieron en su día una serie ya de por sí basada en la añoranza de tiempos pasados con el morbo que han generado algunas de las revelaciones del libro, y que señalan que, como era de esperar, la vida en los Estados Unidos del siglo XIX no era tan de color de rosa como se pensaba.

En la vida real, Laura y Mary descuartizaban a los cerdos que criaban antes de jugar al fútbol con su vejiga

“En esa época, la vida era dura”, ha declarado a AFP Nancy Tystad Koupal, directora de South Dakota State Historical, la pequeña editorial que ha publicado las memorias de Ingalls 84 años después de ser escritas. “La violencia era algo frecuente. Era parte de la vida de los pioneros”. Nada de una bonita cabaña en mitad del campo: la familia Ingalls nunca tuvo un hogar en su propiedad, y se veían obligados a mudarse continuamente de un apartamento a otro, a veces en mitad de la noche, cuando no podían pagar el alquiler. Eran unos okupas avant la lettre.

De la casa en la pradera al burdel en las montañas

Sólo las personas más candorosas podían pensar que la serie que se emitió entre 1974 y 1983 ofrecía una imagen absolutamente fiel de lo ocurrido en estados como Dakota o Wisconsin en la era de la colonización, pero pocos se esperaban que la pequeña Laura Ingalls viese tanto horror durante sus primeros años de vida. En un fragmento del libro, la autora explica cómo uno de sus vecinos de Burr Oak roció con keroseno su dormitorio, le prendió fuego y acto seguido procedió a arrastrar a su mujer por los pelos hasta la pira, hasta que fue detenido por Charles, el padre interpretado por Landon.

En otro capítulo, Laura cuenta cómo estuvo a punto de ser violada por el marido borracho de una mujer enferma a la que cuidaba. Tan sólo pudo librarse del hombre a golpes. Ingalls también desvela que su padre, el santurrón interpretado por Michael Landon, era en realidad un gruñón con un genio especial para escaquearse de pagar el alquiler. Todos estos capítulos fueron cercenados de las novelas originales, publicadas durante los años 30, y de la serie de televisión que ofrecía al público americano la versión más amable posible de esa sociedad de colonos. Lo más trágico que podía ocurrir en la serie de televisión es que la maligna Nellie Oleson chinchase un poco a las hermanas Ingalls. En la vida real, Laura y Mary descuartizaban a los cerdos que criaban antes de jugar al fútbol con su vejiga.

La polémica ha rodeado a la serie de novelas, destinadas a un público infantil, desde su publicación. Aunque raramente las memorias de Laura –que incluyen otros volúmenes como A orillas del río Plum o El largo invierno– se consideraron autobiográficas, sino más bien una ficción construida a partir de los recuerdos de la infancia, muchos se han preguntado por el decisivo papel ideológico que la hija de Laura, Rose Wilder Lane, pudo tener a la hora de dibujar este paisaje de la campiña americana. Fue ella la que animó a su madre a dejar por escrito sus 16 años viajando por estados como Minnesota, Kansas, Missouri o Iowa.



Por esa razón, se trata de una edición anotada por Pamela Smith Hill, biógrafa de Laura Ingalls y que a través de estos apuntes intenta distinguir entre la realidad y la ficción, sobre todo teniendo en cuenta que la pequeña de la familia había pasado ya los 60 años cuando escribió los once libros por los que pasaría a la historia. “Queríamos explorar la relación con su hija Rose, que era su editora y la que la convenció para escribir sus memorias”, ha señalado Koupal. “Además, queríamos señalar la diferencia entre ficción y realidad”.

Se han impreso 45.000 ejemplares más para hacer frente a la demanda de lectores ávidos de adulterios, espirituosos y folk primigenio

Algunos de los cambios se introdujeron con el público infantil en mente: por ejemplo, la verdadera Mary también se quedó ciega, pero no por la fiebre escarlatina, como se explicaba en la serie, sino por un ataque que probablemente podía ser meningoencefalitis, causada por una complicación del sarampión; pero era más fácil para un niño de los años 30 entender lo primero que lo segundo. Además, la familia abandonó la pradera no por un malvado terrateniente, como en la serie original, sino por una plaga de langostas. Desde luego, una motivación bastante menos romántica.

Un éxito inesperado

Quizá inseguros acerca del público real que podía tener un libro así, los editores decidieron ser cautelosos a la hora de realizar la primera tirada. Se equivocaron: los 15.000 volúmenes impresos en primer lugar se agotaron rápidamente, y pronto se han visto obligados a tirar 45.000 más para hacer frente a la demanda de lectores ávidos de adulterios, espirituosos y folk primigenio.

El libro ha sido publicado por primera vez sin alterar, al contrario de lo que ocurrió con sus previas ediciones y el resto de volúmenes de la serie. No sólo no hay ni un ápice de censura, sino que se han respetado los frecuentes errores ortográficos y gramaticales de la pequeña Ingalls, en mor del rigor. Al final, la idílica casa de la pradera quizá se parecía más de lo que pensábamos al burdel de un western de Sam Peckimpah.

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1294 en: 06 de Febrero de 2015, 13:52:26 pm »
La realidad siempre supera a la ficción.

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« Respuesta #1295 en: 14 de Febrero de 2015, 15:25:29 pm »
5 motivos para no ver 'Cincuenta Sombras de Grey'

12.02.2015 10 7 

¿Se han planteado acudir al estreno de ‘Cincuenta Sombras de Grey’? ¿Son de los que han organizado una cena picante con sus amigos para ir ambientándose antes de acudir al cine? ¿Quieren descubrir los trucos del millonario más perverso de la literatura para conquistar a sus amantes? Pues si han respondido a todo que sí, no hace falta que pierdan el tiempo. Nosotros les damos cinco motivos para que el viernes se ahorren la cola del cine. Nos lo agradecerán, de verdad.


Por fin llega a nuestras pantallas la primera entrega de la saga Cincuenta sombras de Grey. ¿Sienten como sus deseos más profundos luchan por aflorar a la superficie? ¿No? Lo entendemos. No es que tengamos muchas ganas de ver la adaptación cinematográfica de este bestseller que ha revolucionado la sexualidad de medio mundo, la verdad, pero sí queremos dejar de especular sobre la película sin tan siquiera haberla visto en el cine.

 ¿Cuántos meses llevamos escuchando hablar de Christian Grey? Que si Charlie Hunnam fue expulsado del casting por la presión de los fans, que si Dakota Johnson no quiere que su familia vea las escenas de alto voltaje, que si Beyoncé casi se desmaya en el primer pase privado de la película, todo exageraciones para que los espectadores -que todo nos lo creemos- vayamos abriendo el apetito y compremos, por adelantado, nuestra entrada para el estreno.

Pero no se emocionen. Por mucho que sus amistades les hayan dicho que su vida sexual ha cambiado tras leer el libro y que ahora ven a sus maridos y mujeres mucho más atractivos gracias al buen hacer de Christian Grey, ya les adelantamos que nada de esto es verdad. La mente es el mejor órgano sexual del cuerpo y se excita a la mínima de cambio.

¿Tienen ustedes una vida sexual aburrida y monótona después de muchos años de matrimonio? ¿Han fantaseado con prácticas que no se atreven a contar a sus parejas? ¿Les gustaría compartir cama con alguien tan atractivo como Jamie Dornan? Por supuesto, y ahí radica el éxito de Cincuenta Sombras de Grey. Tengan en cuenta que ese libro no va a cambiar su vida amatoria. Pero si todavía no están convencidos para no correr a su cine más cercano el próximo viernes, aquí tienen cinco motivos que no se atreverán a rebatir:


Ni usted es Dakota Johnson, ni su pareja es Jamie Dornan

La primera premisa de la película es errónea. Todos hemos querido ser esa jovencita estudiosa que un día decide dejar su recta y responsable vida para adentrarse en un misterioso universo gobernado por un atractivo caballero, pero de la fantasía a la realidad hay un gran trecho. Tengan en cuenta que la frustración está a la vuelta de la esquina. ¿Qué ocurrirá cuando llegue a casa y se dé cuenta de que su marido no tiene los pectorales de Jamie Dornan? ¿O que su mujer no es tan atractiva como Dakota Johnson? Entonces, ¿qué hacemos? Piensen que su vida sexual puede acabar mucho más tocada que al principio, y todo por culpa de una película.


No es lo mismo verlo que hacerlo

Las acrobacias sexuales son muy vistosas, muy excitantes y aparentemente muy placenteras, pero ahora, vayan y experimenten en casa. El sexo extremo que nos vende Cincuenta Sombras de Grey no es más que una mera iniciación a prácticas sadomasoquistas, muy interesantes para unos pocos y, posiblemente, aburridas para otros. No a todo el mundo le interesa lo mismo en el terreno sexual. ¿Se imaginan llegando a casa y pidiéndole a su pareja que les ate a la cama? Y, de ser así, ¿por qué no lo han hecho ya? ¿Tienen que esperar a verlo en una película? Si es que el absurdo del razonamiento cae por su propio peso. Dejen de fantasear y llévenlo a la práctica, con Grey, sin Grey o como sea.


No mejorará su rendimiento sexual

El éxito de los libros de E.L. James se basa en que ha conseguido conectar con esa parte del público, principalmente femenino, que se encuentra en una edad de intensa frustración sexual. Las rutinas han acabado con la pasión, los hijos dificultan los encuentros y la emoción del primer día ya ni se recuerda. Llegados a este punto, no hay nada como fantasear y dejarse llevar. Pero no esperen encontrar nada en la película que les ayude a superar este momento. Si de verdad tienen intención de sorprender a su pareja y recuperar la llama de la pasión, mejor acudan a expertos en erotismo, como la directora de cine para adultos Erika Lust. Experimenten con otras realidades y dejen a Christian Grey que se dedique a lo suyo. No se dejen arrastrar por la masa. No conseguirán nada.


Sus amistades no querrán acompañarle

Reconozcámoslo, cada cierto tiempo aparece una película que se convierte en un fenómeno, pero que nadie admite haber ido a ver. No crean que sus compañeros de trabajo, sus amigos o sus familiares van a invitarle a ir a ver Cincuenta Sombras de Grey. Como mucho, podrán quedar con otras fans que hayan conocido a través de redes sociales. ¿De verdad están dispuestos a dejarse rodear de admiradores de Grey en un abarrotado cine? Se nos ocurren castigos peores, pero pocos tan elaborados. Además, ¿y si se encuentra con alguien mientras está haciendo cola en el cine? ¿Le dirá que va a ver 'lo de Grey'? ¿Verdad que no? Ahí tienen el argumento definitivo.


Hay menos desnudos de los que piensa

Si con todo esto no les hemos convencido, no se preocupen, que tenemos armamento suficiente. ¿Saben ustedes que para conseguir una distribución mayoritaria en Estados Unidos, la película se ha centrado en la historia de amor y ha obviado alguno de los pasajes sexuales más interesantes? ¿Saben que Jamie Dornan firmó por contrato que no pensaba hacer un desnudo integral en todo el film? ¿Saben que todo el boom relacionado con el sexo y el sadomasoquismo se va a quedar en nada cuando estrenen la película? Pues así es. Ni va a ser provocadora, ni va a revolucionar nada, ni va a contentar a los que acuden esperando ver algo nunca visto. Será, sin más, otro blockbuster como lo pudo ser Crepúsculo. ¿De verdad piensan invertir una noche de viernes en esto? No saben lo que se hacen...

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1296 en: 14 de Febrero de 2015, 15:33:12 pm »

Lo que dice el público en el cine mientras ve '50 sombras de Grey'



Comentarios oídos al azar en el complejo de salas más grande de Europa·
 
    Ana Marcos  - 14/02/2015 - 02:31 CET
 
Mi relación con el fenómeno 50 sombras de Grey se limita a un intento fallido de lectura del primer libro y un esfuerzo más que intencionado por esquivar los cañonazos publicitarios que durante el último año y medio ha disparado la maquinaria hollywoodiense sin compasión. Una relación bastante precaria, digamos.

Son las 21.00 del viernes 13 de febrero, el estreno mundial de la película. Hace tres horas mi jefa me dijo que tenía que ir, ver y contar. Así que me subo al coche con dos amigas, también treintañeras, que por suerte no practican la liturgia de San Valentín y deciden acompañarme al cine. Para ser sincera, les he prometido un cubo de palomitas y parece que ha sido excusa suficiente para entregarse sin miramientos a este experimento.

De camino a los cines Kinépolis, los más grandes de Europa, Marta me cuenta que han censurado la escena más comprometida del libro, esa en la que Christian Grey le quita el tampón a Anastasia antes de practicar con ella una de sus artes amatorias sadomasoquistas. “¿De esto va el porno light?”, pregunto. “Creo que de lo que hablas es de los 14 cachetes”, responde Noemí. Sé poco de las crónicas y las críticas publicadas en los últimos dos días tras el estreno del filme en el festival de cine de Berlín. Lo suficiente como para prever que esa orgía sensorial que convirtió a la saga en el mayor best seller de la historia de Gran Bretaña se ha quedado en gatillazo. O en una docena de azotes como dice mi amiga.

Dispuestas a descubrir por qué 180.000 personas han comprado la entrada en la preventa solo en España entramos en este complejo mastodóntico. Proyectan la película en 11 salas, una de ellas, la 25, alberga en cada pase a 996 espectadores.

El pasillo principal por el que se reparten las salas lo vertebra una zona de autoservicio de palomitas, todo tipo de dulces, refrescos... una fantasía propia de un parque de atracciones. Un grupo de amigas corre entre los estantes acumulando provisiones hasta llegar a la caja. Una de ellas tira su Coca Cola. “Madre mía, no llegamos”, dice. “Tranquila, hay más de 10 minutos previos de publicidad”, le responde el vendedor. Efectivamente, una sala abarrotada con un público variado en edad y sexo (hay muchas parejas y los grupos, en su mayoría, son de mujeres), ingiere palomitas al mismo ritmo que anuncios a una temperatura casi insoportable. Primero aparecen los geles lubricantes. “Uy, nos están poniendo a tono”, comenta una pareja a mi lado. Después llegan las ofertas para depilación de ingles y axilas y se oye un murmullo: “Uuuuuhhh, van a lo que van”.

Cuatro mujeres cercanas a la cuarentena suben las escaleras buscando su asiento. “Mira, no te agobies, si esto es más de risas, una película romántica y subidita de tono”, le dice una a otra. “A mi chico hasta le gustó el libro”, continua en lo que parece un intento de convencer a su amiga. “Podemos dejar las críticas para el final”, zanja una tercera. Se hace el silencio. Comienza 50 sombras de Grey.

Lo que sigue son más de dos horas de “clichés uno detrás de otro”, comenta dos chicas. La historia entre un joven y exitoso empresario y una estudiante de filología inglesa dispuesta a dejarse dominar (literalmente) por amor está plagada de chistes fáciles y frases hechas que provocan constantes risas entre los asistentes. No soy capaz de distinguir si se ríen por vergüenza ajena o en serio cuando se oyen frases como:

- “Has dado en el calvo, perdón en el clavo”.

- “Este es mi cuarto de juegos”, dice Grey refiriéndose a su escondite sadomasoquista. “Ahí guardas la Xbox”, contesta ella.

- “Quiero bridas, cuerda y cinta adhesiva para mi casa”, pide él. “No me va la actividad en grupo”, responde ella.

Espero esos momentos de sexo duro prometidos. Y me vuelvo a encontrar con carcajadas cuando entre interminables secuencias edulcoradas se cuelan planos esquivos de los pubis de los protagonistas acompañados de supuestas sentencias eróticas.

- “Yo no hago el amor. Yo follo… duro”.

- “Te follaría siete días seguidos”.

- "El fisting vaginal y anal no están contemplados en el contrato".

Según avanza la película se empiezan a encender pantallas de móvil como luciérnagas entre el público. Las risas cambian de tono y se mezclan con bostezos. El chico de la pareja de al lado le dice a su novia: “¿Esto es un poco previsible, no?”. Ella le devuelve una carcajada por respuesta. Ni siquiera cuando llega el momento cumbre, los seis latigazos que justifican la fama de la película, los espectadores se reaniman. “¿Cuánto queda?”, me dice Marta. “¿Nos vamos ya?”. La experiencia se está haciendo tan interminable como un viaje de Madrid a Gandía en un 600 la segunda quincena de agosto.

De repente acaba. Se cierra el ascensor y la pantalla se va a negro. Los que han leído los libros no se sorprenden. "Se nota que las tías sabían lo que iba a pasar", escucho en mitad de los créditos finales. El resto seguimos sin entender qué ha sucedido durante las últimas dos horas y media.

Se enciende la luz y los asistentes empiezan a salir. Detrás de mí, tres mujeres de unos 50 años, siguen sentadas:

- “Esto ha sido de serie B, un telefilme. A ti es que estas películas te encantan, pero sabes que son malas”, comenta una.

- “Es malísima, pero…”. Baja la voz, cuchichea sobre una secuencia y vuelve a reírse en alto.

- “Él es malísimo, mucho de sexy y poco de sexo. Está claro que el libro te deja volar mucho más la imaginación”.

En esa misma fila, a unos pocos asientos, otro grupo comparte sus impresiones.

- “¿Está casado? No me digas eso que me da todo el bajón, he visto todas sus películas”, dice una.

- “Me he enamorado”, contesta otra.

- “Había momentos que me daban tanta vergüenza las escenas de sexo que no sabía dónde meterme”, se confiesa una tercera.

Mientras bajamos las escaleras, tres parejas intercambian opiniones. Una se queda rezagada. Ella, tras escuchar las críticas de sus amigos, mira a su novio y le pregunta: “¿A ti también te ha parecido un circo?”. Él opta por un gesto indescifrable por respuesta ante la reacción del resto de novias a comentarios como: “Este es un mal follado, eso es lo que le pasa, ¿para esto me traes al cine?”. O ese otro que mirando a todas sus acompañantes femeninas termina la noche diciendo: “¿Y por este tipo de pelis pagáis esta pasta?”.

Comienza a llover. Son más de las doce. Resguardadas bajo un techo del centro comercial un grupo de mujeres de distintas edades aprovecha para hacer tertulia mientras apuran las últimas caladas. "Pásame la foto que se la mando a José para que vea lo que has aprendido esta noche”. A su lado, chicas más jóvenes plantean un debate más bien de logística:

- “Pero… ¿tú no vivías con tu padre?”, dice una de ellas.

- “Sí, él vive en la planta de arriba y yo tengo la de abajo para mí. Podría montar un cuarto rojo en una caseta que tenemos. No se enteraría”.

Miro a ambos lados. Siguen las risas. Y yo, como en tierra de nadie, en zona franca, vuelvo a buscar respuetas en mis dos amigas: "¿Se ríen de verdad o esto ha sido una broma?".

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1297 en: 15 de Febrero de 2015, 10:45:14 am »
50 SOMBRAS DE LUISI

Salgo de musicoterapia y voy a tomar algo con las amigas. Con todas menos con Reme, que le ha dado la ciática en la conga y se ha marchado a casa. Vamos a un sitio nuevo que conoce Virtudes que por dos euros te ponen una caña y un pincho así de grande, que con un par ya has cenado.

Allí la Marce nos cuenta que se está leyendo el libro ese de darse azotes. Por lo visto es de un señor rico que coge a una chica jovencita y en vez de darle besos y hacerle arrumacos la toma por una piñata y la escaralla. Es lo que se lleva ahora en el sexo. Claro que a ella le debe gustar porque vuelve a por más, como la gata flora, que si se la metes grita y si se la sacas llora.

El caso es que de camino a casa no dejo de darle vueltas al tema y me sorprendo a mí misma pensando en hacer algo parecido con Manolo, que es lo que tengo disponible. No es que a mí me guste que en la cama me traten como a una yegua, pero a lo mejor así resucitamos nuestra vida sexual, que lleva muerta desde que empezó a tener más tetas él que yo.

Llego a casa y me doy una ducha de las esmeradas, poniendo especial énfasis en frotar el peluche y aledaños, que quede apetitoso. Luego voy al salón en ropa interior, apoyo una mano en el marco de la puerta y le digo a la cosa esa que hay despatarrada en el sofá que me acompañe a la habitación.

Él no entiende nada pero obedece, por no discutir y porque el tema pinta retozón, que no acostumbra. Así que se pone en marcha y cuando pasa junto a mí le suelto un manotazo en el culo y un “que te como, pirata”. Crece su extrañeza.

- Luisi, ¿has bebido?
- Calla, señor Bermúdez, y tira que te voy a dar la paga -. Le doy otro azote mientras avanzo detrás de él.

Manolo en estas cuestiones muy exquisito no se pone. Cuando cruzo el pasillo y le doy alcance, él ya está con los calzones por los tobillos diciendo “rápido, que empieza el Pasapalabra”. Pero no le hago caso. Hoy no va a ser el “aquí te pillo, aquí te mancillo” de siempre.

Le digo que se tumbe boca abajo y pienso. Necesito un látigo, que es muy erótico, que me lo ha dicho la Marce, pero en casa no tengo de eso así que cojo un cinturón, uno con la hebilla de golfi. Así, en bragas y con un antifaz de cotillón, le arreo un latigazo en la espalda. Manolo se caga en mis bisabuelos, en mi gazpacho y en el ministro de hacienda.

Hay que pensar otra cosa porque la dominación con latigazos no ha dado los resultados esperados. Manolo sigue retorciéndose intentando que la mano le alcance la zona donde le he atizado para aliviarse el escozor. Así que ahora me tumbo yo en la cama y le pido que me dé azotitos. A la segunda hostia que me suelta en el culo con la manaza abierta, que la tiene como una peineta de berenjenas, estoy empotrada contra el cabecero de forja toledana. Esto parece un rodeo americano. Así tampoco.

- Te voy a estimular el punto ge - le digo con sensualidad, pasándome la lengua por los labios. Quizás haya exagerado un poquito el matiz sexy y haya parecido una vaca bebiendo, pero bueno, ya está hecho.
- Eso - dice él -. Bájate a los columpios que tengo la mazorca a punto de hacer palomitas.

Para mí que este no se ha enterado muy bien de lo que le voy a hacer. Me humedezco un dedo con saliva y le pongo la banderilla. Manolo clava las uñas en las sábanas, aprieta los dientes y su voz se vuelve aguda. Su cara ahora mismo es como dos huevos fritos con labios.

- Hiiiiiija de puta…

Saco el dedo deprisa. Ya no sé ni por qué sombra voy, pero a las cincuenta me da a mí que no llegamos. Voy a pasar al erotismo verbal. Esto no puede fallar porque lo he visto en un montón de películas españolas y siempre funciona.

- Manolo, dime cosas feas
- Guarrilla
- Eso es
- Putita
- Así, sigue, dime más
- Cotilla, histérica, eres como tu madre, todo el día tocando los cojo…
- Pero qué hablas, borracho
- Yo a esa señora no la quiero más aquí en Nochebuena
- Mira, Manolo, mi madre vendrá a esta casa cuando ella quiera. No empecemos otra vez con lo mismo, te lo pido por favor.
- Bueno, pero hay mandanga o no hay mandanga
- Ya por no oírte, hijo mío
- Venga, ponte boca arriba, a ver si me da tiempo de ver el rosco, que hay casi un millón de bote
- ¿Ya estás dentro?
- Qué hija de puta de eres

 ;risr; :carcaj :carcaj

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1298 en: 15 de Febrero de 2015, 11:38:14 am »
no he visto la película, pero me gustó más no leer el libro.

#tuitserio

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Re:Esas series, esas pelis...
« Respuesta #1299 en: 15 de Febrero de 2015, 14:33:24 pm »
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