Mientras una veintena de meretrices esperaban a sus clientes en el triángulo que forman Valverde, Corredera Baja de San Pablo y la citada calle, ellas entraban y salían de una improvisada tienda de campa?a para cambiarse y lucir sus galas sobre la alfombra roja de la Pasarela Lumi-Fashion, que tuvo lugar ayer en la Plaza de Carlos Cambronero.
"Para que vean que no sólo valemos para una cosa, sino que podemos hacer muchas más", explica otra chica que lucía un vestido de Roberto Navaza. "Sí, tenemos muchas otras cualidades", a?ade una colega. "Y protestamos para que la ciudadanía nos acepte no sólo como prostitutas sino también como personas".
Fernando León se acercó para apoyar a las princesas
El colectivo en defensa de las prostitutas que organizó el acto, Hetaira, había dejado claro en su convocatoria el por qué de este acto reivindicativo. "En pocos meses, el barrio de Universidad ha pasado de ser el gran olvidado por parte de la corporación municipal a convertirse, por arte y gracia del se?or don dinero, en el lugar más fashion del momento".
Las prostitutas no quisieron ser menos modernas e, inspirándose en la experiencia de la firma carioca Daspu, se lo tomaron con humor e ironía. Cambiaron la esquina por la pasarela y se contonearon "por la convivencia pacífica entre el vecindario, peque?os empresarios y grandes chicas de la calle", así como "por la libertad sexual".
Con escotes generosos y, en ocasiones, ligerísimas de ropa, las modelos no dejaron de recibir lotes de aplausos de los congregados, entre los que se encontraban vecinos y miembros de diversas asociaciones (Cogam, Hetaira, Fundación Triángulo, Consentido...), pero también rostros conocidos como Fernando León de Aranoa, que retrató al colectivo en Princesas.
"He venido a verlas porque son amigas, me ayudaron mucho a hacer esa película y me parece muy bien que se integren en la iniciativa de reactivar la zona. Es estupendo que, en vez de dejarlas fuera, formen parte del movimiento que hay en el barrio", comentó a ADN.es el cineasta, quien no se planteó radiografiar la prostitución en su película sino "contar una historia dentro de ese mundo".
"Políticas destinadas a aislarlas, marginarlas o vigilarlas"
León de Aranoa fue crítico con el Ayuntamiento de Madrid y dejó claro que las prostitutas "se han sentido excluidas de cualquier cosa que sucede en la ciudad" porque "todas las políticas que se emprenden respecto a ellas van más destinadas a aislarlas, marginarlas o vigilarlas que a integrarlas". Por ello, concluyó, "que ellas mismas se integren habla muy bien del colectivo".
Bea es un nombre ficticio pero su relato es tan real como la calle misma. Está en contra de la videovigilancia y pide que les dejen ejercer en paz. "Dicen que las cámaras son para la seguridad del barrio, pero todo sigue igual, con camellos y delincuencia. Sólo amedrentaron a los clientes y, ahora, estamos diez o doce horas en la calle y no hacemos ningún pase ni vemos un puto duro".
Mientras, continúa, "las autoridades no se preocupan por las vejaciones que sufren las prostitutas que están encerradas en los locales, donde están las verdaderas mafias y muchas son prostituidas y no prostitutas como nosotras, que ejercemos libremente".
Cristina Garaizábal, portavoz de Hetaira, también se muestra crítica: "Parece que hay intentos de convertirlo en un barrio fashion, echando a las trabajadoras del sexo que captan a su clientela en la calle". Por ello, decidieron organizar el desfile y demostrar que "para fashion, las prostitutas, que pueden ser muy glamurosas"
"Y, además, que hay que gestionar los diferentes problemas de este barrio de una manera en la que sea posible la convivencia entre los diferentes sectores. De ahí este acto festivo de convivencia entre peque?os comerciantes, vecinos, trabajadoras del sexo, dise?adores y clientes de tiendas", zanjó Garaizábal.
"Nunca se nos tuvo en cuenta en el proyecto de Triball"
Tras realizar dos pases y ser objeto del deseo de los flashes en un rústico photo call, Bea vuelve a la carga. "Nunca se nos tuvo en cuenta en el proyecto de Triball. Nos podían haber dado un trabajo como dependientas o haciendo la limpieza. Así tendríamos un sueldo para llegar a fin de mes y darle de comer a nuestros hijos".
Según ella, iniciativas como Triball las marginan todavía más, incluso a la hora de alquilar un piso en el barrio. "Quieren beneficiarse sólo ellos con la revalorización del barrio. Si nos hubiesen incluido a nosotras, su labor hubiese sido más social, pero quien manda aquí es la pasta".
Y, mientras echa un ojo a los micros y objetivos que se han acercado hasta esta placita a orillas de la calle del Pez, vislumbra en su mente un oasis de moda e integración. "Si fuese así, los turistas no vendrían a hacer fotos a los graffitis de artistas famosos, sino que lo harían para visitar las tiendas en las que el Ayuntamiento ha insertado laboralmente a las prostitutas. Sería una noticia mundial".