La ausencia de la policía portuaria impide a un enfermo diabético poder embarcar
Un joven melillense, David Ángel Hidalgo, no pudo embarcar el pasado 27 de agosto en el barco rápido en dirección a la Península, porque a pesar de haber llegado con tiempo, según asegura, ya se habían marchado los policías portuarios encargados del control de pasaje. Afirma que no se le dieron soluciones, a pesar de que debía viajar de forma perentoria para recibir en Sevilla tratamiento diabetológico. Los padres del joven denuncian que "nadie hizo nada". David no sólo perdió el billete, sino que tuvo que sacar otro pasaje para viajar por la noche y que tuvo que viajar acompañado por el médico de a bordo.
J.A.M.
Según relatan Mª Ángeles Hidalgo y Francisco Ángel Guillén, el pasado 27 de agosto su hijo David Ángel Hidalgo, de 23 años de edad, acudió a las 16,15 minutos a la Estación Marítima para embarcar en dirección a Málaga, pero a pesar de contar con la tarjeta de embarque, no pudo acceder al buque porque la policía portuaria, la encargada del control de pasajeros, se había marchado ya. Así al menos, según siempre la versión de la familia, se lo comunicaron dos funcionarios de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que les informaron que el personal encargado de la revisión del equipaje y el arco de control de pasajeros, ya se habían marchado.
Ruegos
Aseguran los padres que de nada sirvieron sus peticiones y ruegos para que se diera aviso a la policía portuaria de que regresara y que el joven pudiera subir a bordo. "Nuestro hijo es diabético y recibe tratamiento en Sevilla, por lo que tiene que realizar a menudo estos traslados. Sabemos que hay que estar en el puerto con el tiempo suficiente, pero se puso enfermo. Aún así, llegamos dentro del plazo de quince minutos que viene recogido incluso en el billete para poder embarcar, pero ya no lo dejaron subir", cuentan los padres.
Señalan Mª Ángeles Hidalgo y Francisco Ángel Guillén que el personal presente en esos momentos en las instalaciones portuarias no atendió a sus peticiones y que aunque su hijo les comunicó que estaba dispuesto a dejar el equipaje y que subiría sólo con la insulina, se le negó de nuevo el acceso. "Sabíamos que el barco lo esperaría, pero nadie hizo nada por ayudar a mi hijo, a pesar de que era una emergencia", apostillan los padres. Finalmente el buque partió y el joven se quedó en tierra. "No nos quisieron cambiar el billete, así que perdimos el dinero, y mi hijo tuvo que comprar otro para viajar por la noche, en el barco lento. Además hizo la travesía acompañado por el médico".
Aseguran que si sus ingresos económicos se lo permitieran, su hijo viajaría en avión, pero dado que los trayectos son tan habituales, la economía familiar no podría hacer frente a este gasto. "Por eso mi hijo se tiene que ir por el barco", se lamentan.
La familia ha presentado una protesta ante Acciona por todo lo ocurrido, en la que queda recogido que "por llegar a las 16,15 con un niño diabético, con alta urgente en el hospital y por no haber agentes en la aduana, no lo dejaron embarcar". "No dejan cambiar billetes; los agentes de aduana no cumplieron los horarios y no hicieron anda ante esta urgencia", recoge el texto.
Puestos en contacto con la naviera, la empresa manifiesta que atenderá la queja en su justa medida, aunque deja claro también que, al parecer, el contenido va más dirigido al personal de la Autoridad Portuaria que al de la propia Acciona.