https://es-es.facebook.com/Unijepol/Rosa Ana Gallardo Campos
14 horas ·
Comparto hoy unas reflexiones que escribí hace unos años (no muchos) y que, con matices, me siguen pareciendo de actualidad. Lo cierto es que si hago un análisis superficial, a primera vista parece que no hemos avanzado mucho, pero tal vez la proximidad del final de mi etapa operativa en la policía o la experiencia que suelen dar los años, me invitan a hacer otra reflexión –quizás más profunda- y es que haciendo una mirada retrospectiva, reconozco que me hubiera gustado haber caminado más trecho, pero que también cabe ver que, en realidad, hemos caminado mucho y bien, aun con las dificultades que las propuestas “nuevas” conllevan, y que son parte del proceso, y es que con que la que “nos está cayendo”, la inquietud por aprender a gestionar los conflictos desde el diálogo, la amigable composición y la construcción de paz desde la institución policial siguen en vigor. Y esto lo puedo constatar, por ejemplo, con el interés y demanda que en la Policía Local de Vila-real tenemos cada vez que proponemos acciones formativas, jornadas, el próximo Congreso Iberoamericano de Mediación Policial (que una vez más ya está generando muchas expectativas)… Normalmente, por razones de espacio colgamos el “no hay billete” y con ello renovamos continuamente el compromiso de seguir avanzando para ofrecer la mejor de las formaciones en Mediación Policial.
Cabe reconocer que hay algunas voces disonantes, pero esto también engrandece el proyecto, porque somos cada vez más quienes soñamos con que el modelo de intervención policial con efectos pacificadores, el 2.2 de la policía de proximidad, sea una realidad. Nosotras y nosotras tenemos activado el “deber de la resistencia” hacia quienes defienden otros tipos de modelos desfasados y nada acordes con la realidad social del siglo XXI. Así, que seguimos asumiendo el compromiso de sumar y seguir y seguir y seguir…..
Desde mi reflexión:
En #España nos falta cultura de la #Mediación, aquí seguimos pensando en ir al Juzgado ante cualquier conflicto interpersonal; esta práctica conviene superarla porque muchas veces los conflictos no son solo jurídicos, son personales y van más allá de lo que los Jueces pueden resolver; así que aún nos queda trabajo para difundir a nivel de calle la cultura del diálogo en todos los ámbitos (familiar, civil, mercantil, penal…).
En cuanto a la Mediación Policial, el planteamiento aún está más complicado, porque la planteamos como herramienta para el Cambio de #Cultura y como Prevención de la Violencia, también para traer la innovación y la creatividad con algo útil, que nos ha de llevar a generar un clima de confianza con la ciudadanía con la que hemos de corresponsabilizarnos en la gestión de sus conflictos.
Además, supone redefinir los conceptos de Autoridad, desde el tránsito de esa Autoridad evidente y manifiesta con la que las personas saben lo que pueden o no hacer y el peso de hacer lo que no se debe, pasando por la Oculta, que puede suponer una especie de chantaje emocional, o manipulación psíquica –el ciudadano que responde a las expectativas generadas por el Poder, y aquí hay que tener en cuenta que el y la Policía también forma parte de esa ciudadanía…- hacia la Autoridad Moral, la que se gana con la propia forma de ser, sin recetas, que tiene mucho que ver con el Liderazgo y la Excelencia (aquí no se contempla que por más galones que alguien lleve no significa que tenga más razón que quien tiene menos, y la única fuerza que nos vale es la de la razón, porque es la que perdura); también hay que redefinir el concepto de Poder, desde la capacidad de influencia, hacia el Poder Integrador, el que se consigue generando un clima cálido, confortable, de confianza, en el que las personas cuentan y suman…
Con todo, y a pesar de la fragilidad que aún tenemos, y de la que hemos de ser conscientes para tener ocasión de reacción, la Institución Policial no es ajena a integrar la Mediación y sus procedimientos dentro de la profesión y su ejercicio práctico, y tímidamente aún, pero a pasitos pequeños pero importantes se va afianzando.
Ocurre también que estamos en un momento paradójico; por un lado, parece que cada vez hay más conciencia social sobre la necesidad e importancia que tiene la gestión de los conflictos comunitarios (los que más se atienden desde las Unidades de Mediación Policial), los que tienen que ver con la diversidad, los procesos de integración, la construcción de la convivencia y la cohesión en nuestra sociedad; de hecho, está proliferando la oferta formativa en esta materia; también hemos avanzado en el reconocimiento profesional del Mediador (se ha aprobado recientemente una Ley de Mediación Civil y Mercantil, que aunque no contemple la labor del Mediador Policial, supone un avance cualitativo)… sin embargo, las expectativas de consolidación de la MPO, -la creación de Unidades específicas, más allá de la práctica informal- se ven “amenazadas” sobre todo por la difícil situación social actual que estamos viviendo en España, y los recortes que en política social se están produciendo; en lo que a la Policía concierne, esto se materializa en que según la situación política de un determinado municipio, se piense que lo necesario o más prioritario es que hayan más Policías en la calle, o sea conteniendo, por ejemplo, las manifestaciones organizadas y/o espontáneas que se suceden continuamente por las personas afectadas, que cada vez, lamentablemente, son más.
Así, se priorizan otros asuntos descuidando todo lo que guarda relación con políticas de integración, diversidad, cohesión, cooperación…. Y esto es, al menos paradójico, porque precisamente la mejor forma de luchar contra los conflictos actuales, y aún de los venideros de cualquier índole, es precisamente contribuir a una sociedad más igualitaria, libre, justa y donde sea posible construir un Proyecto de Vida en común, compartido, y, precisamente en este terreno es donde la Cultura de la Mediación, y por extensión la Mediación Policial, puede ser un instrumento de especial utilidad.
Y esto es así, porque la Mediación Policial, como parte de un Proyecto Global de Intervención, hace una aportación importante como generadora de nuevas formas de convivencia que nos lleven a la promoción de escenarios de cohesión social; así, que hay que seguir trabajando para que la Mediación Policial sea una necesidad social actual.
No quería hablar de crisis, pero parece que no hay más remedio, así que creo que lo que conviene es pensar que ésta no es puntual; que los periodos de crisis han de llevarnos a un cambio del sistema que tenemos y que parece que no nos gusta, y aprovecharlos para fomentar la transformación social que deseamos y valoramos como necesaria; las estrategias y acciones mediadoras para que ese cambio pretendido sea posible, son fundamentales.
Por tanto, la Institución Policial ha de aprovechar la oportunidad y el impacto en la convivencia que suponen tanto el momento histórico que estamos viviendo, como la referencia institucional que somos para la ciudadanía y generar el Cambio, y seguir plantando la semilla para que todo el Sistema pueda mediar y difundir la Cultura del Diálogo; esto que debería ser interesante siempre, precisamente en el contexto actual, nido de conflictos, tensiones, enfrentamientos ante los recortes, el desempleo y el empobrecimiento, que produce estrategias de “sálvese quien pueda”, sometimiento, conformismo, violencia… la Policía, -los y las Policías-, hemos de ser capaces de hacerle saber al Poder Dominante que no somos sus cómplices, por más que seamos los “depositarios de la fuerza de la Administración”, porque la fuerza que le vamos a ofrecer a la ciudadanía es la fuerza de la Paz, y no otra; que no somos su instrumento y nos hemos convencido de ello; que sabemos y queremos crear y estar en espacios de relación de manera mediadora, capacitadora, generadora de sinergías, de conocimiento y trabajo compartido, de acción en red, imperante en estos tiempos, que estamos en pleno proceso de conciencia social, proponiendo y posibilitando el consenso, y, en definitiva, el Cambio.
Lo cierto es que yo hablo de una Filosofía, de una manera de ser y querer hacer las cosas, en definitiva en lo que la Institución a la que pertenezco lleva como lema en “otra forma de hacerpolicía”, porque la hay y es posible, pero no puedo ni debo olvidarme de la metodología, así que nos queda trabajo de capacitar más profesionales en técnicas y habilidades para la prevención y gestión de conflictos desde la óptica de la Mediación, sin perder de vista que nuestra intervención ha de hacerse desde esa posición de Tercero imparcial y neutral propia de la Mediación.
Nos queda, además, trabajo en el diseño de herramientas para la evaluación de los resultados a corto, medio y largo plazo de la acción mediadora de la Policía, algo que también “condiciona” las tentaciones de suprimir las Unidades de Mediación Policial y enviarnos “a la calle” a contener, porque la prevención no es fácil de medir, y nunca podremos asegurar cuántos conflictos habremos prevenido, y aún no nos hemos desprovisto de la idea de evaluación cuantitativa; así que podríamos ir recopilando informes de resultado e impacto de los Proyectos de Mediación Policial que funcionan, recopilación de experiencias, prácticas, análisis del perfil del Policía Mediador…
Voy a concluir con una cita que descubrí hace unos días y que me pareció que tenía mucha fuerza, es de Charles Kingsley, y dice así “La única forma de regenerar el mundo es que cada uno cumpla con el deber que le corresponda”, cada cual que saque sus conclusiones……
No se por qué, pero hoy tenía ganas de escribir todo esto.
Inspectora #Rosa_Ana_Gallardo_Campos.
#MediaciónPolicial de #Vila_real
#Policía_Local_Vila_real
#OtraFormadehacerPOLICÍA