INSEGURIDAD Y ENVEJECIMIENTOS PONEN EN PELIGRO A LOS AGENTES
Por qué es tan fácil matar a un policía
C. Guindal 11/08/2012 (06:00h)
El asesinato de una policía municipal por unos atracadores esta semana en un barrio del centro de Madrid deja entrever la dura situación que viven los agentes que patrullan las calles. Si la policía no está segura, no lo está la ciudad. Este suceso es el reflejo de los problemas endémicos de la seguridad en nuestro país, que se agrava día a día.
Lo primero, la edad de la agente, 62 años. Lo segundo, el arma homicida, una pistola. Y lo tercero, el lugar de los hechos, una oficina de correos a plena luz del día. Carmen Muñoz murió en el instante después de alertar a dos atracadores justo después de llevarse el botín. Un disparo a bocajarro en el torax acabó de inmediato con su vida.
Tanto la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, como la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, recalcaron al conocer la noticia que era expreso deseo de la agente seguir realizando labores de patrulla a pesar de su edad. Con estas declaraciones se intenta disipar el problema real del envejecimiento de la plantilla que trabaja en la calle. Justo antes de que el PP ganara las últimas elecciones generales, el 20 de noviembre del pasado año, el anterior Ejecutivo aprobó la modificación de la ley de segunda actividad para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que conlleva un aumento en la edad de patrullar. Si antes, un agente pasaba a la segunda actividad en una oficina a los 58 años, ahora tiene que estar en la calle hasta los 65, con el peligro que eso acarrea por, entre otras cosas, la disminución lógica de las facultades físicas de una persona a esa edad.
Los sindicatos policiales, tanto municipales como nacionales, alertan del aumento del peligro que se vive en las ciudades, y sobre todo en Madrid. Para el portavoz de la Confederación Española de Policía (CEP), Lorenzo Nebreda, es alarmante el incremento en la entrada de armas de manera ilegal en nuestro país, sobre todo por la supresión de fronteras. Como en este último suceso, cada vez es más habitual encontrar a un delincuente, o en reyertas entre bandas, desenfudar un revólver que hace peligrar la integridad del policía. A esta situación se le añade la desprotección judicial que sienten los agentes al ser España, en palabras de Nebreda, "uno de los países más garantistas de Europa". Esto significa que para evitar males futuros, el agente que se encuentra en una situación de riesgo por lo general espera a que sea el delincuente el quien actúe primero, con lo que ello implica. Se sienten vendidos, condenados antes de tiempo. Si actúan para evitar un mal, tendrán que sentarse en un banquillo de los acusados, y si no lo hacen, pueden acabar muertos. "Tenemos miedo a utilizar el arma porque podemos ser expulsados del cuerpo o condenados penalmente", aclara Nebreda.
El portavoz de la Colectivo Profesional de la Policía Municipal (CPPM), Julián Leal, sigue en esta misma línea. "La Justicia y los gobernantes no confían en la policía y el resultado son los claros abusos a los agentes que cada día se ve en las calles". Su desprotección tanto a nivel legislativo como judicial está provocando que la mera presencia policial ya no sea un medio disuasorio. Golpear a un policía, siempre y cuando no produzca lesiones, se solventa con una multa de entre 50 y 100 euros. "El principio de autoridad está denigrado y los perjudicados finales son los ciudadanos", asegura.
Leal insiste que la grave crisis económica que vive nuestro país se está viendo reflejada en un aumento de los delitos y en la violencia con la que se perpetran, de ahí el atraco a plena luz del día de una oficina de Correos en Usera por parte de dos atracadores armados con repetidos antecedentes penales. A su juicio, "los delincuentes son plenamente conscientes de la flexibilidad de nuestro sistema a la hora de condenar y eso se está viendo en el aumento de la criminalidad". Desde su sindicato proponen la instauración de un sistema por el cual el agente pueda llevar un sistema que graba video y audio encriptado para que no pueda ser modificado y emplearla ante el juez para que tome medidas más contudentes contra los agresores. "En el fondo, la policía quiere ser policía, defender a los ciudadanos, y dejar de ser en lo que se han convertido, meros recaudadores".