"Este trabajo engancha"
Tres de los 73 agentes de la Polícia Municipal de Bilbao homenajeados ayer al cumplir 25 años de lucha contra el delito narran a DEIA sus experiencias
Tamara de la rosa - Viernes, 4 de Junio de 2010 - Actualizado a las 07:19h.
Agentes posando. (Pablo Viñas)
BRINDAN con una copa. Se dan la enhorabuena. "A por otros 25", dicen. Son los policías municipales de Bilbao que ayer recibieron un cariñoso homenaje por su cuarto de siglo vigilando las calles de la villa. "Cualquiera puede ser policía, pero no del Ayuntamiento de Bilbao, eso es un orgullo", claman. Miran su insignia conmemorativa. En ella, a parte del escudo de Bilbao, aparece un número. Su número. Su identificación. Las tres cifras que han marcado su trayectoria y con las que se pusieron por primera vez el uniforme negro y amarillo. Tres de ellos narran a DEIA su experiencia en el cuerpo. No quieren decir sus nombres, les conocemos por sus números: 605, 612 y 442.
Salía de la Escuela de Ingenieros cuando, al pasar por la puerta de Garellano, vio un cartel que informaba sobre unas oposiciones para municipal. "No me lo pensé, y la verdad es que es un trabajo que engancha", explica el 612, jefe de la unidad de drogas. Sus mejores recuerdos, tras estos 25 años, se remontan a la época en la que patrullaba la ciudad y eso que, en una ocasión, tuvo que hacer uso de su arma en un paso subterráneo. Sin embargo, este policía, con la txapela roja en la mano, resalta la parte humana de su trabajo. "Siempre recordaré el día que tuvimos que salvar a una señora de ahogarse en la ría, su agradecimiento te llena de satisfacción. Aunque a veces sólo se vea lo espectacular, hacemos una labor social muy grande", dice.
Coincide con él su compañero, el número 605. Es cabo, más centrado en temas de policía administrativa. "La mayoría de nuestro trabajo, casi un 85 %, es colaboración ciudadana, protección y ayuda. En la calle es mucho más importante ser agradable", resalta. Ambos empezaron desde abajo, patrullando, y gracias a la experiencia han ido subiendo escalones. "Bilbao es una buena escuela para la policía", añade el cabo, que ha vivido tantas anécdotas con el uniforme puesto que ya se le olvidan. "Pero hace poco tuve que poner cinco sanciones a un hombre que aseguraba ser un ciudadano ejemplar", recuerda.
Bilbao ha cambiado mucho. "Antes la inseguridad ciudadana se volcaba en determinadas zonas y eso, ahora, ha ido incrementándose", reconocen. También la presencia de la mujer en el cuerpo ha ido avanzando. Así lo demuestra la agente número 442. "Yo me dedico a labores administrativas pero mi padre está muy orgulloso", asegura con la insignia en la mano. ¿Lo más difícil de estos 25 años? Todos coinciden: "Decirle al ciudadano que está equivocado y que se le va a sancionar, la pérdida de algún compañero en servicio; y el no desconectar cuando te quitas el uniforme".
Aun así, los tres agentes esperan cumplir los 50 en el cuerpo. Hasta entonces, esperan poder "seguir todos juntos, que haya mucha paz y sonreír". Zorionak!