Flores y el timo de las camisetas Un empresario fabricó 20.000 prendas para la tienda Space y no las cobró jamás Un empresario textil que hace 20.000 camisetas para su tienda de la calle Hortaleza y no las consigue cobrar tras perseguirle durante seis años. Un disc-jockey que crea una sesión exitosa, y él acaba quedándose con la marca y con el negocio. Varios porteros de Macumba que le reclaman medio millón de euros que les debe, y tienen que enviar cobradores a sus discotecas, de madrugada.
Comunidades de vecinos a las que no es que haya dejado de pagar los gastos comunes: es que no los ha llegado a pagar jamás. El propio Ayuntamiento también ha sido su víctima: en la polémica del kiosko que le concedieron en Pío XII, afloró que debía al Consistorio 9.000 euros en multas, amén de otras deudas con la Seguridad Social, también vigentes cuando alquiló Madrid Arena y fallecieron cinco jóvenes por, como se ha sanido después, la situación de hacinamiento. Incluso algún ex socio que se pregunta, en privado, si hay algo que hace tender a Miguel Ángel Flores al impago y la morosidad como opción vital.
Árboles societarios, hombres de paja, subterfugios de todo tipo... Son las estratagemas usadas habitualmente por el promotor de la tragedia de Madrid Arena en algunos de sus negocios, según ha podido comprobar este diario. Cuestiones que probablemente ocupan la pieza patrimonial sobre el empresario que el juez López-Palop guarda celosamente en el juzgado de Instrucción número 51 de Plaza de Castilla, y en la que consta un informe realizado por la Unidad de Delitos Económicos y Financieros de la Policía Nacional. A petición del letrado de Flores, Jorge Morales, las partes no pueden ni fotocopiar los papeles, para evitar que se filtren a la prensa.
Tampoco es que haga mucha falta:
el empresario ha ido dejando pufos por la ciudad desde hace años, y no es difícil rastrear sus deudas. Lo complicado de hecho es no encontrarlas. Camisetas Space of Sound
El protagonista de esta historia también es empresario: produce y distribuye material textil, y regenta una agencia de comunicación. En el año 2006, el diseñador Miguel Domingo se puso de acuerdo con Miguel Ángel Flores para diseñar una línea de ropa con sus estampados, que se vendería, y de hecho se vendió, bajo la marca SPS (siglas de Space of Sound, una de las marcas habituales de Flores, que él utiliza por ejemplo para sus festivales).
Para fabricar las prendas, Domingo habló con el empresario antedicho, que además de regentar una agencia de comunicación pero conoce bien el mundo textil por experiencias familiares.
Así se fabricaron en Bilbao miles de prendas, hasta 20.000, que en teoría se iban a vender en la tienda de la calle Hortaleza,
7. El establecimiento fue impulsado e ideado, al calor del éxito de sus discotecas, por Flores, que embarcó en el proyecto a un ex socio. Sin embargo, terminó siendo un fracaso y
cerró pocos meses después de la tragedia del Arena.El coste aproximado rondaba los 50.000 euros, que iba a abonar la marca Space Madshop S.L., empresa de la que entonces era administrador único un socio de Flores, quien se mantuvo apartado de la sociedad como suele hacer en muchos de sus negocios:
tras los hechos de Arena, al no figurar él por ninguna parte en Diviertt S.L., la empresa que promovió el Thriller Music Park de Halloween, el verdadero responsable de la fiesta y el entramado empresarial tuvo que asumir que sí, que era él. El administrador único era en ese momento su hermano, José María Flores, pero Miguel Ángel admitió que él era quien mandaba.
El empresario asegura que entregó parte de la ropa en Alcalá, 20, en un local que Flores intentó reabrir de forma frustrada. Para abonar el precio de la ropa que había fabricado, el socio de Flores le firmó unos pagarés, pero el empresario textil nunca llegó a poder cobrarlos. Así empezó un pleito en 2008 que duró cerca de cinco años en el Juzgado de Primera Instancia número 89 de Madrid. En este caso se celebró un complicado proceso de Ley Cambiaria, porque se trataba de unos pagarés no cobrados.
La sentencia le dio la razón al empresario, pero dio igual: no pudo cobrar la deuda. Nadie del entramado de empresas de Flores llegó a presentarse siquiera al juicio. Ganó, se puede decir, por incomparecencia. No cobró jamás.Además, tampoco se pudo probar en este proceso la relación directa de Miguel Ángel Flores con la empresa Space Madshop S.L., pese a que en el propio libro que FSM (la empresa matriz de Flores) publicó por los 14 años del Space of Sound se decía que acaban de abrir «una tienda en la calle Hortaleza». Se referían obviamente a la tienda donde se distribuyeron las prendas, la del número 7 de la céntrica calle.
5.000 euros recuperados
Durante el pleito, al empresario le llegaron a abonar el torno a 5.000 euros tres firmas vinculadas a Flores, una de ellas la propia FSM, la empresa matriz, y otra Musiclubbing.
«¿Por qué me habrían abonado nada si no me debían dinero, como ellos alegaban?», alegó ante el juez, que terminó dándole la razón.
Durante el proceso, Madshop cambió de administrador único: en vez del socio de Flores, el cargo pasó a un señor de 80 años que también ostentaba igual responsabilidad en otras 20 firmas, explica el empresario. La historia se resume de una forma sencilla:
la tienda y la línea de ropa fue un fracaso y un pozo de deudas impagadas.En la tienda de Hortaleza, de hecho, llegó a trabajar Vanesa Molón, con quien Flores mantuvo una relación sentimental. ¿Y cómo termina esta historia?
Pues con el empresario comprando una camiseta de las que él mismo fabricó, y no cobró, en la tienda: «Al menos, tengo la prueba de que se vendían ahí. No voy a reclamar más, pero la prueba la tengo».
y como alcaldesa mi trabajo es encontrar los mejores servicios para los madrileños al mejor precio", 
