Extraído del foro
www.policiajudicial.es, insertado por el forero SHERMAN en el tema: LA SATISFACCION DEL DEBER CUMPLIDO
Hola amigos:
En la mayoría de las ocasiones, el policía de vocación no gana lo que se merece en función del alto riesgo, el estrés y otros factores que no le favorecen laboralmente. Sin embargo, existen compensaciones morales, espirituales, insustituibles por el aspecto material.
Recuerdo un caso y les invito a compartir sus experiencias:
Una tarde, cuando regresé de una comisión de servicio, me encontré con una pareja de mediana edad, el se?or sostenía en sus piernas a una ni?a de 9 a?os, todos lloraban.
Le pregunté a mi compa?ero acerca de ellos y me informó que la ni?a fue privada de su libertad por un individuo armado desde horas del mediodía y que después de recorrer diversas zonas de la ciudad, la violó.
A pesar de su tierna edad y del trauma que había sufrido, nos contó que ella acababa de salir del colegio y estaba esperando en la parada lo que en Venezuela conocemos como "buseta", pasó lo que ella creyó que era uno de estos vehículos, el chofer se detuvo y ella se montó. De inmediato sacó un arma, le apuntó y le ordenó que se agachara en la parte posterior del vehículo. Luego de muchas vueltas, en un lugar apartado consumó su abominable acto, trasladó la ni?a al mismo lugar donde la raptó, le dio dinero para el pasaje y le recomendó que le dijera a sus padres que no la dejaran salir sola. SIN EMBARGO, al alejarse el vehículo, ella anotó 3 de los números de la matrícula.
Con la descripción del vehículo, los 3 números parciales de la matrícula y la decisión de capturar este criminal, comenzamos nuestra investigación. Para ese entonces, en 1984, no contábamos con la tecnología informática de hoy en día, por lo que tuvimos que "encerrarnos" en el archivo general de vehículos en Caracas, obtener un grupo de matrículas y vehículos que coincidieran y luego efectuar el trabajo de campo necesario para cumplir nuestra misión. Fueron dos semanas de investigación bastante arduas.
Para no aburrirles con detalles, les cuento que identificamos al sujeto, decomisamos el arma que, debo confesarles, esperábamos que esgrimiera contra nosotros, pero como todo cobarde no lo hizo. Recuperamos también el vehículo.
Con la evidencia forense, el reconocimiento en rueda de individuos y la propia confesión del violador, cerramos el caso. Pero lo más satisfactorio fue cuando le dimos la noticia a los padres de la ni?a. Pese al dolor de lo ocurrido, el agradecimiento porque el caso no quedase en el olvido y el posterior castigo al culpable les brindó algo de tranquilidad. Y les cuento que en la cárcel los violadores, sobre todo de ni?as, no la pasan nada bien y en ocasiones no sobreviven.
Saludos desde Venezuela