Suceso en Francia: un niño de nueve años sobrevive solo en su casa durante dos años sin luz ni calefacción
Su madre, que lo abandonó para irse a vivir con su nueva pareja a otra localidad, ha sido condenada a un año y medio de cárcel, con remisión de pena
El 75% de los menores desamparados están en centros y no en familias por miedo y desconocimiento
Imagen de archivo de un vehículo de la policía francesa
Imagen de archivo de un vehículo de la policía francesa AFP
JUAN PEDRO QUIÑONERO
Corresponsal en París
21/01/2024
Actualizado 22/01/2024 a las 06:27h.
Historia atroz e inquietante: un niño abandonado por su madre a los nueve años ha sobrevivido dos años solo sin luz, ni agua caliente, ni calefacción, en el modesto apartamento de su progenitora, que ha sido condenada por el Tribunal de Primera Instancia de Angulema (Francia) a dieciocho meses de cárcel, con remisión de pena, y seis de vigilancia electrónica acusada por unos vecinos que tardaron un año largo en denunciar el caso.
En 2020, Madame X (nombre ficticio) decidió abandonar a su hijo de nueve años, en un pequeño pueblo de 2.300 habitantes, Nersac (departamento de la Charente), en el sur oeste, no lejos de Angulema, la gran ciudad regional, para instalarse con su nuevo compañero en otro pueblecito próximo, Sireuil (1.200 habitantes), a unos cinco kilómetros. Ni el padre del niño, ni los familiares de la madre y la pareja, denunciaron el caso a la policía, la alcaldía, los servicios sociales o la escuela.
Solo, en un modestísimo piso en un edificio de dos plantas, sin ascensor, sin electricidad ni agua caliente, sin recursos de ningún tipo, el niño también guardó silencio. Para poder comer, durante dos años (entre 2020-2022), el niño repetía robos menudos de pan, latas de conserva, tomates.
NOTICIAS RELACIONADAS
Solidaridad animal: comederos llenos y calor de hogar para perros callejeros
CARMEN ANIORTE
SENTENCIA PIONERA: «AHORA SOMOS PADRES Y ABUELOS»
Una vecina ha terminado declarando a varios medios parisinos: «Mi marido y yo veíamos que el chico nos robaba comida que guardamos en el balcón. Pero como estaba solo, lo dejábamos hacer. Lo hablamos con su madre, alguna vez, de las raras en que visitaba a su hijo, pero nos cortó diciendo que no nos metiéramos en algo que no era cosa nuestra«.
Entre los nueve y los once años de edad, el menor fue solo a la escuela, hacía sus deberes. Barbara Couturier, alcaldesa a Nersac, comenta hoy la situación de este modo: «Iba siempre limpio, estaba bien educado, era y es un buen alumno. Mirando hacia atrás, me pregunto si su comportamiento, excepcional, no era una forma de protegerse y proteger a su madre, que lo visitaba de cuando en cuando para volver a marcharse dejándolo solo».
«Sospechaban» desde hacía mucho tiempo
En la escuela, los compañeros de clases «dudaban» y «sospechaban» desde hacía mucho. Pero tampoco denunciaron públicamente el caso. Sus familias tampoco. En el pueblo, mucha gente sabía, pero nadie denunció durante muy largos meses.
Más de un año después de ser abandonado, el niño hacía una vida «normal». Muchos vecinos conocían o sospechaban lo que ocurría, pero no denunciaron nada. Año y medio después, unos vecinos lanzaron la primera alerta. La alcaldesa pidió una denuncia a sus servicios sociales. Comenzaba a estallar el escándalo.
Los gendarmes que terminaron interviniendo descubrieron un apartamento vacío, la nevera vacía, sin luz ni electricidad, con una cama cubierta de ropa usada con la que el niño se tapaba los días de frío.
Tras esa constatación, alcaldía y servicios sociales buscaron una familia dispuesta a acoger al niño, con la que comenzó a vivir, hace meses. Sin hablar mal de su madre, comportándose «como un hombre, hecho y derecho», según su familia de adopción.
MÁS INFORMACIÓN
Sor Justina, 46 años con huérfanos en África: «Una madre murió mientras su bebé le agarraba el pecho para comer»
El Tribunal de Angulema ha tardado largos meses en instruir el caso. A lo largo de la audiencia, la madre del niño ha negado los hechos. Su padre ni siquiera ha estado presente en el proceso. La madre ha sido condenada a año y medio de cárcel, con remisión de pena, y seis meses de vigilancia electrónica. Está obligada a llegar un brazalete electrónico, como recurso policial de control.