El fiscal decano de Talavera: «Soy víctima del exjuez Presencia, a quien la Justicia ha tratado como un privilegiado»
BATALLA JUDICIAL
Ángel Demetrio de la Cruz denuncia que lo lleva «sufriendo» siete años y «no se ha hecho nada» hasta que el presidente de Acodap «se ha metido» con altas instituciones del Estado
MANUEL MORENO
Talavera de la Reina
14/07/2022 a las 03:48h.
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«Soy una víctima del exjuez Presencia, a quien la Justicia ha tratado como un privilegiado. No se ha ido contra este señor hasta que no ha implicado a altas instancias del Estado. En siete años no se ha hecho nada». El fiscal decano de Talavera de la Reina (Toledo), Ángel Demetrio de la Cruz, y su abogado hablan abiertamente de Fernando Presencia, condenado por prevaricación y expulsado de la carrera, y sobre quien la Audiencia Nacional ha abierto una investigación por presuntos delitos contra las altas instituciones del Estado. Le atribuyen calumnias e injurias difundidas en su web contra, entre otros, magistrados del Tribunal Supremo.
«Ahí es cuando empieza a funcionar todo; yo llevo siete años de sufrimiento y ni caso». El fiscal se refiere amargamente a la soledad que ha sentido en su particular travesía del desierto contra Presencia, quien lo ha señalado como el cabecilla de una supuesta trama de corrupción, entre otras acusaciones. Un calvario y que ha provocado también «mucho dolor» en su familia y en su propio letrado. Hasta el punto que De la Cruz narra que ha tenido que oír cómo lo llamaban corrupto en un juzgado de Talavera, ser señalado con el dedo en las calles de esta ciudad de unos 85.000 habitantes o criticado también en su pueblo natal, en Badajoz (Extremadura).
«Me he sentido abandonado por mis propios compañeros en todos estos años; hasta que la Fiscalía ha presentado una denuncia y el Consejo General del Poder Judicial ha reaccionado», afirma a 'ABC' De la Cruz, quien fue cocinero antes que fraile. Estuvo 18 años trabajando como policía nacional en Barcelona y Madrid, la mayor parte como agente de estupefacientes. Llegó a ser inspector, pero decidió presentarse a las oposiciones a fiscal y las aprobó a la primera.
Presencia «vive del cuento»
«Esto es un culebrón», advierte de primeras Javier González de Rivera, el abogado del fiscal en la lucha judicial que De la Cruz y Presencia mantienen, con un cruce de querellas latente. «Al principio, cuando llegó a Talavera, nos llevábamos bien, pero después cambió», rememora el representante del Ministerio Público.
«Se considera el adalid de la anticorrupción y creó una asociación, Acodap. Pero lo que tiene que explicar es a qué corrupción se refiere, porque tiene dos condenas firmes y lleva viviendo del cuento siete años», asegura De la Cruz. «Él está acusando de corrupción a todo el mundo, pero sin demostrar nada. Que diga quiénes son, en qué consisten esos sobornos y el tráfico de influencia del que habla. A día de hoy, no sé sobre quién he influido ni en qué ha consistido. Llevo esperando siete años para saberlo», reta el fiscal decano al exjuez, a quien recuerda que llegó a la 'Ciudad de la Cerámica' porque «lo expedientaron» en Valencia.
«Según Presencia, hay una trama de corrupción en Talavera, algo que, dice, se lo han puesto en su conocimiento numerosos abogados, y que ha contado lamentablemente con el apoyo de muchos periodistas que no constataron ninguna información de él -afea el fiscal-. «En el día de mi juicio que tuve con él, pregunté que dónde estaban esos numerosos abogados, porque yo no veía a nadie. Él no contestó, pero su pareja me dijo: 'Porque los amenazas'» , revive.
El «peor delito» para un juez
«Me fastidia que diga que existe corrupción, pero que no demuestre nada», insiste. «Que dice que sus compañeros jueces aceptaron sobornos, pero qué compañeros, en qué consistió el soborno, quién me dio un coche, dinero, ¿qué me dieron?», se pregunta el fiscal, indignado. «Ha dicho que en mi despacho se repartía dinero con otros jueces de Talavera, y he vuelto a denunciar a Presencia. En Talavera no ha habido nunca corrupción por mi parte; ni hay ni la habrá», afirma tajante. «Corrupción es la que él ha tenido, la que tiene en su mente, porque hasta hoy no ha demostrado nada ni lo va a demostrar», remarcan el fiscal y su abogado.
El exjuez aterrizó en la 'Ciudad de la Cerámica' después de haber cometido «una infracción muy grave» en un juzgado de lo Mercantil en Valencia donde llevaba concursos de acreedores. «Se dedicaba a actividades impropias de su cargo y el Consejo General del Poder Judicial lo sancionó, algo que sorprende porque no es habitual en un juez», deja caer González de Rivera. «Pero lo mismo que lo trasladaron a Talavera, lo podían haber expulsado. Si lo hubieran hecho, nos habríamos ahorrado todo esto», se resigna el letrado. Y recalca que Presencia tiene sobre sus hombros dos condenas firmes penalmente por prevaricación, «el peor delito que puede cometer un juez; dictar una resolución manifiestamente injusta a sabiendas».
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Presencia se hizo cargo del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2, donde De la Cruz sigue como fiscal. Sus actuaciones eran «un despropósito» en los temas penales que llevaba Ángel, que recurría sus sentencias ante la Audiencia Provincial de Toledo. «Sobre todo las de juicios de faltas, porque él no motivaba ninguna», justifica el fiscal. «Eran irregulares», añade su letrado, y la mayoría de los fallos eran echados abajo. «¡Buff!, no sé cuántas. En mi despacho tengo una caja llena», responde De la Cruz cuando se le pregunta por el número.
El origen de la lucha
La relación del exjuez y De la Cruz se torció hace unos siete años, según el fiscal y su abogado, cuando un juzgado inició los trámites para que la pareja de Presencia cumpliese con una sentencia por un delito contra la seguridad vial. Lo había cometido antes de que ella conociera a su compañero sentimental, con quien sigue conviviendo en un piso enfrente de los juzgados de la ciudad. «Había sido condenada a prisión y se le cambió por trabajos sociales. Pero no cumplió la pena sustitutiva, por lo que el juzgado quiso ejecutar la sentencia y que la mujer ingresara en la cárcel. Presencia consideró culpable a Ángel de que se dictase un auto de prisión», según González de Rivera.
A partir de entonces, «Presencia comenzó a meterse con el fiscal, a publicar en periódicos locales y nacionales, en prensa escrita y digital, y hasta en televisión -relata el abogado-; afirmaba que Ángel [de la Cruz] era un corrupto y que había cometido delitos medioambientales porque, decía, había construido su casa invadiendo el cauce de un arroyo. Y también dando a entender que se ha dejado corromper por dinero».
Presencia era también el responsable del decanato, el jefe de los jueces de Talavera y el que hace los repartos de asuntos. En lugar de presentar una denuncia contra el fiscal en el juzgado de guardia correspondiente, lo hizo en el propio decanato, «a sí mismo». La Fiscalía Superior de Castilla-La Mancha, con sede en Albacete, abrió una investigación, pero Presencia no aportó «ninguna prueba ni indicio», recalca el abogado. «Él decía que un numeroso grupo de profesionales y abogados habían puesto en su conocimiento la existencia de una trama de corrupción, a cuyo frente estaba yo. Pero no dio nombres ni datos», rememora De la Cruz. Él, en cambio, relata que entregó toda la documentación de su casa y hasta los papeles de la hipoteca.
La Fiscalía archivó el caso denunciado por Presencia, quien llegó a relacionarse después con el sindicato Manos Limpias, luego ilegalizado. «Lo hizo para atacarme presentando otra denuncia, muy parecida a la de Presencia», dice De la Cruz. Pero tampoco llegó a ninguna parte.
«A todo el mundo»
Presencia perdió la condición de juez después de ser condenado por un delito de prevaricación e inhabilitado durante diez años. Había tenido una actuación irregular en el atropello de un transeúnte y había beneficiado al infractor, abogado y amigo suyo, que no socorrió a la víctima y huyó. «Se le echa de la carrera judicial, por lo que se debería volver a examinar otra vez, aunque se debería cancelar previamente los antecedentes penales que tiene», aclaran el fiscal decano y su letrado.
El exjuez llegó incluso a ser detenido por la Policía Nacional en 2017, por orden de una juez, después de no comparecer en tres ocasiones en el mismo juzgado del que fue titular hasta que se le apartó por una condena. González de Rivera puntualiza: «Fue el propio comisario que había entonces en Talavera a por Presencia, que no fue prendido para conducirlo al juzgado ni en coche celular, sino en un vehículo sin distintivos. Me llamó la atención porque no es la práctica habitual; a ningún ciudadano le pasa eso. Van los policías, le ponen los grilletes y al juzgado».
Tampoco deja pasar la oportunidad para criticar el Servicio de Común de Notificaciones y Embargos de la ciudad, al que llegan la peticiones de todos los juzgados. «Nunca, jamás, se consiguió que ese servicio, ni la persona que estuvo al frente, hiciese una notificación a Presencia. No hubo forma -resalta-. Y eso me llama la atención porque él sigue viviendo enfrente, a 70 metros, cruzando la calle de San Clemente. «Tampoco se consiguió con la Policía local. Es sorprendente, sorprendente, porque a cualquier ciudadano no le pasa eso», repite dos veces.
Fiscal y abogado se detienen en el 'modus operandi' de Presencia. Ha denunciado, en los últimos siete años, «a todo el mundo» que él considera que va en su contra dentro de la Administración de Justicia. «Se cuentan por decenas», dicen: desde jueces y magistrados de las altas, medianas y pequeñas instancias a fiscales o secretarios judiciales, a los que recusa por regla general. «Lo hace con todo el mundo que pueda tener relación con su asunto para demorar, demorar...». También ha denunciado al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y al propio letrado González de Rivera.
Igualmente, Presencia recurre cualquier resolución y ha tenido cerca de una decena de abogados en este tiempo, por lo que «no descarto -insiste el letrado del fiscal-que sea una artimaña para ganar tiempo y no ser juzgado. Este señor tiene una estrategia: intentar liarla gorda por todos los medios para no ser juzgado y mantener viva la noticia».
«Nadie adoptó ninguna medida»
«Sigue habiendo miedo a Presencia porque te denuncia a la mínima», remacha De la Cruz. Su abogado verbaliza un motivo ya apuntado por el fiscal: «Nadie ha tomado cartas en este asunto hasta ahora; ni siquiera los magistrados de la Audiencia Provincial de Toledo. Este caso ha afectado muy gravemente al funcionamiento de la Administración de Justicia en Talavera, nadie se ha interesado». González de Rivera da otra pincelada: «Más de veinte expedientes sancionadores abiertos [contra Presencia] en el Consejo General del Poder Judicial y todos han concluido por caducidad al no ser resueltos a tiempo». Y subraya con una voz pausada: «Yo, formando parte del colectivo de este país, me considero más alta instancia que los representantes del Poder Judicial».
El letrado enfatiza en otro momento: «Ángel [de la Cruz] ha sufrido mucho en estos siete años en una sociedad pequeña como es Talavera. Nadie adoptó ninguna medida y él fue vilipendiado profesional y familiarmente. En una ciudad con 85.000 habitantes, el que más o el que menos diría, sobre todo al principio, que 'cuando el río suena, agua lleva', y dudaban de él. Nadie se movió y nadie le echó una mano».
«He aguantado una mentira tras otra», añade el fiscal decano, a quien Presencia debe pagar 30.000 euros por daños morales. Una sentencia lo condena a 34 meses de privación de libertad por un delito continuado de acusación y denuncia falsa, y otro de calumnias contra la autoridad, explican De la Cruz y su abogado a la vez.
La batalla judicial continuará. Si no hay cambios, el 19 de septiembre será el siguiente asalto: González de Rivera contra Presencia, para quien el abogado y otro colega piden cuatro años de prisión. Acusan al exjuez de obstrucción a la justicia. «Es un delincuente, tiene dos condenas firmes», afirman a la vez el fiscal y su abogado.