Carrefour y al abuso de poder de sus guardias de seguridad en Lavapiés 15 diciembre, 2021 by es racismo
Ser perseguido por un guardia de seguridad en un comercio es una de esas primeras experiencias con el racismo a la que nuestros cuerpos se ven sometidos desde muy temprana edad. La impotencia, la falta de seguridad sobre nuestros cuerpos nos acompañan desde que tenemos conciencia. Y eso es lo que le sucedió a Gregory, joven afro-estadounidense de 29 años que en la noche del viernes 12 de noviembre, sufrió una agresión racista por parte Carrefour y sus guardias de seguridad en el supermercado de Lavapiés, primero, y por la Policía Nacional, después.
Gregory, un joven afro-estadounidense, se puso en contacto con la Oficina de Información y Denuncia de SOS Racismo Madrid después de haber sufrido un caso de abusos policiales en el barrio el viernes 12 de noviembre sobre las 22:30 de la noche.
Este joven vecino del barrio se disponía a hacer una compra un viernes más en el Carrefour de la plaza de Lavapiés, en el momento de realizar el pago en las cajas automáticas, tiene un problema con la máquina y tiene que llamar a un empleado del local. Es ahí cuando empiezan los abusos.
A pesar de llamar al empleado encargado de ese tipo de cajas, y pagar la compra de dos zumos y un paquete de patatas delante de este, cuando Gregory se gira para irse del establecimiento se encuentra con los dos guardias de seguridad detrás que le acusan de haber robado. Y le intentan cachear e inspeccionar su chaqueta. Entre los dos agentes de seguridad bloquean el paso de Gregory acusándolo de robo, cuando enseña el ticket de compra e intenta irse, le bloquean las manos y el paso, ante la violencia del momento Gregory intenta zafarse retirando sus manos de los agentes de seguridad y comienza a andar hacia la salida, en ese momento le vuelven a coger de los brazos con fuerza y al quitarse las manos del agente de seguridad de encima, el agente con su propio impulso se tambalea. Es en ese momento que Gregory, aún con su ticket de compra en la mano, sale del supermercado.
La sorpresa llega cuando, los guardias de seguridad, excediendo sus competencias laborales salen de su establecimiento para seguir a Gregory por la calle y por la plaza para señalarle con el dedo, amenazarle con la porra a la vez que le gritaban: “Hijo de puta” o “Puto Ladrón” según cuenta el propio Gregory, fueron muchos más insultos, pero al no comprender bien el español no logra recordarlos.
Es en este momento y ante la indignación de lo que estaba viendo cuando otro cliente de la tienda, Mike, afro-francés sale detrás de los guardias de seguridad recriminándoles que su actuación está excediendo los límites de sus funciones y que lo que están haciendo es ilegal, en sus propias palabras: “NO TIENEN DERECHO A HACERLE ESTO Y HUMILLARLE DE ESTA MANERA”. Además, es este cliente quien le pide a los guardias que llamen a la Policía Nacional y convenció a Gregory de que se quedase hasta que llegasen porque “ellos lo arreglaran”. Así, este otro cliente avanza tras Gregory para evitar que le hagan daño hasta terminar en el lateral del teatro Valle-Inclán, donde es retenido por los guardias de seguridad hasta que llega la policía.
Cuando llega la Policía Nacional, las agresiones y los abusos de poder solo incrementan. Con la llegada de los cuerpos de “seguridad” del Estado, Gregory quedó acorralado en la puerta del Teatro Valle-Inclán, con su compra en la mano y el ticket que demostraba que lo que decía era verdad. La policía lo acorrala y le gritan llamándole “basura” entre otras cosas, es importante señalar que aunque Gregory habla español no lo domina a la perfección por lo que le reclama a la policía poder llamar a un amigo que le traduzca ya que no comprende qué ha sucedido y porqué está rodeado de agentes, a lo que se le responde con frases como “aquí estamos en España así que habla español”.
Alguna de las frases que recibió Gregory: “Basura, pon tus putas manos en la pared”. O “aquí estamos en España así que habla español”.
Finalmente Gregory consigue llamar a un amigo de nacionalidad india, Aaditya que estaba a solo unas calles, cuando este llega a la puerta del teatro Valle-Inclán se encuentra que el grupo de Policías estaba a punto de cargar contra su amigo, por lo que se acerca para facilitar la situación, bajar el nivel de tensión y agresividad que estaba sufriendo Gregory por parte de los agentes, siendo él finalmente quien recibe una brutal paliza por parte de éstos. Tras la paliza, los policías tiran el ticket de compra a Gregory para quitarle las pruebas a su favor, sin embargo, Aaditya que acaba de recibir una paliza se da cuenta y viendo la gravedad del asunto recupera el ticket. Tanto Gregory como Mike, ambos clientes del Carrefour, terminan siendo trasladados a la comisaría de Leganitos.
En Leganitos, Gregory pasará aproximadamente 36 horas en el calabozo, y no será hasta el domingo por la mañana cuando lo dejen salir. 36 horas en un calabozo, siendo inocente, 36 horas de interrogatorios, y abusos policiales, que no tenían ningún sentido. Además al dejarlo marchar lo acusan de robo con violencia, y de agresiones a los guardias de seguridad. En cuanto a Mike, el chico afro-francés, también se encontró 36 horas retenido en el calabozo y sometido a más de 16 horas de interrogatorios, y vejaciones según él mismo relata, para finalmente ser puesto en libertad sin cargos.
Cuando, al día siguiente de liberar a Gregory, tanto él, como afectado, como una compañera de SOS van a presentar la reclamación ante Carrefour, se encuentran con que el encargado de la tienda no tenía conocimiento, ni se había levantado parte alguno informativo de la violencia hacia sus clientes. Es más, no querían facilitar el número de identificación del guardia de seguridad para evitar que se interpusieran acciones legales contra el mismo. Esto demuestra que hay una falta de diligencia debida a las políticas racistas de Carrefour. Además la reacción por parte de uno de los vigilantes de seguridad ante la entrega de la hoja de reclamación fue hostil, racista dirigiéndose hacia Gregory como “ este individuo”, e intentando una vez más desacreditarlo.
Esta es sin lugar a duda una de las muchas actuaciones policiales extremadamente desproporcionadas que se dan en el barrio a diario, pero en este caso, la víctima cuenta con situación administrativa regular y además ser ciudadano proveniente de un país considerado como gran potencia en el norte global, tal como es Estados Unidos. Es importante señalar la situación de privilegio relativo de Gregory como ciudadano afro estadounidense porque la mayoría de vecinos negros del barrio provienen directamente de África, con lo que su margen de acción tanto para denunciar como para afrontar la violencia es menor y mucho más conflictiva ya que puede terminar incluso, en situaciones de expulsión del país, internamiento en Centro de Extranjeros y/o con una práctica muy habitual como es dañar su proceso de arraigo añadiéndoles antecedentes penales de los cuales de otra forma jamás los hubieran tenido. Todo por una criminalización de la raza, donde ser no blanco pasa a identificarse como criterio de peligrosidad.
No es una casualidad que esta situación de vulneración como consumidores de Carrefour y la restricción de su movilidad se dé en personas racializadas, siendo este caso aún más simbólico ya que nos encontramos con una situación de abuso de poder hacía tres personas racializadas: dos personas afrodescendientes y una india.
Esta no es la primera vez que Carrefour, como cadena, comete agresiones racistas, todos los que residimos en Lavapiés hemos vivido en primera persona o hemos sido testigo de los abusos de poder tanto de los guardias de seguridad como de los propios empleados. Pero Además a nivel internacional, Carrefour ya fue juzgado por el asesinato de un hombre afrodescendiente en Brasil por parte de uno de sus agentes de seguridad. Lo que nos hace pensar que no son casos aislados sino políticas de la cadena. Nosotros nos hacemos la misma pregunta que Gregory: ¿son todas las personas no blancas tratadas de la misma manera en estos establecimientos? ¿Es la racialización un sinónimo de peligrosidad para los empleados de Carrefour?
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https://esracismo.com/2021/12/15/carrefour-y-al-abuso-de-poder-de-sus-guardias-de-seguridad-en-lavapies/La sensación de entrar a un comercio y sentirnos perseguidos es, como decíamos al principio, una de esas primeras violencias a las que nos enfrentamos las personas racializadas desde muy temprana edad, un acoso constante, el sentir que se nos lee como peligrosos por el simple hecho de no ser blancos.
Desde Es Racismo con esta denuncia queremos, una vez más, crear conciencia de las situaciones infinitas de violencia a la que se ven expuestas las personas racializadas en España, y como el racismo no es una violencia social y puntual si no que es sistemática y nos oprime a en todos los niveles de nuestro día a día.