Y para muestra un boton...
DOCE FAMILIAS PASAN LA NOCHE A LA INTEMPERIE
Desalojo de chabolas en El Ca?averal
Varias mujeres protestan ante la policía durante el derribo. (J. Villanueva)
Actualizado martes 25/09/2007 13:34 (CET)
ELENA P. CANALMADRID.- Vivían en chabolas ilegales hasta este lunes, pero tras el paso devastador de la excavadora municipal perdieron lo único que tenían. Doce familias fueron desalojadas ayer de sus chamizos en el poblado de El Ca?averal, en el distrito de Vicálvaro. La policía, con la correspondiente orden judicial, supervisó el desmantelamiento y empleó material antidisturbios para echarlos.
La policía, con la correspondiente orden judicial, supervisó el desmantelamiento y empleó material antidisturbios para echarlos. Pese a todo, los moradores se resistieron hasta el límite y se atrevieron a ponerse delante de la piqueta.
La tensión no desapareció en ningún momento. Finalmente, las máquinas escoltadas por la policía derribaron las casas. Pero las familias no desistirán. Anoche seguían en el poblado y amenazan con levantar nuevas casas. ?Marchaos que construiremos unas nuevas?, desafiaba Salud Fernández, una mujer que sólo piensa en buscar un techo para sus siete hijos.
En el poblado de El Ca?averal, también conocido como La Jungla, viven más de 200 familias. El Ayuntamiento espera desmantelarlo en esta legislatura. En el asentamiento hay viviendas prefabricadas, por las que los inquilinos pagan 20 euros mensuales, y parcelas en las que ?los residentes levantan chabolas por un alquiler simbólico de 6 euros?, explicó Julián, el profesor del poblado.
La operación derribo comenzó a las 9 de la ma?ana del lunes y se ce?ía a infraviviendas levantadas recientemente y que el Ayuntamiento mantiene que son ilegales. Sus moradores no tienen derecho a realojo.
Los técnicos municipales subidos a una excavadora se preparaban para la demolición. Fueron tirando una a una las chabolas mientras que sus indignados inquilinos lloraban y gritaban. La policía, de momento, no intervenía. Los nervios afloraron a falta de cinco chabolas por destruir.
?Si venís a la mía os recibiré a tiro limpio. Nosotros también tenemos armas?, espetó José, el líder de un clan, a los agentes. Por un momento, la amenaza presagió una masacre en el poblado. Una batalla entre policías y habitantes. Sin embargo, hubo un intercambio de piedras, pelotas de goma y algún porrazo disuasorio.
Al dirigir la pala excavadora hacia la sexta casa, la mujer que la habitaba arremetió contra la policía arrojándoles todo lo que tenía a su alcance. Primero ropa y después una silla, que golpeó a uno de los agentes quien no dudó en blandir su porra y cargar contra todo el que se le ponía por delante, sin diferenciar entre mujeres y ni?os.
Carmen Fernández fue una de las mujeres herida por un porrazo: ?Ahora mismo voy a denunciar lo que me han hecho los antiturbios. Me han roto un dedo?, se lamentaba. Los disparos de los lanzapelotas de goma rompieron la tranquilidad del poblado en respuesta a las piedras que lanzaron desde el otro lado. La confrontación se contuvo en ambos bandos.
?Marchaos que voy a volver a levantar mi chabola?, con este grito desgarrador desafió Salud Fernández a los antidisturbios. Los llantos y gritos de esta matriarca con siete hijos resonaron desde la lejanía.
Una de las hijas de Salud acababa de dar a luz y este lubes tuvo que dormir a la intemperie con sus dos hijos. Once familias, como la de los Fernández, se han encontrado con su casa convertida en un amasijo de madera porque la Empresa Municipal de la Vivienda las consideraba ?chabolas ilegales?.
Nicanor Fernández y Sonia García durmieron en la furgoneta al derribarle su chabola. Con ojos llorosos presenciaron cómo se esfumaban 8 a?os de recuerdos. Residían en una habitación compartimentada por cortinas junto a sus dos hijos. Apenas tuvieron tiempo para retirar los enseres de su interior: una lavadora, una nevera, la cocina de butano y un televisor. Nicanor protagonizó la imagen heroica del desalojo al concentrarse ante su vivienda junto a sus primos para impedir su demolición. Los antidisturbios redujeron la sublevación mediante empujones, sin sacar sus porras.
Creada como campamento provisional
El poblado chabolista de El Ca?averal se creó hace 20 a?os como campamento provisional con el realojo de 88 familias, que en su mayoría provenían del desmantelado asentamiento de Los Focos. En la actualidad se han construido unas 100 chabolas ilegales. A los diez a?os, las casas con contrato de alquiler del poblado pasaron a ser competencia del Ayuntamiento que se gestionan a través de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV).
El consorcio para el realojamiento de la población marginada cumplió ayer su amenaza sin reubicar a las familias afectadas en un piso de protección oficial. ?Ninguno de los que perdió su chabola habían solicitado los pisos de promoción pública?, alegó una representante de la EMV.
El campamento cuenta con una escuela infantil, un grupo de escolarización de adultos y un equipo de prevención de la delincuencia. Según el profesor del colegio ?es un ejemplo de integración porque todos los ni?os están escolarizados y no se dedican a la venta de droga?, explicó Julián.
El medio de subsistencia de los residentes del poblado de La Jungla es la chatarra y la venta de fruta ambulante. Nicanor rompió a llorar defendiendo lo único que tenía: ?Mantengo a mi mujer y a mis dos hijos con lo que gano con la chatarra, unos 20 euros al mes?, afirmó. Además esta familia es receptora de la Renta Mínima de Inserción (RMI) que ronda los 300 euros.
Hasta el pasado mes de abril han sido derribadas 708 chabolas y realojadas 423 familias. En El Ca?averal se han desmantelado hasta la fecha 36 viviendas y 32 chabolas. El Consistorio desconoce cuándo será la próxima intervención porque ?las decisiones las ordena el juez?.
En total 1.084 familias habitan en 1.325 chabolas distribuidas en los asentamientos de la Comunidad, según el censo del Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS).
ENLACE:
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/09/25/madrid/1190715259.html
