Poderosas preguntas
El epidimologo se pregunta entonces: "¿Cómo es posible que sepamos que este virus es peligroso? ¿No es algo que ya tuvimos el año pasado? ¿Cómo es posible que no se haya comparado con años anteriores?"
Pasando por alto toda esta lógica, el test ni siquiera se hizo sobre un abanico de población en general y él mismo duda de su eficacia. Se escogió una muestra de menos de 50 personas enfermas en Wuhan con lo que el grado de personas afectadas de coronavirus resultó ser muy alto y, en personas enfermas ya graves, subía aún más la mortalidad.
A partir de ahí, según Wodarg, los gobiernos consultaron a sus expertos que, a su vez, consultaron a los expertos que iniciaron la alarma. "Los gobernantes han sido seducidos por científicos que quieren formar parte de esto, que quieren dinero para sus instituciones y otros que proponen aplicaciones, estudios, programas" y, añade con ironía, "muchas ganas de ayudar y ganar relevancia".
Goldsmith es de la misma opinión: "Se fueron replicando comunicados emitidos desde China y Ginebra, sin que se los confronte desde un punto de vista crítico y, sobre todo, sin subrayar que los coronavirus siempre han infectado a los humanos y siempre provocaron diarreas y lo que la gente llama resfrío banal o resfrío común".
El doctor en Medicina Darren Schulte, CEO de la compañía de análisis Apixio, también ha manifestado que "la reacción de los medios y de muchos gobiernos va a producir más daño a las sociedades de todo el mundo que el propio virus. Un perjuicio que se extenderá además durante muchos años."
Tom Jefferson, del centro de investigaciones independientes, Cochrane Nordic, dice no reconocer nada nuevo en el hecho de que se descubra una nueva variante dentro del coronavirus.
Al doctor Schulte la situación le recuerda a la crisis del coronavirus de 2003. Entonces China tomó medidas parecidas de aislamiento. El Banco Mundial calculó que las medidas contra el SARS supusieron unas pérdidas de 33 mil millones de dólares.
En ese sentido, Schulte está seguro de que la recesión económica, la pérdida de empleos, el endeudamiento de familias y empresas... y ya, directamente, los venideros recortes en sanidad "incrementarán el número de enfermedades evitables y de muertes por un periodo de tiempo mucho más largo".
Recuerda también que en el mundo mueren entre 300 mil y 650 mil personas por gripe, mientras la gente va libremente en transporte, va a los pubs, se celebran acontecimientos multitudinarios... Es cierto, recuerda, que el Covid 19 no tiene vacuna pero debemos encontrar "un equilibrio entre la salud pública y la seguridad y las consecuencias de interrumpir la vida diaria".
Por eso, advierte, que sería mucho más adecuado y efectivo, aislar temporalmente a las personas infectadas o que tienen un alto margen de riesgo, ponerse en mascarillas en esos casos, mientras el resto toma medidas de higiene básicas.
En ese sentido también, John P.A. Ioannidis, profesor de medicina, epidemiología y biomedicina expone que se están tomando decisiones muy exageradas sin un contraste fiable de datos.
De hecho, todos parecen coincidir en que los gobiernos no se están rodeando de científicos que realmente vean el problema con perspectiva, con datos fiables y comparados, con criterios desinteresados, ni con una coordinación con el resto de expertos del mundo.
Virus mediatizado y viralizado
Desde que en Wuhan, con sus 11 millones de habitantes, con constantes neumonías y todo tipo de gripes y enfermedades, saltó la alarma se empezó una campaña muy sensacionalista. Se monitorizó la temperatura de sus habitantes y ya entonces, de forma inmediata, hilamos cualquier temperatura alta con coronavirus y, a su vez, relacionamos el coronavirus con una letalidad que, al final, va a ser mayor que las medidas tomadas contra él.
A todo esto, se llenan los telediarios de datos sin contrastar con otras epidemias, de ansia por engullir a la población en las pantallas sin darle tiempo a pensar ni a reaccionar, sometiéndola a un estrés y una psicosis irresponsable en busca de audiencias y de competir a ver quién alerta más.
Lo que tampoco saldrá en los telediarios es que la propia Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) ha emitido un comunicado mediante el cual hace "un llamamiento a todos los medios de comunicación para que informen con rigor y datos reales, verificados y contrastados sobre este problema, sin recurrir a enfoques amarillistas o sensacionalistas que solo pueden crear situaciones de miedo generalizado".
También en esa carrera por conseguir audiencias se han pasado por alto los derechos de imagen e intimidad. De ahí que la FAPE también añada en el extenso comunicado: "[...] respetemos el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, sobre todo en el tratamiento informativo de los asuntos en que medien elementos de dolor o aflicción en las personas afectadas".
El propio Manuel Elkin denuncia que la propia denominación de pandemia ha hecho mucho daño. "Llevamos diez años con alrededor de diez supuestas pandemias". Ahora pide con vehemencia "mesura en el manejo de la información sobre todo por parte de los gobiernos y los medios".
"Normalmente los medios cada vez tienen una menor asesoría científica" y también añade; "No son suficientemente analíticos y convierten cualquier noticia en una razón para el pánico universal".
Según él también debe considerarse algo muy importante y es que "puede darse la situación de que una epidemia puede expandirse por el mundo entero, considerarse pandemia y no tener la cifra suficiente para constituir una alarma como ocurre con el coronavirus".
Resulta curioso también que en la audiencia del Consejo de Europa de 2009, el director del centro colaborador en epidemiología de la OMS en Múnich, Ulrich Keil, ironizara sobre los nuevos criterios para declarar una pandemia, comentando: "Con los nuevos criterios de pandemia, ¿podría declararse una epidemia de estornudos? Sí, podría."
Excepciones al sensacionalismo
Por contraste, Lorenzo Milá en TVE hacía un llamamiento a la calma desde Italia puntualizando información veraz y otros periodistas tales como Francino (SER) apelaba a Aristóteles para aplicar aquel sabio pensamiento de que "la virtud está siempre en el término medio".
También en ese sentido, esRadio en una entrevista al investigador del CSIC Luis Enjuanes, el virólogo que lleva más de 30 años investigando este tipo de virus, cuando le preguntaron sobre si estaba preocupado por el virus (a sus más de 70 años) contestó: "No estoy preocupado en absoluto".
Según manifestó en ese medio, la mayor parte de la gente no considera las amenazas de forma global. Y como dato dice que en el año 2017 se infectaron 32 millones de personas por gripe estacional en Estados Unidos.
Declaró también que los muertos por coronavirus son muchos menos este año y que "alarma no debe existir en absoluto porque si no todos los años deberíamos vaciar los supermercados".
Eso no quita, añadió, que haya que seguir escrupulosamente las indicaciones sanitarias.
Los más perjudicados
Muchas personas están usando el argumento de que este encierro es para proteger a los más vulnerables. Todo esto mientras los recursos no pueden llegar a toda persona mayor que está aislada, mientras las mujeres maltratadas están encerradas con sus maltratadores, mientras muchas personas con enfermedades degenerativas ven restringidos sus tratamientos, mientras personas enfermas de Alzheimer no pueden ver a sus familiares, mientras las mujeres que ejercen la prostitución quedan en custodia de sus explotadores...
¿Quién puede medir los daños psicológicos, emocionales y físicos de mantener a una población aislada y lejos de sus seres queridos? ¿Cómo ha afectado esto a nuestro sistema inmune? ¿Cuántas de las personas enfermas no lo están más por el nivel de estrés al que hemos sido sometidos? ¿Cuál va a ser el síndrome post traumático de todo esto?
Por otra parte, teniendo en cuenta que en España la primera causa de muerte no natural es el suicidio; ¿Dónde están las cifras de suicidio actualmente? ¿Qué consecuencias ha tenido el aislamiento y la falta de contacto en las personas con tendencia a la depresión o enfermedades metales? ¿Cuántas mujeres han muerto por violencia de género en estos días?
¿Qué ocurría si este colapso económico al borde del abismo nos sorprendiera algún tipo de catástrofe natural como incendios o inundaciones de hace meses? ¿Cuántas víctimas podrían venir ante un sistema paralizado y un pánico generalizado al contacto con el otro? ¿Tendremos el próximo invierno o el siguiente otra edición de un nuevo coronavirus?
Ningún medio ni contertulio se ha dignado a cuestionárselo; sólo importan los números del coronavirus.
Si seguimos con esta estrategia la enorme crisis golpeará precisamente a las personas más vulnerables empezando por las personas más pobres, desempleados, autónomos, pensionistas... haciendo que la curva de la desigualdad aumente hasta niveles imposibles de sostener.
¿Responsabilidad?
Me parece curioso con qué facilidad la gente apela a la responsabilidad ante la situación. Pero lo siento, no creo en apelar a la responsabilidad después de que hayan tenido la irresponsabilidad de haber creado este caos. Considero que la responsabilidad es también poner en duda medidas negligentes como alarmar a toda una población ante un mal mucho menor al que nos hacen creer.
Yo no digo que la situación no sea terrible, especialmente para las personas que lo padecen y sus allegados. Lo que digo es que la gripe, como muchas otras enfermedades que nos rodean, nos traen miles de tragedias todos los años. Todo depende de si pones un foco constante en ellas o, por el contrario, les dedicas un tiempo proporcional en los medios.
¿Hacia dónde miramos?
En Europa hay 800 mil muertes al año por contaminación ambiental. ¿No será que estamos perdiendo el norte de lo que es realmente importante? ¿No estábamos hace bien poco protestando en las calles para revertir esta masacre del planeta (y, por lo tanto, de sus habitantes)?
¿Estamos mirando con perspectiva el problema o nos lo impide estar cegados en nuestro propio ombligo?
Manuel Elkin declara casi como un mantra en sus entrevistas que si queremos ver las cifras con perspectiva quizás deberíamos fijarnos en "la desproporción que supone que la malaria aflige entre 230 a 250 millones de personas al año y, de ellos, mueren de mil 250 a mil 500 al día". Así que los muertos por coronavirus en cuatro meses vienen a ser los de una semana de malaria.
Hacinados
Agazapados en nuestros hogares, rendidos por el miedo y el acicate constante de los medios, hemos hecho el virus mucho más grande de lo que es y, mientras, en nuestra idea de que nada es demasiado, los poderes han visto que ancha es Castilla a la hora de arrasar con nuestros derechos más básicos.
Me parece muy curioso cómo, hasta hace bien poco, protestábamos contra la negligencia política, la corrupción, el abuso de la banca, ante siglas que nos gobiernan cada vez más como el FMI, BCE, OPEP... pero que no son de ninguna manera democráticas ni elegidas por ningún pueblo. Ahora le ha tocado a la OMS que, desde luego, no siempre se ha comportado de forma ejemplar en casos similares.
Ahora resulta que el enemigo del pueblo es un virus. Y toda la masa a luchar contra él. Lo siento pero no me lo creo. Como dice el doctor Karmelo Bizkarra se le están dando cualidades humanas al virus como si fuera un invasor, otorgando al virus lo peor de los humanos cuando "es el ser humano el que actúa sobre el virus y no al revés".
Cuanto menos me produce dentera pensar que han sido los medios los que más han empujado hacia una situación de encierro. Quédate en casa para seguir pegado a nuestras pantallas alimentándote de miedo y alarma que justifique un siguiente estado de encierro.
Porque, independientemente de lo que ocurra con el virus, lo más probable es que lleguemos al estado de excepción (como Italia). Así que todos consumiendo terror y plataformas televisivas mientras el ejército ocupa las calles. Llamadme loco pero no me pinta nada bien. No estoy en contra del ejército ni considero que esto sea una conspiración para volver a una dictadura.
Sólo considero que no puedo aceptar alegremente que me quiten la libertad de decidir sobre mi destino, ni me rindo fácilmente cuando nos encaminan a un estado donde se pueda detener personas si se cree que alteran el orden público, secuestrar publicaciones, ejecutar registros domiciliarios y prohibir huelgas entre otras circunstancias que supone el estado de excepción (por mucha excepción que sea).
Llamadme loco si también me rechina que ayer estuviéramos en la calle gritando a los balcones "¡No nos mires únete!" y ahora estamos desde los balcones grabando, insultando y viralizando como chivos expiatorios a las pocas personas que se reúnen en la calle.
Eso, junto a las catastróficas consecuencias económicas de todo esto, sí que debería alarmarnos.
Confesión personal
Confieso que me he sentido muy cabreado con el mundo. He discutido con infinidad de personas sobre este asunto de llamada en llamada y, sobre todo, de chat en chat. Mal terreno pero, dadas las circunstancias, no tenía más remedio.
Quiero dedicarles a ellas también este artículo si es que alguna de ellas ha llegado hasta aquí (que lo dudo). Sus argumentos, aunque la inmensa mayoría contrarios, también me han ayudado mucho.
Lo cierto es que me he sentido un poco como en "La invasión de los ultracuerpos" (película más que recomendable para estos tiempos que corren, especialmente la de 1956). Incluso con alguna persona con la que llegaba a coincidir en cierto nivel de razonamiento, al día siguiente me llamaba diciendo que, visto lo visto, estaba buscando mascarillas, comprando mucho más de lo que necesitaba o que se encontraba preocupada porque un vecino tenía fiebre.
"Visto lo visto" me sumo a la locura que la cordura es muy solitaria, parecían decir. Al fin y al cabo, aquí también es muy importante la pertenencia, aunque la pertenencia signifique denunciar al vecino, insultar al que discrepa... aunque signifique el desastre y el pánico, da menos miedo que la soledad. De ahí que los bulos apocalípticos corran como la pólvora.
Yo veo pasar esa ola de locura y espero que cada vez más gente se baje de ella. Por supuesto, no descarto que el loco sea yo.
Naturaleza
Los pájaros se escuchan en las ciudades, el aire es más puro, el agua más cristalina, los delfines y los cisnes vuelven a Venecia. La naturaleza recupera su espacio. Quizás también debamos pensar en cómo se sienten los animales cuando les confinamos en jaulas. Quizás debamos aprender mucho de esto a nuestra vuelta. Quizás debamos ralentizar nuestro ritmo, conformarnos con menos para obtener más.
Esperanza
Lloro, junto a mi pareja, cada vez que salimos a aplaudir al personal sanitario. Y eso me da un chute de esperanza diario. Y me hace pensar que quizás despertemos de la pesadilla de la misma forma. Desde el sentido de que los otros no son amenaza sino la salvación.
Me llenan de fuerza las caceroladas de protesta, la población que despierta y reivindica. Espero que pronto el grito sea de libertad. Los medios nos han dejado solos ante la bestia que no es, precisamente, un virus. Pero con lo que no contaban es que en nuestra soledad, en nuestro encuentro con nosotros mismos, como la naturaleza, hemos resurgido desde mucho más adentro.
Y, por eso, desde este encierro tiro ahora este mensaje en una botella. Y desde que la lanzo me siento menos solo. Y tengo el sueño de que otros la reciban y, quizás al compartirla, nos demos cuenta de que en verdad no estamos en soledad. Quizás, de alguna manera, necesitamos estar más unidos y unidas que nunca para remontar todo esto.
Porque también he coincidido con personas últimamente que se cuestionan toda esta locura y tengo mucha fe en que el resto se empiece a bajar de esa ola pronto para sentir de nuevo el tacto, la palabra, el amor que nos evite la ruina interior y exterior. Cuanto antes mejor, y así no perderemos tanto y, así, iremos de nuevo a por lo que es nuestro.