http://www.elmundo.es/loc/2014/10/25/544a9c37268e3ec1028b459e.html?cid=MOTB23701=obinsiteFrancisco Nicolás, el 'lobo' de Puerto Banús Gastaba miles de euros en barcos, discotecas y fiestas en Marbella
«Nos decía que tenía una suite en un rascacielos en Madrid para negociar con escorts, con prostitutas de alto standing...' Yo pago todo' me decía», cuenta un amigo de la infancia
Contaba a sus allegados que había coincidido con Felipe VI en una casa en Sotogrande
Tenía el carné de un marqués para entrar al elitista club de Puerta de Hierro
rancisco Nicolás era, como muchos jóvenes de su quinta, un admirador de El Lobo de Wall Street. El niño se sentía completamente identificado con el alocado broker Jordan Belfort y trató de emular su ritmo de vida cuando sus negociados con empresarios y constructores comenzaron a llenarle la billetera de bin ladens (billetes de 500 euros). El pequeño Nicolás era toda una celebridad en los locales más exclusivos de Marbella y de Madrid por su descomunal forma de despilfarrar dinero y por su capacidad de codearse con bellas chicas como La Pechotes, un rasgo que también definía al personaje interpretado por Leonardo Di Caprio.
Llegó a gastar 2.000 euros por noche en algunos de los locales más exclusivos de Marbella
En la ciudad costasoleña, los responsables de los principales locales nocturnos le trataban como a una celebrity y le consideraban un big spender (calificativo con el que definen a sus mejores clientes). Algunas noches de la última Semana Santa y del pasado verano llegó a gastar 2.000 euros por noche en locales como Funky Buddha, Opera Room o Dreamers, según aseguran varios Relaciones Públicas de las citadas salas. Siempre acompañado por la Pechotes y otras mujeres deslumbrantes, el joven se las arreglaba para contar con la mejor mesa en los reservados de los garitos e incluso pujaba para arrebatársela a jeques árabes.
«Siempre nos pedía la prince table, que es la mesa que solemos guardar para millonarios árabes, rusos y gente de ese nivel», comenta un relaciones públicas de Opera Room, que cuenta que el pequeño Nicolás sólo exigía una condición para desplegar todo su poderío: tener a un portero cuidando de él y de sus invitados.
En las discotecas pedía las mesas que solían reclamar los jeques árabes y los magnates rusos
Al joven le gustaba llamar la atención y encargaba botellas magnum ( un litro y medio) de vodka Belvedere con bengalas para que todo el local observase quién mandaba allí. En una de esas escenas, un joven concejal del PP se quedó asombrado y se interesó por su figura. «Pregunté a uno de sus amigos y me dijo que trabajaba para Saénz de Santamaría. Fue ahí cuando decidí comentarlo en Génova y cuando empezaron a vigilarle de cerca», comenta este edil. Lo más raro es que el niño no frecuentaba la discoteca Olivia Valere o Finca Besaya, las dos sedes nocturnas de los cargos del PP.
Y eso que Nicolás no tenía casa en Marbella, pero se las arreglaba siempre para quedarse en la localidad vecina de Sotogrande. De hecho, el joven ha confesado a su círculo más íntimo que se llegó a hospedar en la casa del íntimo amigo del Rey Felipe, Javier López Madrid, y que llegó a coincidir incluso con el monarca. «Nos dijo que estuvo hace dos veranos en esa casa con Felipe que se había ido a Sotogrande tras discutir con Letizia», comenta un amigo de Nicolás.
Decía que se quedaba en Sotogrande en la casa de Javier López Madrid, íntimo amigo del rey Felipe VI y yerno de Villar-Mir. López Madrid lo niega a LOC.
López Madrid, marido de la hija del empresario Juan Miguel Villar-Mir y ex poseedor de una black card, niega este extremo a LOC. «No tengo amistad con Nicolás, no ha veraneado nunca en mi casa y nunca me he reunido con él», asegura López Madrid, yerno de Villar-Mir con quien Nicolás sí que tenía cierta sintonía, según algunos cargos del PP. «Cada vez que iba un acto de La Razón me encontraba al niño hablando con Villar-Mir y la verdad es que me sorprendía», dice un popular.
Para moverse del municipio gaditano hasta Marbella, el joven alquilaba una van donde trasladaba a toda su troupe entre botellas de champán. Otras veces, se agenciaba un barco que atracaba en Puerto Banús y que servía de escenario ideal para retratar su opulento modo de vida. Se hacía selfies con sus amistades atando una cámara de gran angular a un palo, una técnica que llegó más tarde a España. En la embarcación comenzaba el precopeo y después ponía rumbo a las discotecas donde terminaba la noche a ritmo de house. A sus amigos menos pudientes les daba dinero para que disfrutasen. «Una vez me dio 50 euros para llevar a mi chica a cenar a un restaurante. Yo le dije que con eso no llegaba y me abrió la cartera y me dijo que sólo llevaba billetes de 500 y que ya era darme demasiado», comenta un compañero de juergas.
«Nos decía que tenía una suite en un rascacielos en Madrid para negociar con escorts, con prostitutas de alto standing...' Yo pago todo' me decía», nos cuenta un amigo de infancia, estudiante hoy de Icade. El joven también era conocido en discotecas de Madrid como Gabana o Tiffany?s, adonde acudía tras montar fiestas en el chalé del Viso desde donde operaba. Además, acudía con frecuencia al elitista club de Puerta de Hierro con el carné de un marqués de su misma edad. Allí los empleados le trataban como a una eminencia y le hacían olvidarse de sus humildes orígenes. Ahora el marqués de Prosperidad tendrá más difícil el acceso.
