Un mensaje de confirmación de Whatsapp mete en un aprieto a la Policía
El Semanal Digital
Dos días después fuentes policiales han terminado confesando lo que se negó en un principio en torno a la batalla campal de Madrid Río. Una "pelea a mano abierta" que se gestó con 15 días.
2 de diciembre de 2014
A medida que pasan los días se complica un poco más la batalla campal en Madrid Río entre ultras del Atlético y del Deportivo. Ante la presión ejercida por las versiones contradictorias que estaban viendo la luz en los medios, la Policía ha terminado reconociendo a EFE lo que negó en un principio: que conocía la "quedada" que se saldó con 21 detenidos y una persona muerta.
Cabe recordar que en un principio se negó que la Policía estuviese alertada ni de que venían los autobuses de los Riazor Blues, ni de que ultras de ambos equipos hubieran "quedado" antes del partido. Lo único que admitió es que sabía que el Frente Atlético había quedado antes para "desayunar", pero nada de los ultras del Depor, algo que se atribuyó a que la "cita" había sido gestionada por Whatsapp en lugar de por las redes sociales.
Sin embargo, un amigo de la víctima mortal, Francisco Javier Romero Taboada, ya dejó claro que le había dicho una semana antes que habían quedado con los del Frente. Posteriormente, el Deportivo confirmó que había avisado de la llegada de al menos un autobús de los Riazor Blues y la Policía gallega se defendía asegurando que había alertado de la llegada de al menos 50 ultras (luego fueron muchos más y tenían entradas para el partido).
Ante las evidencias, finalmente fuentes policiales han terminado reconociendo que los servicios de Información de la Policía conocían ambas cosas: la quedada y la llegada de autobuses.
Los "hombres de confianza" de Frente Atlético y de los Riazor Blues iniciaron hace dos semanas los contactos telefónicos para citarse el domingo 30 de noviembre en los aledaños del Vicente Calderón y mantener una pelea "a mano abierta", es decir, sin armas, según desvelan las citadas fuentes, que especifican que la cita se gestionó hace 15 días entre los máximos responsables de estos grupos ultra, que habitualmente mantienen contacto porque disponen de sus respectivos números de teléfono.
En este primer contacto, apuntan las fuentes, los implicados pactan, incluso, que sean tracas, petardos y otros elementos pirotécnicos la señal para dar el pistoletazo de salida a una pelea en la que no pueden usarse ni armas blancas ni elementos contundentes, aunque todos ellos saben que esta norma no se respetará. Tres días antes de la cita, responsables del Frente Atlético corroboran entre ellos la convocatoria por Whatsapp con un mensaje el que se fija las siete de la mañana como hora del encuentro para "desayunar" y se instaban entre sí a borrar inmediatamente ese texto.
Un mensaje que sí llega a los servicios de Información de la Policía, destacan las mismas fuentes, como también que desde La Coruña se comunicara a Madrid la intención de que un número de radicales del equipo deportivista se iba a trasladar en dos autobuses a la capital, aunque desconocían si disponían o no de entradas para el partido.
A pesar de todo el partido no fue declarado de riesgo y, por tanto, no se estableció el protocolo habitual para controlar a las hinchadas radicales como duplicar o incluso triplicar el número de efectivos y de que estos se desplegaran horas antes de las dos previas habituales al partido o se establecieran controles en carretera antes de la llegada de los autobuses.
A expensas de los resultados de la investigación, todo parece indicar que la Policía minusvaloró las intenciones de los ultras, toda vez que es habitual que miembros del Frente Atlético queden para tomar algo antes del partido, aunque es la primera vez que se citan con tanto tiempo de antelación.
Cuando los autobuses de los ultras gallegos llegaron a Galapagar (Madrid) un grupo de los radicales del Rayo Vallecano, los Bukaneros, con buena sintonía con los Riazor Blues al ser ambos de ideología antifascista, subió a los vehículos y dispusieron dos coches lanzadera para eludir cualquier control policial.
Una vez en la capital, los autobuses quedaron aparcados a 500 metros del Vicente Calderón, en la zona de Madrid Río, donde a la señal indicada se inició una reyerta que al menos se prolongó durante 45 minutos hasta que acudieron los efectivos policiales y que acabó con la vida del hincha deportivista Francisco Javier Romero Taboada, alias Jimmy.
Tal pudo ser el error que, de hecho, los agentes de un coche zeta de la Policía que acudió al lugar mostraron su sorpresa de que no hubiera compañeros de Información y de que los participantes en la reyerta llevaran 45 minutos pegándose y "nadie" acudiera. Las fuentes policiales advierten de que independientemente de que ahora los dos grupos ultras involucrados se culpen mutuamente de una agresión espontánea, lo cierto es que existió una convocatoria previa que además fue confirmada tres días antes.
Por si fuera poco, entre los detenidos no se encuentran los responsables del apaleamiento de Jimmy, por lo que la Policía sigue visionando el abundante material grabado de la reyerta y no descarta practicar más detenciones.
Todos los detenidos quedan en libertad
Mientras tanto, los 21 ultras detenidos quedaron este martes en libertad con cargos tras declarar ante la juez de Instrucción número 34 de Madrid, María del Coro Martínez.
Pese a las peticiones del Fiscal, la magistrada acordó dejar a todos en libertad bajo acusación de riña tumultuaria y con la obligación de comparecer dos días al mes, sin aceptar la petición fiscal de prohibirles acercarse al Calderón.
El abogado de los hinchas del Deportivo, Erlanzt Ibarrondo, señaló que todos sus clientes declararon y negaron que hubiera una quedada previa, manifestando que fueron agredidos por los ultras del Frente en las inmediaciones del estadio.