ESTÁ CASADO Y ES PADRE DE DOS HIJOS
El sueño de Fran y cómo aprovechar segundas oportunidades: "Cariño, voy a ser policía"… a los 45
Este malagueño, que siempre deseó vestir el uniforme de la Policía Nacional, aprobó las oposiciones con 45 años, cumplió los 46 en la Escuela de Ávila y jurará el cargo, próximamente, con 47. Las circunstancias personales le apartaron de su meta
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Foto: Francisco Javier Reguero realiza las prácticas en la Comisaría Provincial de Málaga. (P.D.A.)
Francisco Javier Reguero realiza las prácticas en la Comisaría Provincial de Málaga. (P.D.A.)
Por Pablo D. Almoguera. Málaga
07/04/2025 - 05:00
Fran dormía cuando le despertó la vibración de su teléfono móvil. Lo agarró en la oscuridad y el corazón le dio un vuelco cuando vio la pantalla. Era un mensaje de un compañero que le informaba: "¡Han salido las notas de la entrevista!". Se levantó con cuidado para no despertar a su mujer y se sentó frente al ordenador. Eran las 7:00, "más o menos". "Con las manos temblorosas", tecleó su número de DNI y una lágrima recorrió su rostro cuando leyó en la web la palabra "apto". Fran regresó al dormitorio, se acomodó junto a Rocío y le dijo: "Cariño, lo he conseguido, voy a ser policía". Esta escena que, seguramente, en ese mismo instante, se vivió en los 2.456 hogares de España con opositores aceptados por la Policía Nacional, tenía una mayor carga emotiva en su caso. Porque este malagueño lograba su sueño con 45 años. Una anomalía solo posible tras la retirada del límite de edad para acceder al cuerpo y que ha concedido una segunda oportunidad a alguien que dejó "dos buenos puestos de trabajo" para vestir el uniforme que añoraba desde niño. Ahora, a pocos días de cumplir los 47, sigue completando su formación como alumno en práctica en la Comisaría Provincial de Málaga antes de jurar el cargo. La historia de Francisco Javier Reguero González es la de muchas personas a las que las circunstancias de la vida alejaron de un destino que creía escrito. Pero también es la de la perseverancia y el empeño por regresar a ese camino perdido. Con una ilusión rebosante, confiesa que "siempre deseé ser policía", aunque las cosas no salieron como tenía pensadas. Quería concluir el grado superior de Automoción que había iniciado y opositar después. Pero tras las prácticas encontró un buen puesto, y decidió posponer sus planes. En ese tiempo, conoció a Rocío, y el noviazgo entre ambos, se convirtió en matrimonio con la llegada al mundo de Adrián. Las cosas se complicaron y arreciaba la crisis económica. "Tenía 26 años, nos metimos en una hipoteca y yo me asenté en mi puesto en Renault". Allí pasaría 18 años. Un tiempo en el que, a pesar de que las responsabilidades familiares que aumentaron con el nacimiento de Nerea —"mi niña"—, nunca olvidó su vocación. "Veía todos esos programas de televisión como Policías en acción y, aunque no me planteaba opositar por mis circunstancias personales, me decía a mí mismo que eso era lo que yo quería hacer".
La "maldita pandemia" que arruinó la vida de muchos, para él, fue una ventana de oportunidad. La última posibilidad para sacudirse la comodidad de un trabajo estable y aprovechar el paréntesis del confinamiento para lograr su objetivo. "La gente se puso a hacer dulces y yo, sin consultarlo con mi mujer, me apunté a una academia y comencé a estudiar las oposiciones a la Policía Nacional". "Estuve asistiendo a las clases online y, cuando se levantaron las restricciones, comencé a ir a las presenciales". La situación se complicó por los problemas para compatibilizar su trabajo con los estudios y aprovechaba cualquier momento para no quedarse atrás. "Pintaba coches, y lo que hacía es que, entre mano y mano de pintura, realizaba algún test de examen. Mi mujer me decía que estaba obsesionado". Pero era consciente de que así, difícilmente, iba a aprobar. Así que se ofreció voluntario para el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que había puesto en marcha la empresa paliar las consecuencias de coronavirus. "Fui a Recursos Humanos y les dije que, para que despidiesen a un trabajador que quisiera continuar, me echaran a mí". Fran recuerda que se sentía "oxidado" a la hora de estudiar, por lo que tenía claro que debía compensar la falta de hábito con constancia. Durante meses, se encerraba para memorizar un temario que no paraba de darle "guantazos" con materias de Derecho Penal y Civil, Extranjería o Sociología. Así que recurrió a un método clásico para retener los conocimientos: "Copiar una y otra vez las lecciones".
El periodo de formación fue "duro", "pero lo volvería a pasar sin dudarlo, porque es el peaje que hay que pagar para ser policía nacional" Se presentó por primera vez a las pruebas en 2021, "pero me tumbaron por la ortografía". Lo intentó de nuevo un año después, y se volvió a casa tras la entrevista. "Pero soy un cabezón y tenía que demostrarles que, a pesar de mi edad, yo quería ser policía nacional. Sí o sí, que no había opción B". Así que regresó en 2023. Y ese fue su año. Aprobó las pruebas físicas con holgura y, donde suspendió el año anterior, le dieron una lección vital que aún recuerda. "La comisaria que me entrevistó me dijo al concluir: 'Francisco, valórate mucho más de lo que lo haces, porque tu perfil es muy interesante'". El opositor intuía que estaba cerca de alcanzar su sueño, pese a que no podía evitar sentir algo de miedo. Los fantasmas y las inseguridades se evaporaron la mañana de abril de ese año en la que el brillo de la pantalla del móvil le despertó para anunciarle su nueva vida.
El "padre" de sus compañeros
El 11 de septiembre de ese año, "coincidiendo con mi última paga del paro", se incorporó a la Academia de Policía de Ávila para completar su formación. Allí compartía habitación con "cuatro chavales de 23, 24 y 27 años que decían que era como su padre", y no oculta que, al principio, se sintió un poco extraño en un ambiente donde parecía más un profesor que un alumno.
Echaba de menos a su familia y la climatología abulense pesaba en alguien del sur. Pero sabía que estaba más cerca que nunca de vestir el uniforme de la Policía Nacional, y no iba a dejar que nada le apartase de su meta. Máxime, después de que sus compañeros le brindasen una ovación cuando contó ante toda la clase su periplo: "Hasta la tutora se emocionó", recuerda Fran explica que "volvía a Málaga un fin de semana al mes, y el resto, me quedaba estudiando. Las pruebas físicas no me fueron mal, porque siempre he hecho deporte, pero "no eran los veinte años" y a mi lado tenía jóvenes que estaban en plena forma". Aun así, por ejemplo, hizo el kilómetro en 3,33 minutos —el tope es 3,49 para los hombres—, y superó bien el mínimo de dominadas. Pero era consciente de que, si quería obtener una buena nota que le permitiese regresar a su ciudad como alumno en práctica, debía hincar codos. Y eso hizo. "Fueron nueve meses sin parar de estudiar. Mientras mis compañeros, en sus ratos libres, se iban al gimnasio o a tomar una cerveza, yo me quedaba estudiando para no quedarme atrás".
Foto: ara acceder a la Policía Nacional, es necesario superar el curso formativo (Europa Press)
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La asignatura que más le gustó fue Intervención, "tanto teórica como práctica", por eso tiene claro que le gustaría incorporarse a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) o a las patrullas de Seguridad Ciudadana. Y la materia más complicada, "educación física". El aprendizaje en la escuela duró de nueve meses. En su caso: "De septiembre de 2023, a mayo del año pasado". Un periodo de formación que asegura que fue "duro", "pero por el que volvería a pasar sin dudarlo, porque es el peaje que hay que pagar para ser policía nacional". Francisco Javier obtuvo buenas puntuaciones en los distintos exámenes y, entre los 2.456 aspirantes, se situó entre los 1.600 primeros. Con 46 años, había dejado atrás a casi un millar, y eso le facilitaba poder hacer las prácticas en Málaga. "Para mí era muy importante, por estar cerca de mi familia, y porque económicamente era un alivio. Estaba bien posicionado, pero también tenía a muchas personas por delante". Así que cuando supo que venía a su ciudad, corrió a llamar a Rocío y "acabamos llorando" de alegría. El todavía alumno espera el acto de jura del cargo que —si no hay cambios— se debería celebrar a finales de mayo. Mientras tanto, y tras pasar por Policía Judicial, Extranjería, UPR o Policía Científica, paladea sus días en los Z antes de concluir su instrucción en el aeropuerto. Y después, a esperar destino. "Tengo claro que me voy a tener que ir una temporada fuera, pero lo importante es que he conseguido mi sueño". Y lo podrá celebrar el próximo 8 de abril, coincidiendo que cumple 47.