Una ley política, impulsada desde el Gobierno por un partido político que tiene el rodillo de una mayoría absoluta, que transforma el moderno concepto de Seguridad Ciudadana en el rancio concepto de Orden Público y para ello dota a la policía de una herramienta en la cual deja en manos del procedimiento administrativo unas cuestiones que al final, por la propia cadena de mando, terminarán en el paloteo puro y duro, porque el político exigirá resultados con arreglo al espíritu de la ley que ha elaborado y los responsables policiales devolverán esa información en forma de palotes y por el camino el ciudadano sufrirá un procedimiento injusto y arbitrario . . . y todos sabemos lo que digo y todos sabemos lo que hay y eso es así en Madrid y en Lepe, en PMM, CNP, GC o Guardia Urbana . . . da igual cual sea el convento porque en todos ellos el sistema es el mismo.
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