Es inviable en las comunitarias y lo va a ser también en las públicas...
La apertura de las piscinas: «Es inviable abrir solo un 30% de aforo en una comunidad tan grande»
Las fincas privadas todavía no saben cómo ni cuándo podrán bañarse este verano
Cris de Quiroga
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Madrid Actualizado:21/05/2020 01:35h
El azul intenso de la superficie no es el color del agua, sino de la funda que todavía no se ha levantado. Las piscinas de las comunidades de propietarios de Madrid no abrirán a mediados de junio, como acostumbran a hacer cada año. Algunos temen que no lo harán en todo el verano, si bien el plan de desescalada del Gobierno central contempla su apertura en la fase 2.
Según las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, tras la limpieza y desinfección de las instalaciones, el aforo de las piscinas quedará reducido a un 30 por ciento y deberá concertarse cita previa. No obstante, las comunidades de propietarios, que deberán racionar el uso de la piscina por turnos, todavía no han empezado a planificar el protocolo. Y muchos son pesimistas.
«La piscina está tapada. No se sabe nada. Ni siquiera se han podido hacer reuniones de comunidad y mancomunidad», cuenta José, vecino y presidente de uno de los 14 bloques de una urbanización en el paseo de la Alameda de Osuna. El año pasado, por estas fechas, ya habían comenzado con el mantenimiento, la limpieza, la revisión de la depuradora e, incluso, el vaciado de la piscina, cuando es necesario. «Yo diría que no va a abrir, porque a estas alturas no nos hemos podido reunir», opina José. En su comunidad, en el área residencial de Alameda de Osuna, al norte de la capital, hay 304 viviendas y unos 1.200 vecinos.
A una decena de kilómetros, en Sanchinarro, numerosos bloques de pisos aguantan el calor de finales de mayo, la mayoría con piscina. «Esta es la comunidad más grande de Sanchinarro, son unas 360 viviendas con 1.100 personas», comenta un hombre, junto a su pareja, a la salida del número 2 de la calle de la Princesa de Éboli. Su piscina debería abrir el 15 de junio, pero todavía no han recibido noticias del administrador ni de las medidas que se tomarán para utilizarla. «Es inviable abrirla en una comunidad tan grande», opina la mujer, ya que gestionar el aforo se antoja complicado.
Al otro lado de la misma calle, el conserje, Samuel, muestra la piscina de la comunidad donde trabaja desde hace seis años. «Esta se mantiene todo el año», dice. El agua chapotea, cristalina, pero los vecinos (160 viviendas) no podrán disfrutarla, por lo menos, hasta julio. «En junio no se va a abrir. Puede que apliquen normas por número de portales, por días de la semana... Se contrataría a una persona más para controlar el aforo», explica.
«Es complejo, depende de cada comunidad y de sus características», esgrime Felipe Fernández, administrador de una de las comunidades de Sanchinarro y de varias repartidas por Madrid. Según él, no abrirá piscina alguna hasta que Sanidad dicte medidas más claras sobre su uso. De hecho, la semana pasada, el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas remitió una carta al ministro del ramo, Salvador Illa, en la que reclamaba «una norma de obligado cumplimiento en todo el territorio nacional», en lugar de las recomendaciones. Señalaban, además, que no pueden aprobar las adaptaciones necesarias ni el presupuesto que conlleven mientras se mantenga «la expresa prohibición del derecho de reunión que establece el estado de alarma».
Control del aforo
La misiva incidía también en otro punto: el control del aforo en las piscinas, 12.000 en Madrid. Dado que «las comunidades de propietarios carecen de sistema de control de acceso o uso de las instalaciones», los administradores exponen que «el cumplimiento de las normas de uso quedará a la responsabilidad individual de cada usuario, dado que tampoco existe capacidad sancionadora de ningún tipo».
La tarea podría recaer en los socorristas, «solo si no tienen mucha carga de trabajo», opina Fernández. El administrador cree que en comunidades pequeñas, de unas pocas decenas de viviendas y sin socorrista, serán los propios vecinos los que hagan cumplir las medidas. «El administrador nos dijo el lunes que está pendiente de recibir órdenes de las administraciones», asegura una joven, que vive en una comunidad de adosados que comparten piscina, sin socorrista, en el distrito de Hortaleza.
Sin embargo, la posibilidad de que sea el socorrista el encargado de supervisar el aforo no agrada a estos profesionales. «La responsabilidad del socorrista es sobre el vaso, si ocurre algo en la piscina mientras está controlando en la puerta el aforo...», deja caer el presidente de la Federación Madrileña de Salvamento y Socorrismo, José Luis Revuelta.
RCP sin ventilación
Como centro oficial de formación, en la federación ya mantienen reuniones con técnicos especializados para adoptar las medidas que requiere esta temporada de verano sin precedentes. Con todo, las suyas están orientadas a la prevención de riesgos laborales. Por ejemplo, en la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) no se podrán realizar ventilaciones, tan solo el masaje cardiovascular, para evitar contagios. «Hay que valorar el EPI (Equipo de Protección Individual) que deben llevar los socorristas y se tendrán en cuenta otros medios antes de tirarte al agua como primera opción», indica Revuelta.
Mientras unos aspiran a bañarse dentro de su comunidad, muchos deben contentarse con esperar a que abran las piscinas municipales. Si todo marcha sin sobresaltos, el Ayuntamiento de Madrid prevé estrenarlas en julio bajo un protocolo. Con todo, las piscinas madrileñas, como la región, serán las rezagadas del país.
Socoristas a la espera: «Estoy en el aire, tengo que renovar mi título»
El retraso en la apertura de las piscinas ha dejado a muchos socorristas en el limbo. «Estoy un poco en el aire, justo me tocaba renovar el título este año», cuenta Cristina, que hace siete veranos que trabaja en piscinas comunitarias; en los últimos dos años, en una urbanización de Pozuelo de Alarcón. Acostumbra a hablar con su jefe después de Semana Santa, pero esta vez no lo ha hecho, a la espera de atar su renovación. Desconoce cuándo será.
«La temporada de formación está a medio gas», explica el presidente de la Federación Madrileña de Salvamento y Socorrismo, José Luis Revuelta. Si bien este centro oficial imparte la teoría por videoconferencia, alrededor de 600 profesionales no pueden terminar su formación práctica hasta que abran las piscinas. De ellos, 400 deben reciclarse -cada dos años-, como Cristina. «Se va a retrasar», se resigna Revuelta.
El Covid-19 ha afectado a muchos jóvenes que sacan provecho de este empleo estival. «A estas alturas, el año pasado ya tenía un contrato», asegura Diego, de 19 años. «Estoy terminando Bachillerato y el dinero me viene muy bien», añade. «Estoy estudiando y se paga muy bien. Lo hago para sacar unos ahorrillos para el resto del año», dice Cristina, de 25 años. «Lo que gano me ayuda para mantener el coche, el seguro...», corrobora Pablo, otro estudiante, de 21 años. Él, no obstante, es un afortunado —con el título vigente— que ayer mismo logró asegurar un trabajo en Ciudad Lineal.