Y que somos unos GUARROS.
Sortear excrementos de perro, casi un deporte popular
Pese al plan de choque de limpieza y la contratación de 500 barrenderos, la basura se amontona en las calles
DANIEL MARTÍN
- Madrid
Actualizado 06/01/201623:12
La suciedad en Madrid se ve, se huele y se siente. No hace falta más que dar una vuelta por cualquier barrio para darse cuenta de ello. Las hojas secas, los orines, los excrementos de perro, los chicles incrustados en el suelo o los residuos de todo tipo desperdigados por el firme son una máxima en muchas calles de la capital y parece que el problema está, de momento, lejos de solucionarse.
El conflicto no es nuevo y lo reconocen así todos los grupos políticos que integran el Ayuntamiento de Madrid. Según el Gobierno municipal, el problema es la herencia de la anterior corporación, encabezada por la ex alcaldesa Ana Botella. En 2013 se condensaron 39 contratos de limpieza y conservación de los espacios públicos y zonas verdes en un solo contrato integral, que abarataba en un 24,5% el servicio. Con el nuevo documento se cambió el modelo y se comenzó a permitir a las empresas adjudicatarias (Sacyr, FCC, OHL y Ferrovial) poder reducir las plantillas, siendo el resultado final de los trabajos lo que primase.
A tenor del estado de inmundicia de muchas calles y el malestar ciudadano general que ello conlleva, parece que aquel contrato no ha sido todo lo ventajoso que se esperaba y la durabilidad del compromiso, ocho años prorrogables a 10, se ha vuelto en contra de la capacidad de maniobra del Ejecutivo que lidera Manuela Carmena.
La intención de Ahora Madrid, el partido que gobierna en la capital, era «establecer una hoja de ruta para remunicipalizar el servicio de basuras y recuperar la plantilla de los servicios de limpieza y jardinería», según constaba en su programa. La realidad se ha mostrado bien distinta y las únicas medidas que se han podido implantar han sido la de realizar planes de choque de limpieza en los diferentes distritos y contratar a 500 barrenderos.
Hace tan solo una semana, Carmena mantuvo una reunión con varios representantes del sindicato mayoritario de limpieza y jardinería, CSIF, en la que les reiteró que la remunicipalización de estos servicios era inviable por motivos jurídicos y económicos, según explica el sindicato. En este sentido, les aseguró que el Consistorio no podría garantizar los puestos de trabajo. Según denuncia CSIF en un comunicado, ahora hay 2.000 barrenderos menos que antes de que se firmaran los contratos integrales de limpieza, lo que provoca «que la ciudad esté sucia».
Paseo entre la suciedad
Así se evidencia, por ejemplo, en Lavapiés, uno de los barrios del distrito Centro más afectados por la porquería acumulada. En calles como La Fe los vecinos han convertido casi en deporte popular el ir caminando mientras sortean excrementos caninos como si de un campo de minas se tratara.
Muy cerca del mercado de San Antón, en la calle San Bartolomé, en Chueca, cualquier esquina parece adecuada para orinar y en la colindante calle Figueroa todavía se podía contemplar ayer a media tarde un vómito rosáceo surgido de los excesos de la Noche de Reyes. De este tema son conocedores también los vecinos de Malasaña, donde una gama de colores pardos se diseminan por las aceras fruto del vertido de todo tipo de líquidos.
La problemática no se reduce al centro. Está extendida por todo Madrid y no pilla de sorpresa en distritos como Vallecas, Carabanchel o Tetuán, como se encargan de recordar todos los días numerosos usuarios de redes sociales como Twitter. Desde allí saturan a diario con comentarios y fotos a perfiles como @Lineamadrid, la oficina de atención al ciudadano del Consistorio. La web de participación ciudadana Decide Madrid tampoco es ajena a la suciedad. De las últimas 25 propuestas siete son quejas sobre la limpieza.