Lo que los medios tergiversan sobre los “tambores de guerra” en Ucrania
Por Contrainformacion.es -22 enero 2022 13:57
“Según el borrador para un acuerdo sobre garantías de seguridad, que Moscú quiere alcanzar con EEUU y la OTAN, publicado por el Ministerio de Exteriores de Rusia, Putin propuso que ambas partes confirmen que no se consideran enemigos, se comprometan a resolver pacíficamente sus disputas y se abstengan del uso de la fuerza o la amenaza de su uso de todas formas incompatibles con los objetivos de la ONU, para así reducir las tensiones geopolíticas existentes; que la OTAN dé garantías de no ampliación hacia el este, no admita en dicha alianza a estados que fueron miembros de la URSS y no desplace fuerzas de ataque cerca de las fronteras rusas; que ni EEUU ni Rusia instalen armamentos o efectivos militares fuera de sus territorios, donde la otra parte los considere una amenaza para su seguridad, ni siquiera si tal instalación se hace en el marco de coaliciones internacionales o alianzas militares; que se logre un compromiso de no despliegue de armas nucleares fuera de sus fronteras y se elimine las infraestructuras hechas con este fin”
(Rodolfo Bueno)
Rafael Silva
La capacidad de tergiversación de las noticias por parte de los medios de comunicación dominantes es realmente asombrosa, y el relato sobre los posibles “tambores de guerra” en suelo ucraniano es clara muestra de ello. Pero de atrás le viene el pico al garbanzo: los medios “occidentales” del mal llamado “mundo libre” vienen deformando interesadamente la información sobre Rusia desde hace mucho tiempo, por supuesto en favor de los intereses de la Alianza Atlántica (OTAN), brazo armado del imperialismo norteamericano. Y así, desde hace varias décadas (enfoque incrementado además desde la caída del Muro de Berlín), los medios de comunicación occidentales más poderosos llevan haciendo un flaco favor a la neutralidad política y democrática, y por ende, al pacifismo mundial, exponiendo una lectura de los hechos completamente sesgada e interesada. La lectura más resumida que podríamos hacer de lo que se divulga es bien sencilla: la Rusia (de Putin) es la mala, y la OTAN (y, por tanto, Estados Unidos y sus vergonzosos países aliados) es la buena.
Pero nada más alejado de la realidad. Vaya por delante que no pretendemos con el presente artículo difundir una imagen suavizada de las políticas de la Federación Rusa, que nos parecen, en muchos casos, absolutamente deleznables. Pero ya es hora de colocar las cosas en su sitio, y de contrarrestar tanta información basada en mentiras interesadas, y en falaces lecturas sobre los actores implicados: lo cierto es que Rusia lleva sufriendo las provocaciones de la OTAN desde hace décadas, comportándose de forma elegante y diplomática, ante los flagrantes ataques a su soberanía, y a los acuerdos firmados al respecto. Y así, desde que se desgajara la antigua URSS, la CIA y el Departamento de Estado norteamericano llevan intentando extender las fronteras de la OTAN más allá de los límites que se acordaron respetar en su momento, de tal forma que no les ha bastado incorporar a dicha organización desde 1999 a países de la antigua órbita soviética como Albania, Bulgaria, Chequia, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Montenegro o Rumanía, sino que en los últimos años está interviniendo en aquellos que tienen frontera directa con Rusia, tales como Bielorrusia, Ucrania y Kazajistán.
Por supuesto, para “validar” todas estas acciones en el imaginario colectivo occidental (léase los países europeos), los medios de comunicación dominantes, siempre al servicio de los intereses estadounidenses, llevan practicando una política de difusión de una imagen de la Federación Rusa como un país corrupto y como una dictadura, que ataca (encarcela, envenena, exilia…) a sus “opositores” (en realidad, disidentes), para que sus dirigentes permanezcan en el poder. De esta forma, casi diariamente, los noticieros, prensa e informativos occidentales, mientras obvian, ignoran o minimizan todas las terribles operaciones de Washington sobre terceros países (a los que invaden, chantajean, bombardean, sancionan, bloquean, insultan…), nos presentan una imagen de Rusia terrible, agresiva y tenebrosa, macabra y cruel, que no se corresponde para nada con la realidad de dicho país. Lo cierto es que Rusia (que como decimos, tendrá sus defectos) no practica ninguna injerencia sobre terceros países, siendo absolutamente respetuosa, pero lo que pide, evidentemente, es que los demás también sean respetuosos con ella. Rusia, por tanto, no está “preparando una invasión de Ucrania”, como presentan de forma falaz e interesada los medios occidentales, sino defendiéndose de las agresiones estadounidenses.
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Porque lo cierto es que las operaciones sobre Ucrania llevadas a cabo desde 2014 han sido organizadas por la CIA y el Departamento de Estado, para infiltrar dirigentes “opositores” que hagan caer los gobiernos prorrusos, para implantar gobiernos prooccidentales, afines a su integración en la OTAN. Rusia, por tanto, se ha limitado a defender su, cada vez más, limitado territorio, afín a las antiguas naciones de la órbita soviética. Remontémonos, para comprenderlo mejor, a los tiempos de la Guerra Fría, cuando ambos bloques militares (la OTAN y el Pacto de Varsovia) se respetaban, y cada uno pertenecía a órbitas geopolíticas distintas. Pero después de la caída del Muro de Berlín, el bando occidental prometió a Mijail Gorgachov que si la antigua URSS permitía la reunificación de Alemania, la OTAN no se expandiría ni un centímetro hacia la Europa del Este (Carta sobre la Seguridad Europea, Estambul, 1999). Es evidente que la OTAN ha incumplido su palabra en numerosas ocasiones, pero este terrible hecho, contrario a la paz mundial (pues lo que la OTAN debería haber hecho en su momento es disolverse, tal como hizo el Pacto de Varsovia, pues ya no tenía sentido su existencia), no se cuenta en los medios de comunicación occidentales, no solo ocultando la realidad, sino además predisponiendo a la población a favor de la OTAN y en contra de Rusia.
¿Quién tiene, por tanto, vocación imperialista? ¿Quién no respeta al contrario? ¿Quién pone en peligro la paz? ¿Es Rusia quizá quien hostiga, por ejemplo, a México para instalar allí sus bases militares, justo en la frontera estadounidense? ¿Qué hubiese ocurrido si Rusia hubiera practicado esta política? En el caso concreto de Ucrania, y para obtener la separación de la URSS, aceptó la prohibición de adherirse a ninguna otra alianza militar, pero lo cierto es que desde 2008, la OTAN lleva intentando adherir a dicha nación a sus filas, y de aquellos polvos, estos lodos. Las reuniones al más alto nivel llevadas a cabo en Bruselas la pasada semana solo sirvieron para que cada parte implicada continuara reivindicando sus posiciones, pero como decimos, los medios de comunicación dominantes continúan difundiendo, a diario, que el país que “provoca” y “amenaza” es Rusia, cuando es completamente falso.
Digamos, por tanto, alto y claro, que quien provoca y amenaza, quien no respeta los acuerdos, y quien pretende extender su área de influencia más allá de lo que le corresponde es la OTAN, apoyada de forma vergonzosa por esta decadente Unión Europea, en la cual además nuestro país juega un papel de vergonzoso bufón al servicio de dichos espurios y bélicos intereses. De hecho, estos días, nuestro Ministro de Asuntos Exteriores (José Manuel Albares) se ha reunido con el Secretario de Estado estadounidense, Blinken, mostrándole su más fervoroso apoyo, y declarando que “vamos a trabajar juntos para disuadir” a Rusia si fuese necesario. En sentido general, los ministros europeos se han convertido en meros voceros y portavoces de los intereses de Washington, por mucho que intenten ofrecer una imagen de independencia. Por tanto y en resumen, que la población europea lo tenga bien claro: si los tambores de guerra en Ucrania acaban al final materializándose, la responsabilidad no será de Rusia, sino de los Estados Unidos, de la OTAN y de sus perversos aliados europeos, es decir, nuestra.
Rafael Silva