Los últimos de UPyDÁngel Villarino + Pablo López Learte
El Confidencial
A UPyD ya solo le queda una eurodiputada y 124 concejales, la mayoría en pueblos medianos y pequeños. No son caras conocidas, y la mayoría no tienen ni salario, pero están convencidos de que volverán pronto al Congreso de los Diputados
Juani Hernández es concejal en Velilla de San Antonio (Madrid) y piensa a menudo en un partido de corte liberal que se llama D66. “Yo me acuerdo mucho de lo que les pasó a ellos y me animo”, dice. D66 fue el gran fenómeno político holandés de los años 60. Creció meteóricamente con un discurso de renovación avalado por algunos grandes intelectuales del país. Tras la fase de ascenso llegó un primer bache que, a su vez, desató una lucha intestina que les hizo pasar de 6.000 a 300 afiliados entre 1972 y 1974. Los que se quedaron decidieron convocar un congreso para votar la disolución. La mayoría dijeron que sí, que lo mejor era tirar la toalla y dedicarse a otra cosa. Pero no desaparecieron porque no alcanzaron el cuórum necesario. Meses después de haberse convertido en un chiste (el partido que ni siquiera puede disolverse) empezó la remontada. En 1982 estaban recuperados y entraban en el gobierno como cuarta fuerza política del país.
La historia de D66 se ha hecho muy popular entre los restos del naufragio de UPyD, entre un grupo de concejales y alcaldes de pequeñas localidades (la más representativa es Novelda, de 26.000 habitantes) que se resisten a la desintegración. Hoy, el único cargo electo que queda fiel a las siglas fuera de la política local es la eurodiputada Maite Pagazaurtundua. Ella misma, muy ligada a Rosa Díez y Fernando Savater, no tiene claro que vaya a volver a presentarse a unas elecciones. “Nuestra situación es complicada. Seguimos teniendo un modelo y unas ideas pero la visibilidad de un líder como Rosa Díez ya no la tenemos. Por usar un símil de pelota vasca, es una dejada muy difícil de levantar”, asume.
Miguel Ángel Arranz, concejal y portavoz de UPyD en Alcobendas
Miguel Ángel Arranz, concejal y portavoz de UPyD en Alcobendas.
La mayoría de los 124 concejales que el partido mantiene por toda España (77 de ellos en Castilla y León) sí se siente con fuerzas para una remontada que casi nadie espera ya. “Después de lo que ha llovido, el que está en UPyD es porque se lo cree. Lo fácil hubiese sido cambiar de partido o dedicarse a otra cosa”, asegura Elena Gómez, 38 años, concejal de Mejorada del Campo. “No sigo aquí por interés personal, sino porque creo en esto”, dice, antes de explicar que está haciendo un enorme sacrificio económico. No percibe retribución por el cargo y, al ser funcionaria del Ayuntamiento, se encuentra en excedencia forzosa. “Mi único ingreso ahora son los 400 euros mensuales por asistir a los plenos. Es un esfuerzo gordo para mi familia, pero me apoyan y me comprenden. Fuera de casa, en el propio Ayuntamiento, hay gente que piensa que estoy loca”.
Los concejales de esta aldea de Asterix que es hoy el partido dicen que son frecuentes las ofertas para cambiar de partido. “A casi todos nos han tentado.Te llegan llamadas, insinuaciones y ofertas directas, incluso a 15 días de las elecciones. No sólo de C’s, sino también de Podemos, del PSOE y del PP. La tentación existe, pero si te cambias estás dejando de lado a un montón de gente. Y los equipos locales siguen trabajando con la misma ilusión que el primer día a cambio de nada”, comenta Javier Cerrajero, el único concejal que UPyD ha conseguido mantener en Ávila, ciudad donde llegó a sumar cuatro tras las elecciones de 2011.
Juani Hernández, concejal de UPyD en Velilla de San Antonio
Juani Hernández, concejal de UPyD en Velilla de San Antonio.
“A nivel local las cosas se ven de otra manera. Nos vemos con fuerza y apoyos. Los propios vecinos nos paran por la calle para decirnos que no abandonemos. Tenemos fama de ser muy trabajadores, muy serios. Los funcionarios del ayuntamiento nos tienen simpatía porque ellos son los que ven el día a día y saben que trabajamos, que proponemos, que preguntamos y que denunciamos los chanchullos. En los sitios pequeños todo es mucho más directo y se vive de manera más personal. Con los periodistas, por ejemplo, no tenemos ninguna queja, nos hacen tanto caso como a los demás”, dice Tomás Aparicio, concejal de Las Rozas.
El partido pasó de 6.165 afiliados en septiembre de 2013 a 1.339 en diciembre de 2016. Lo que ocurrió por el camino, para muchos de estos concejales, sigue siendo un misterio ante el que sólo cabe aventurar hipótesis; un huracán que se llevó de la noche a la mañana lo que habían tardado años en construir. Suelen coincidir en un diagnóstico impreciso que hace referencia a “problemas en la manera de comunicar”. En tiempos de posverdad y populismos, razonan, no hay espacio para una manera de hacer política que intenta ir al fondo de los problemas. “Sabemos que tenemos que aprender de estas cosas, pero a veces es un poco frustrante. Intentamos reaccionar a los problemas graves que tiene España y los medios no se hacen eco. Luego damos nuestra opinión sobre Eurovisión y resulta que eso sí hace interesa y hablan de nosotros”, lamenta Cristiano Brown, el nuevo portavoz nacional del partido, elegido en el último congreso, a finales de enero.
Cristiano Brown, portavoz nacional de UPyD y concejal en Las Rozas
Cristiano Brown, portavoz nacional de UPyD y concejal en Las Rozas.
El hundimiento
Algunos de los antiguos protagonistas de UPy D parecen estar saliendo aún de la fase de aceptación. La eurodiputada Pagazaurtundua recuerda haber asistido “atónita” al hundimiento y habla de ello como si fuese una catástrofe natural ante la que no había demasiado que hacer. De hecho, mientras el resto huía del incendio, ella corría en dirección a las llamas, en una actitud que algunos de sus ex-colaboradores consideran “suicida”, las mismas palabras que utilizan para describir los últimos días de Rosa Díez al frente.
Hasta 2015, año en el que se afilió como gesto de solidaridad, siempre había participado como independiente. “Aquello fue terrible. De pronto, llegó ese mensaje de que, o estáis con C’s, o tenéis que desaparecer. Nunca fuimos una muleta, sino un azote. Pero tampoco desde planteamientos antisistema. Así que de pronto nos quedamos en medio y se ensañaron con nosotros. Recuerdo una rueda de prensa en Madrid con 30 periodistas jóvenes que vinieron a como una jauría, creo que sin ser conscientes de lo que nos estaban haciendo (...) No me extraña que la gente quebrase. Aquellos días daba miedo apoyar a Rosa Díez”. La eurodiputada también conoce la historia de D66, pero destaca un detalle que el resto no saca a relucir: la remontada del partido holandés empezó con el regreso de su fundador, de Hans Van Mierlo.
Elena Gómez, concejal de UPyD en Mejorada del Campo
Elena Gómez, concejal de UPyD en Mejorada del Campo.
Pagaza disfruta del sueldo y los recursos de una institución como el Parlamento Europeo para hacer su labor. Pero es una situación en la que ya no se encuentra nadie más en todo el partido. La ‘resistencia’ de UPyD en capitales de provincia y pueblos no dispone de mucho más que su propia dedicación. Ni siquiera Brown, la nueva cara visible, puede dedicarse a jornada completa a UPyD porque su cargo como concejal de Las Rozas (92.000 habitantes) no está remunerado. Es ingeniero de telecomunicaciones y sigue ganándose el pan como jefe de proyecto para multinacionales de telefonía. Algo que, dice, le permite cierta flexibilidad de cara a la actividad política. “No estoy liberado y por lo tanto no tengo salario. Una ciudad del tamaño de Las Rozas sólo puede tener 15 concejales con dedicación exclusiva y como yo puedo seguir trabajando por fuera, no entré en esa cuota. Además valoro mi carrera profesional. He visto a políticos que se quedan en la calle a los 45 o los 50 años y no siempre es fácil volver a trabajar”, dice.
Luis Polanco, portavoz y concejal de UPyD en Mejorada del Campo
Luis Polanco, portavoz y concejal de UPyD en Mejorada del Campo.
El perfil de Whatsapp de Luis Polanco, concejal de Mejorada, son dos chapas en las que puede leerse “Yo denuncié a Bankia” y “Yo denuncié a Pujol”. Se trata de reivindicar todas aquellas causas que siguen marcando la agenda política de España pero en las que ha desaparecido cualquier mención a UPyD. Su compañero Miguel Ángel Arranz, de Alcobendas, enfatiza que no se trata solo de la corrupción. “Hemos sido pioneros en muchas otras cosas que ahora pasan por normales o incluso por inventos de la nueva política. Por ejemplo, lo de hablar con los vecinos todo el año, aunque no hubiese elecciones a la vista, o lo de publicar las nóminas de los candidatos, o o de poner los plenos por streaming en Internet... o el propio concepto de transversalidad”, dice.
Javier Cerrajero, portavoz y concejal de UPyD en Ávila
Javier Cerrajero, portavoz y concejal de UPyD en Ávila.
Brown todavía está tomando las medidas al cargo pero su apuesta pasa por cambiar la manera de comunicar para volver a hacer llegar el mismo mensaje. “Los concejales tenemos que guiar el camino para que esto vuelva a crecer otra vez. Tenemos que construir desde abajo, de las bases y lo local, para volver a tener aspiraciones nacionales. Hay oportunidades porque la gente está viendo lo que era la nueva política, están viendo que Ciudadanos es una muleta, un sucedáneo”, aventura. El optimismo de los últimos de UPyD les lleva a apostar por un regreso al Congreso de los Diputados en 2019. El mismo año en el que, si las cosas salen al revés de como esperan, desaparecerán de la vida política española. Hasta entonces, dice Juani, conviene seguir trabajando y creer en el “efecto D66”.