De casa a la calle en 10 díasTiene los ojos hinchados y hundidos y su mirada desprende mucha tristeza y preocupación. "Me duelen de tanto llorar. Nunca había estado en una situación tan extrema". Vanesa Mateu no encuentra trabajo desde agosto. Su marido, Óscar Rivera, también está desempleado desde hace cinco meses. Dentro de 10 días les echarán de su casa en Catarroja porque no pueden pagar el alquiler. Allí viven con sus dos hijas: Andrea, de ocho a?os, e Idoia, de tres.
"Debemos desde agosto los 400 euros al mes. El due?o del piso nos ha dicho que tenemos que irnos antes del 1 de febrero. Si no irá por las malas y pedirá la orden de desahucio. Pero no tenemos dónde ir", reconoce Vanesa, de 29 a?os, con la voz entrecortada.
Sobreviven con los 400 euros mensuales que le pagan a Óscar de subsidio por tener hijos a su cargo. "Si pagáramos el alquiler no tendríamos para nada más. Esa cantidad nos da para pagar el agua, la luz, el gas y comida", explica la joven.
Pero ni así llegan a final de mes. Han tenido que vender su coche, la televisión, "y hasta una bicicleta preciosa de la ni?a", reconoce apenado Óscar.
En la nevera sólo hay seis tetrabricks de leche, mantequilla, un melón y un bote de tomate. Los cajones del congelador contienen varias barras de pan. "Tenemos mucha hambre. Óscar y yo prácticamente no comemos nada. Tomamos agua con azúcar. Y cuando noto mucha sensación de hambre me tomo un caramelo de los que recogimos en la cabalgata de Reyes para matar la sensación de vacío. Las ni?as van al comedor del colegio, así nos aseguramos que se alimentan bien", relata Vanesa mientras acaricia a su gato.
Están desesperados. Sólo piden un trabajo para pagar la deuda del alquiler y no tener que abandonar su hogar. Ya no saben qué hacer. Óscar ha trabajado en la hostelería, de peón y de tapicero. El último empleo de Vanesa fue de dependienta en una tienda china. "No teníamos contrato así que ni siquiera tenemos derecho a paro. Casi he repartido 200 currículums en todas partes pero no aún me han cogido en ningún sitio", explica Óscar, de 28 a?os.
Incluso han acudido andando -ya no tienen coche- a algunas entrevistas en Sollana y Valencia. "También nos fuimos a pie a Torrent porque nos dijeron que en el banco de alimentos daban comida y cuando llegamos allí nos informaron de que ya no lo hacían", recuerda Vanesa.
Pero lo que más le atormenta al matrimonio es el sufrimiento de sus hijas. "La mayor se entera de todo. En lugar de irse a jugar prefiere quedarse conmigo. En Navidad nos escribió una carta diciéndonos que no le pedía regalos a Papa Noel sino comida y que cuando sea mayor será médico de ambulancia y nos comprará una casa con el dinero que gane. No han podido ni tener regalos de Reyes", cuenta Vanesa.
Nunca habían llevado una vida desahogada pero con la crisis la situación se ha agudizado. "Antes podíamos ir al cine, a la bolera y a merendar una hamburguesa. Ahora siempre respondo que otro día. Pero las ni?as no son nada caprichosas. Cuando pasan por delante de un quiosco no piden nada. Son muy conformistas", asegura Óscar.
El tiempo para pagar o dejar la casa se agota y la angustia aumenta con el paso de los días. "Es que no sabemos dónde ir. No tendremos más remedio que esperar a que venga un policía con la orden de desahucio para sacarnos porque nosotros no podemos marcharnos de aquí. Si llega ese momento, nos iremos bajo del barranco y nos montaremos una choza o lo que podamos", lamenta Vanesa.
La angustia es tal que Óscar se ha planteado hasta la posibilidad de donar un ri?ón. "He mirado por internet y un se?or me pagaría hasta 45.000 euros. El médico me ha dicho que podría vivir con un sólo ri?ón aunque mi vida sería más limitada".
Vanesa también haría cualquier cosa con tal de que sus hijas tengan un techo bajo el que cobijarse. "Menos matar y robar estoy dispuesta a todo", asegura sin dudar.
http://www.lasprovincias.es/valencia/20090122/valenciana/casa-calle-dias-20090122.html