La Policía alerta de las carreras en internet para perder kilos entre jóvenes anoréxicas
PABLO MU?OZ. MADRID.
Los trastornos alimentarios estudiados desde un punto de vista estrictamente policial. Este ha sido el novedoso trabajo realizado por el Grupo de Redes Abiertas de la Brigada de Investigación Tecnológica de la Comisaría General de Policía Judicial y que ahora debe ser analizado por la Fiscalía General del Estado para determinar si se puede proceder contra las páginas web que alientan, arropan e instruyen a miles de jóvenes espa?olas enfermas de anorexia o bulimia. El debate jurídico, alentado por la propia Fiscalía General que fue la que encargó el informe, es sin duda intenso, porque es difícil incardinar estas conductas en un tipo delictivo. Sin embargo, los datos recogidos en el informe dejan muy claro que hay que desactivar esta bomba de relojería que amenaza la salud de muchísimas personas, incluidas ni?as de hasta doce a?os.
El documento policial se ha realizado a partir del estudio de más de 150 páginas web, foros y comunidades, si bien se advierte que puede haber unas 400 sólo en castellano -el 95 por ciento de sus autoras son suramericanas-. La primera conclusión es que todas ellas tienen un elevado número de visitas, entre 1.500 y 8.000, en función del tiempo que estén activas. En cuanto a quiénes se interesan por estas páginas, se trata de mujeres de entre 12 y 28 a?os, aunque el grupo mayoritario es el del tramo de edad que va de los 14 a los 25.
El 60 por ciento de las usuarias está en una fase de inicio de la enfermedad y las páginas son especialmente peligrosas para ellas porque a través de estos sitios comienzan a descubrir dietas ?rápidas?, laxantes, medicamentos, así como trucos (tips, en su argot) para enga?arse tanto a sí mismas como a sus padres o familiares. Además, todavía no han comenzado a llamar la atención de su entorno y no están sometidas a un control familiar, médico o psicológico.
Otro 23 por ciento de las visitantes de las páginas pro-ANA y por-MIA se encuentran ya en una fase de desarrollo de la enfermedad y el 17 por ciento restante admite encontrarse bajo tratamiento médico. ?Este grupo -afirma el documento- es el más preocupante: en primer lugar porque desarrollan mecanismos ?defensivos? y encontrando apoyo y refuerzo para ?vencer? a los tratamientos y terapias y, en segundo lugar, porque con frecuencia despiertan la admiración de sus compa?eras virtuales y por tanto llegan a actuar como líderes del grupo?.
Las páginas son un auténtico manual para lograr un enga?o masivo: a la propia mente, al estómago, a los padres, a los amigos, con consejos explícitos del tipo ?mastica la comida y haz como que vas a tomar agua y tira la comida en el vaso (debe ser un vaso oscuro y sin líquido y que nadie esté cerca para verlo)?; ?toma agua media hora antes de comer, y toma un trago entre cada bocado, toma suficiente pero no demasiada (...) ésto ayudará a que la comida salga más fácilmente?; ?mete dos o tres dedos (el cepillo de dientes también sirve) tan adentro como puedas en tu garganta, muévelos haciendo un círculo (...) no los saques cuando comiences a sentir asco de otra manera sólo serán intentos y cada vez es más difícil volver a intentarlo?; ?no menciones la palabra anorexia?...
Pero sin duda uno de los elementos más sorprendentes que ha encontrado la BIT es la convocatoria en la red de competiciones entre personas que sufren un trastorno alimentario para ver quién es capaz de adelgazar más en menos tiempo. Son las llamadas ?carreras de kilos? que se convocan en las web, a través del messenger y los foros ?aportando en ellos sus direcciones de correo electrónico, con cuyos mensajes intercambian información y experiencias?. El informe recoge el caso de una chica que se plantea perder el máximo peso posible en el menor tiempo e invita a las demás a participar y a aportar ideas de cómo organizar la competición.
?Yo me apunto a esta carrera -dice unas de las comunicantes-; el consejo que puedo dar es que pongas una lista de puntos por nuestras acciones, por ejemplo si hago ejercicios obtengo cinco puntos y así se van sumando, obviamente la que tenga más puntos y pierda más peso va a ir a la delantera (...) espero que la carrera se realice lo antes posible, creo que nos urge a casi todas?. La organizadora revela que hay 45 ?princesas (chicas anoréxicas, en su jerga) inscritas y confirmadas. Las he separado en categoría de edades, a ver si así hacen su esfuerzo y ven cómo algunas peque?as hacen mejores cosas que las más grandotas (...) ?Doy por empezada la carrera!?. Y se adjunta la tabla de puntuación: por ejemplo 10 puntos por ayunar, otros tantos por una hora de ejercicio y así sucesivamente. Las competidoras tienen entre 15 y 18 a?os.
En estas páginas se encuentran también muchas referencias al suicidio, que ?se trata de forma abierta? y son una muestra perfecta de la ?depresión y soledad que padecen? las chicas. Igualmente, la presencia de otros trastornos de la personalidad es muy elevada, ?tales como síntomas depresivos, ansiedad y dependencia del alcohol y las drogas?. ?La tendencia a las adicciones se origina debido a la urgencia incontrolable por comer y hacer cualquier cosa con el fin de evitar ingerir comida?.
?Pero de todos los contenidos de las páginas pro-ANA y pro-MIA -dice el informe policial- los que resultan más preocupantes e incomprensibles son los relativos a las técnicas PRO-SI (Pro Self Injury). Estas técnicas tienen como objetivo principal el auto castigo ante lo que ellas denominan falta de autocontrol, por ingerir comida y no ser capaces de controlar su propia voluntad ante los duros periodos de ayuno que se auto imponen. Además, según su creencia el dolor producido por las heridas (cortes en el cuerpo, quemaduras con cigarrillos,...) les ayuda a quemar calorías y a no sentir el dolor producido por la sensación de hambre?.
Los testimonios son escalofriantes: ?Me he castigado, una y otra vez, me quemé con un cigarrillo... Me corté la pierna, los brazos y hasta el pie... Me veo diariamente y sólo me siento un muerto viviente... Me doy pena a mí misma?; ?soy una bruta, soy una bruta, soy una bruta. No saben cuánto me arrepiento de lo que me hice anoche. Un corte bestial, brutal, exagerado. Sólo de recordarlo me dan escalofríos?.
Además de la mención a estas técnicas, en las páginas pro-ANA y pro-MIA existen páginas web y foros especializados en este tema: ?Toda persona que se considere self-injure puede entrar -dice uno de ellos-. Es decir, que si tu reacción ante los problemas pasa por hacerte cortes en el cuerpo, golpearte la cabeza contra la pared, quemarte, darte latigazos o causarte dolor de cualquier manera, eres bienvenido?. Introducirse en los foros o en las comunidades es cada vez más difícil y sólo quedan disponibles para un círculo muy cerrado de usuarias, ya que se desconfía de todo aquel que no es conocido. Aunque en Espa?a hay varios foros que han sido eliminados hay otros que permanecen activos.
Pertenencia al grupo
Estas páginas web también son un ?consultorio de medicina? con recetas que ponen en peligro la vida de las personas. Además, se incita al consumo de medicamentos de forma incontrolada e incluso sólo dos de ellos están autorizados por Sanidad para la pérdida de peso y en caso de obesidad, aunque con receta.
El estudio de estas páginas revela que las chicas que las visitan buscan tener un sentimiento de pertenencia al grupo y superar así su sensación de aislamiento. Además funcionan como una ?fuente de motivación? en los momentos de debilidad de las chicas y eliminan la sensación de que se trata de enfermas, sino muy al contrario las hace sentirse personas que están a la vanguardia de una doctrina que sólo pueden seguir los elegidos. Hay incluso elementos de identificación, como un lazo blanco virtual que aparece en las páginas web que confeccionan o incluso pulseras, de color rojo con piedrecitas en el caso de las pro-ANA, e iguales pero de color morado en el de las pro-MIA. Así pueden reconocerse cuando van a lugares públicos.
El estudio de la BIT de la Policía, pues, revela la gravedad de la situación. Ahora, una vez conocida, es el momento de que se actúe en otras instancias. Comienza el debate jurídico.