No. Reducir la idea del suicidio a mensajes tan reduccionistas como que es un acto de cobardía o de locura o de pobreza intelectual, es hacer un ejercicio identico a lo que se supone pero en sentido contrario. De hecho, Para Camus, el hombre llama al mundo para darle sentido, pero su llamada choca contra un sentimiento irracional que tienta al suicidio ya juzgar si la vida vale la pena ser vivida o no, es responder la principal pregunta de la filosofía... Si uno no se mata, debe permanecer silencioso frente a la vida. Está claro. La irracionalidad de pretender continuar aposentado sobre un lugar inhospito y radicalmente agresivo, se corresponde con una forma de inteligencia que podríamos denominar, pueril.
Me permito introducir un texto de Émile Michel Cioran que trata de explicar que en realidad el acto de vivir es un acto de cobardía, que permite el desonor de vivir bajo el yugo del dolor. Dice Cioran que:
?una de las mayores ilusiones es olvidar que la vida se halla cautiva de la muerte... Siendo la muerte inmanente a la vida, ?por qué la conciencia de la muerte hace imposible el hecho de vivir? La existencia del hombre normal no es turbada por ella... porque para esa clase de seres humanos normales sólo existe la agonía última, y no la agonía duradera, inseparable de las primicias de lo vital. Profundamente, cada paso en la vida es un paso en la muerte, y el recuerdo una evocación de la nada. Desprovisto de sentido metafísico, el hombre ordinario no es consciente de la entrada progresiva en la muerte... Cuando la conciencia se ha desapegado de la vida, la revelación de la muerte es tan intensa que destruye toda ingenuidad, todo arrebato de alegría y toda voluptuosidad natural. Hay una perversión, una degradación inigualada en la conciencia de la muerte. La cándida poesía de la vida y sus encantos parecen entonces vacíos de todo contenido, al igual que las tesis finalistas y las ilusiones teológicas. Quienes pretenden que el miedo a la muerte no tiene ninguna justificación profunda en la medida en que la muerte no puede coexistir con el yo (dado que éste desaparece al mismo tiempo que el individuo) olvidan el extra?o fenómeno que es la agonía progresiva...
Toda tentativa de considerar los problemas existenciales desde el punto de vista lógico está condenada al fracaso. Los filósofos son demasiado orgullosos para confesar su miedo a la muerte... Estar persuadido de no poder escapar a un destino amargo, hallarse sometido a la fatalidad, tener la certeza de que el tiempo se ensa?ará siempre en actualizar el trágico proceso de la destrucción, son expresiones de lo Implacable. ?No constituiría la nada en ese caso la salvación? Pero ?qué salvación puede haber en el vacío? Siendo casi imposible en la existencia ?cómo podría realizarse la salvación fuera de ella? Y puesto que no hay salvación ni en la existencia ni en la nada, ?que revienten entonces este mundo y sus leyes eternas!?
Salud y suerte.