... Eso sí, a mí nadie me puede acusar de no ser sincera, aunque claro, me ha dado problemas en muchas ocasiones...
! Ay, la sinceridad... ? Cuidado con ella, que a todos nos gusta presumir de puros y rectos (demonios, qué mal suena esto... digamos presumir de personas puras y rectas).
Esto que escribo no es de ningún modo un ataque personal a nadie, debéis creerme. Sólo que yo también presumí en el pasado de eso, de decir lo que pensaba caiga quien caiga.
Hasta que leí "El Rey Lear", de Shakespeare. Me vi retratado, se me pusieron los pelos de punta, y no volví a hacerlo. Pero claro, es inevitable que cada vez que lo oiga, me venga a la mente el parlamento del Duque de Cornualles.
He aquí el pasaje (tranquilos, que es cortito):
KENT
Se?or, mi oficio es ser claro:
he visto mejores caras en mi vida
que la que lleva encima de sus hombros
cualquiera de los que tengo delante.
CORNWALL
Éste es uno de ésos que, elogiado por sincero,
adopta una insolente tosquedad
y se impone una conducta opuesta a su carácter.
El no sabe adular, no; él es claro y franco
y siempre dice verdades: si las toman, bien;
si no, es que es sincero. Conozco a estos granujas:
en su franqueza ocultan más astucia
y corrupción que veinte lacayos que no cesan
de inclinarse y se extreman por cumplir.
Un saludo.